El acoso laboral en una agencia de la ONU en Colombia
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CAMBIO recogió 12 testimonios de personas que trabajan actualmente en el PNUD y otras que renunciaron por lo que ellos consideran acoso laboral, microagresiones, persecución y actos misóginos por parte de Alejandro Pacheco, representante residente adjunto PNUD Colombia.
Por: Juliana Ramírez
"Yo me fui por Alejandro porque el trato de él era irrespetuoso, descalificaba sin razón mi trabajo y eso empezó a afectar mi salud mental. Yo voy a terapia desde hace muchos años, pero incrementé mis citas porque todo en mi vida empezó a girar en torno a eso. No podía controlar mi ansiedad y me daba pánico cada vez que sonaba el celular y era él o tenía reuniones con él". Este relato es similar al que viven día a día varios empleados del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia.
CAMBIO habló con doce mujeres y hombres que trabajan actualmente en el PNUD en distintas unidades y con otros que renunciaron por lo que ellos consideran acoso laboral, microagresiones, persecución y actos misóginos por parte de Alejandro Pacheco, representante residente adjunto PNUD. La presión es tal que varias de las personas aseguran que el trato de Pacheco hacia ellos desembocó en episodios de depresión, ansiedad, ataques de pánico y trastornos alimenticios.
Para profundizar
Cuando se escucha hablar de la Organización de Naciones Unidas lo primero que se viene a la cabeza es que es una multilateral impoluta que lucha por los derechos de las personas, para reducir la pobreza y las inequidades. La ONU hace presencia en 193 países, tiene en sus filas cerca de 37.000 empleados y constantemente participa en campañas y proyectos en favor de los más necesitados. Es común que cualquier profesional sueñe con trabajar algún día en ese lugar y si lo logra es normal que dure varios años.
Por ello, no se entiende cómo en las instalaciones de una de sus agencias en Colombia, su personal pueda vivir con constante miedo y zozobra por cuenta del comportamiento sistemático de Alejandro Pacheco, un español que llegó al país hace un poco más de tres años y hoy es el segundo de Sara Ferrer Olivella, cabeza del PNUD en Colombia. Este es el primer cargo directivo en una oficina país que ocupa Pacheco en el PNUD después de estar en la organización cerca de 17 años.
Según los testigos, los hechos han venido sucediendo desde 2019 hasta la fecha sin que Pacheco tenga alguna consecuencia más allá de alargar su estancia en el país como residente adjunto.
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“Cuando la cogía con alguien, es decir, que un compañero caía en desgracia con él, los demás respirábamos porque sabíamos que nos iba a soltar un poco”, relata una empleada del PNUD, a quien se le protege la identidad al igual que a las otras diez víctimas consultadas porque argumentaron miedo ante retaliaciones. CAMBIO también omite descripciones particulares de hechos que permita identificar a sus fuentes.
Lo primero que se preguntará cualquier lector es ¿por qué estos testimonios no se tramitaron por los canales institucionales del PNUD para que se tomaran medidas? Y la respuesta la da una de las afectadas: “En la jerarquía que tiene el PNUD uno sabe que si eleva una queja en las instancias institucionales, el perjudicado es uno y ejemplos además de Alejandro hay otros, como el de la gerente de operaciones que ha tenido comportamientos inapropiados, eso lo sabe la oficina de Ombudsman y efectivamente se han tomado medidas para proteger a las víctimas, pero esas medidas son sacar a las personas afectadas de su área, mientras ella sigue siendo la mujer más poderosa después de los dos representantes. Uno aprende que esto es estructural”.
Una de las conductas de Pacheco que más repiten los empleados del PNUD consultados es que descalifica constantemente sus trabajos. Todos expresaron que viven en un ambiente de miedo en la oficina. “Es imposible tener una idea distinta a la de él porque no tiene ningún problema en ridiculizar tu trabajo y burlarse de cualquier cosa que digas en una reunión llena de gente y uno termina creyendo, que, pese a todo el recorrido y experiencia, uno es un bruto que no sabe hacer nada. Te minimiza y te lleva a la peor degradación como persona”.
Una víctima, que duró un poco más de cinco años trabajando en el PNUD, dice que solo estuvo pocos meses con Pacheco, pero eso fue suficiente para renunciar. “Varios hablamos directamente con la superior jerárquica, que en ese momento era Jessica Faieta, pero él era un protegido de ella y decía que no había nada que hacer porque era un excelente trabajador”. La misma persona precisa que de manera directa manifestó que Pacheco era una persona que ejercía un trato intimidante y misógino.
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“El hecho de que nosotros fuéramos colombianos y él hombre y español, representaba para él cierta superioridad. Nos descalificaba en frente de otros y cuestionaba nuestro trabajo sin fundamento”, relata.
Otro subordinado también da cuenta de la presunta xenofobia de Pacheco: "Me siento perseguido. Por ser colombiano me discrimina diciendo que no tengo ni la experiencia ni las capacidades porque yo no tengo un título en universidad extranjera. Se ha burlado de mi nombre incluso y eso ha conllevado también a que me haya relevado de mis funciones, pero adicionalmente como he trabajado en el sector público me ha tachado de politiquero sin ninguna evidencia de nada".
Según los testimonios, el acoso que ejerce Pacheco es contra hombres y mujeres, pero se ve una mayor inclinación hacia el género femenino, que contradice las campañas sobre la igualdad de género y en contra de todas las violencias contra las mujeres que constantemente promueve el PNUD y el mismo Pacheco.
Una trabajadora describe que en el acoso laboral del que ella se considera víctima, hay descalificaciones de su trabajo. “Adicionalmente existe un desplazamiento constante de funciones, me quita labores que normalmente me corresponden”.
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Un hombre también expresa que quitar funciones propias del cargo es un “modus operandi” que utiliza Pacheco para acosar: “Invalida siempre mi trabajo y en una decisión unilateral, funciones que siempre me han correspondido se las ha dado a otras personas".
En este caso, el funcionario comenta que ha ido hasta las instancias pertinentes como Talentos Humanos y la Unidad de Consejería del Estrés para contar lo que está pasando, pero solo le recomendaron ir al psicólogo. Otro de los subalternos de Pacheco precisa que no ha recibido el trato que él le da a otros, pero sí lo ha presenciado porque tiene contacto constante con la plana mayor del PNUD en Colombia. “Pordebajea a la gente y si no están de acuerdo con él los acaba. Alejandro ejerce el poder con miedo. He visto a gente llorar en la oficina por sus comportamientos. Sé de compañeras y compañeros que hablaron con Sara y con Juliana, de Recursos humanos, y ellas no hicieron absolutamente nada”, asegura.
Otra de las trabajadoras que renunció a la organización multilateral lo hizo, según varios de sus excompañeros, porque el acoso laboral de Pacheco era tal que retomó los trastornos alimenticios que había tenido alguna vez en su adolescencia. “Abusa todo el tiempo de su poder. Me ha dicho que yo no tengo claro cuál es mi delegación y que estoy en el bando equivocado. Me ha copiado correos donde se refiere a las personas de manera grotesca. Yo llevo más de diez años en el PNUD y nunca había presenciado algo así, y si llevo ese tiempo en el sistema es porque sé hacer mi trabajo, pero él me puede hacer reprocesar una tarea diez veces. Siento miedo todo el tiempo. Yo estoy con psiquiatra”, afirma.
Por otra parte, una víctima relata que renunció sin tener trabajo porque andaba con depresión permanente.
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“A mí nunca me subió la voz, pero con su voz tranquila me decía que mi trabajo era una mierda. Antes de entrar a reuniones mi jefe directo me hacía coaching de cómo reaccionar cuando Alejandro me dijera esto o hiciera lo otro. Yo salía de la oficina al gimnasio y hacía ejercicio llorando”.
Una persona más, que ha trabajado muchos años por fuera de Colombia, considera que el trato de los españoles es pesado para la cultura colombiana, pero dice que “al principio él no era así, fue algo paulatino y yo solo pensaba que era su estilo español. Conmigo él no ha sido pasado porque cuando ha tratado de invalidarme, yo le respondo, no me quedo callada y siempre le argumento. Cuando la gente me cuenta que tiene miedo al reunirse con él a mí no me parece tan terrible porque he estado en ambientes más hostiles, pero su forma de trabajar sí es amedrentando”.
Otra exfuncionaria que consultó CAMBIO aseguró no haber sido víctima de Alejandro y también dijo que avisaría a la representante residente del PNUD, que, según varias víctimas, está enterada del comportamiento de Pacheco desde hace mucho rato y no ha tomado medidas. Al día siguiente contactaron a este medio desde el área de auditoria del PNUD, con sede en Nueva York. Le solicitaron información de las víctimas y situaciones detalladas que dieran cuenta de sus denuncias, a lo que CAMBIO no accedió. Lo anterior corrobora aún más el miedo que sienten las víctimas de denunciar y acudir a los canales institucionales para manejar este tipo de situaciones.
Alertados por este reportaje, el pasado jueves 18 de mayo en la sede del PNUD en Bogotá se convocó una reunión de personal, en donde estuvo presente la representante regional, Michelle Muschett; el líder de la oficina de conciliación de conflictos, denominada Ombudsman, y talento humano. En el espacio se recordaron los mecanismos institucionales de resolución de conflictos, que precisamente no han funcionado.
¿Qué dice el PNUD?
El PNUD le aseguró a CAMBIO que no tolera ninguna forma de acoso laboral, acoso sexual, discriminación ni abuso de autoridad.
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“Estos comportamientos son inaceptables y contrarios a los principios fundamentales por los que se rige la organización: integridad, responsabilidad, transparencia, profesionalismo, respeto mutuo y orientación a resultados”.
La organización agregó que todo su personal debe adherirse a las más altas normas de conducta profesional y ética en todo momento y que se tienen establecidos mecanismos internos, formales e informales, de conocimiento de todo el personal, para que sus trabajadores puedan presentar denuncias de manera libre y confidencial. La Oficina de Auditoría e Investigaciones (OAI) se encarga de hacer estas investigaciones. También invitó a las víctimas a hacer las denuncias pertinentes.
Según el PNUD, en el caso concreto de las graves acusaciones contra Alejandro Pacheco, “tan pronto se tuvo conocimiento de los alegados testimonios recibidos por la periodista, se informó a OAI, quien inició de inmediato una evaluación de dicha información de conformidad con los procedimientos de evaluación e investigación de la OAI”.
Sin embargo, el PNUD no respondió las preguntas relacionadas con el conocimiento de las conductas de Pacheco, que aseguran las víctimas, tenía desde hace varios meses Sara Ferrer, cabeza del PNUD en Colombia y la ausencia de medidas para parar el comportamiento de Pacheco. Tampoco se pronunciaron sobre la pregunta de si Alejandro Pacheco tenía casos abiertos por acoso laboral en la Oficina de Ética. Aunque se buscó, a través del PNUD, la versión de Pacheco sobre las graves acusaciones que hacen sus subalternos, no se obtuvo respuesta.