
Petro toma oxígeno en la calle, pero sufre una derrota en el Senado
Un aspecto de la manifestación de este martes en la Plaza de Bolívar de Bogotá.
Crédito: Presidencia - Ovidio González
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Mientras en la Plaza de Bolívar de Bogotá el presidente le decía a la multitud que la movilización en adelante “será permanente” para la consulta popular, en la Comisión Séptima, por votación, se hundía la reforma laboral.
Por: Armando Neira

Una de cal y otra de arena. En un mismo día, el presidente Gustavo Petro logró un éxito político al recibir el respaldo de miles de ciudadanos que colmaron la Plaza de Bolívar, en Bogotá, pero también sufrió una dura derrota en el Congreso, que hundió su propuesta de reforma laboral.
Al Congreso, uno de los órganos esenciales de nuestra democracia, no llegó el estruendo de las marchas, sino que se actuó con autonomía. Por ocho votos a seis, la Comisión Séptima archivó la reforma tras cinco horas de sesión, en las que el primer punto del orden del día era debatir la ponencia de archivo, que era la mayoritaria.
El Ejecutivo, entre tanto, actuó como en la novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Mientras el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, apelaba a la ética y les recordaba a los legisladores las enseñanzas del padre Camilo Torres Restrepo para que se guiaran por la Teología de la Liberación y no por la Teología de la Dominación, el ministro del Interior, Armando Benedetti, los trataba con desdén.

“A nosotros ya no nos importa si se hunde o no se hunde la reforma laboral -afirmó-, porque la prioridad es la consulta popular". De hecho, anticipó que “van 11 preguntas, pero pueden ser más”. Sus palabras fueron pronunciadas al mediodía, cuando ni siquiera los parlamentarios de la célula legislativa habían votado.
La emoción de la plaza que contagió al ministro
¿Qué llevó al ministro del Interior a actuar con semejante dosis de soberbia? Posiblemente, el respaldo de los miles de ciudadanos que escucharon el llamado del presidente y se volcaron a las calles.
Se trata de una demostración de poder indiscutible. No es fácil para ningún mandatario lograr apoyos masivos en su tercer año de gobierno, cuando hay un desgaste natural. Petro lo consiguió, confirmando que tiene una base incondicional.
A estas alturas, las cifras de la encuesta Invamer muestran que el presidente conserva una aprobación del 32 por ciento. Desde abril de 2023, este porcentaje ha oscilado entre el 35 por ciento y el 26 por ciento, lo que indica que mantiene un respaldo sólido, al que se suma una estructura política difícil de igualar entre otros líderes. Petro cuenta con sindicatos, organizaciones sociales, movimientos estudiantiles, comunidades barriales y colectivos de diversos sectores como se vio en esta jornada de marchas.
En términos claros, ¿qué candidato o movimiento en el país puede iniciar la batalla electoral con el respaldo de tres de cada diez colombianos?

Sin embargo, sus críticos tienen otra lectura. “Algún sociólogo debería explicarnos por qué un país entero se traga el cuento de que la marcha de hoy, compuesta por burócratas oficiales en asueto, cientos de indígenas trasladados desde el Cauca, maestros que desatienden a sus estudiantes y aprendices comprados, es una protesta popular”, cuestionó el exministro de Hacienda Rudolf Hommes.
De Jesús a Aureliano, pasando por el Joe Arroyo
Al margen de la discusión sobre el número de participantes, lo que es cierto es que el presidente se dirigió a una muchedumbre que lo ovacionó en un discurso poco articulado, en el que mencionó a Jesús en diez ocasiones, pasó por Simón Bolívar, Gabriel García Márquez, las mariposas amarillas, el último Aureliano, Platón, Joe Arroyo -con su canción No le pegue a la negra- y La vorágine de José Eustasio Rivera, para, por si fuera poco, arremeter contra los alcaldes, en especial el de Bogotá, Carlos Fernando Galán.
“Señor Alcalde Galán, traiga el agua a Bogotá y no humille al pueblo”, dijo Petro, quien gobernó la ciudad entre 2012 y 2015. “La Constitución establece que los servicios públicos debían funcionar en Bogotá. ¿Dónde está el agua, que es esencial para la vida? Si sus propios especuladores de la tierra, compañeros de campaña y aliados del gobierno local, acabaron con el agua en Bogotá, y el alcalde no se supone que deba oponerse, entonces no sabe hacia dónde va”.
Asimismo, cargó contra los empresarios. “Ya salieron los oligarcas, los dueños del dinero, los que matan y asesinan, a gritar en contra de la consulta popular porque le tienen miedo al pueblo de Colombia. Son cobardes: tiran la piedra y esconden la mano”, afirmó.
Las redes sociales, que hoy funcionan como un termómetro de la política, se dividieron en dos bandos: desde quienes creen que Petro fue un brillante orador, hasta quienes lo consideran un demagogo que lanza discursos deshilvanados e incendiarios, respaldado por seguidores que aplauden cualquier declaración suya.
“El discurso de hoy (martes) es, de lejos, el más profundamente antidemocrático que le haya escuchado a un presidente de este país”, escribió la analista Sandra Borda. “Incitando a sacar a los congresistas de sus curules y llamando al ‘pueblo’ (es decir, a sus bases) a rebelarse contra las instituciones democráticas, acusando de asesinos a sus opositores y de “alcalduchos” a los mandatarios locales. Este gobierno se perdió entre tanta palabrería”, concluyó.
La plata ahora no es el problema
Lo concreto es que el presidente anunció el inicio de la consulta popular, un mecanismo que le permite gastar plata pública abiertamente para movilizar a los ciudadanos, mientras que sus funcionarios podrán hacer política partidista, como se evidenció en las últimas horas, cuando todos los ministros y congresistas del Pacto Histórico se unieron para hacerle eco al presidente. Se estima que la consulta puede costar 500.000 millones de pesos.
En consecuencia, ahora el presidente debe presentar las preguntas de la consulta al Congreso para que le dé su aprobación. “Le corresponde al Senado de la República votar para permitir que el pueblo hable, porque hoy le corresponde al pueblo hablar y no va a permitir que lo callen. Primero se irá la clase política del Congreso antes que acallar al pueblo; el pueblo jamás se acalla y daremos todo, hasta la última energía, para que no se silencie”, declaró Petro.
Cuando reciba el cuestionario, la plenaria de la corporación tiene 20 días para pronunciarse y, si lo consigue, la votación debe ser convocada, máximo, tres meses después.
El desafío es enorme y el panorama es complejo, pues queda la incertidumbre sobre lo que sucederá en adelante. ¿Se presentarán preguntas concretas para la consulta? ¿Para qué? ¿Qué apartes de la reforma se podrá expedir vía decreto?
La consulta es una herramienta difícil de aplicar, pues se requeriría la participación de 13,5 millones de personas, de las cuales al menos 6,8 millones deberían votar “sí”. Anteriormente, Claudia López presentó la consulta anticorrupción pero se quedó en el camino a falta de medio millón de votos.

De ahí, las dudas de lo qué harán los opositores a la consulta. ¿Votar por el “No” y participar, lo que le daría al Gobierno la posibilidad de sumar para alcanzar el umbral? ¿O abstenerse y dejar que el gobierno se apropie del discurso político durante varios meses?
El incierto camino de los precandidatos
Es una situación complicada, en la que hay una gran cantidad de precandidatos con grandes retos y en los que en sus cuentas estaba prevista una consulta. Quienes aspiran tenían otras cosas en mente y que pasaba por falta de liderazgo, ausencia de reconocimiento o carencia de estructura política. Quedarse quietos durante todo el segundo semestre de este 2025 no es una opción en una carrera tan crucial. Quienes aspiren a la presidencia deben arrancar el 2026 con un tramo ya ganado.
De hecho, tras la votación, los aspirantes del Pacto Histórico que sueñan con reemplazar a Petro comenzaron a posicionarse. “Consulta popular”, coreaban los senadores del Pacto Histórico tras la finalización de la sesión. “En la calle nos vemos, Colombia”, gritó la senadora María José Pizarro, quien, como muchos de sus colegas, asistió al debate.
“Ahora estamos aquí convocados, toda Colombia ha sido convocada, porque llegó el momento de decidir. Se acabaron los tiempos en que el pueblo era derrotado y humillado; si algo hicimos en esta vida, fue enseñarle al pueblo a triunfar, fue enseñarle a la población colombiana el camino de las victorias”, expresó el presidente con entusiasmo en la plaza. “Así que quedan convocados: arranca la consulta popular, la movilización será constante y en aumento”.
Sin embargo, en el Congreso, tan legítimo como su gobierno, le propinaban una derrota significativa.
