¿Chu-chu-chu para las reformas?: efecto dominó amenaza las iniciativas del Gobierno en el Congreso

Los ministros Luis Fernando Velasco y Guillermo Jaramillo en la sesión en la que se archivó la reforma a la salud.

Crédito: Crédito imagen: Colprensa

9 Abril 2024

¿Chu-chu-chu para las reformas?: efecto dominó amenaza las iniciativas del Gobierno en el Congreso

El hundimiento de la reforma a la salud significa un antes y un después en la relación entre el Gobierno y el Congreso. ¿Aprenderá el Ejecutivo de los errores para que no se caigan las demás reformas?

Por: Andrés Muñoz

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¿Cómo sobrevivir a una crisis? Esa es la pregunta que agobia desde la semana pasada al presidente Petro y su gabinete. El hundimiento de la reforma a la salud es el golpe político más fuerte que ha sufrido el Gobierno en el Congreso. De la reacción del Ejecutivo frente a la derrota, dependerá el futuro de toda su agenda legislativa. ¿Negociación?, ¿parálisis?, ¿ruptura de la coalición? Las apuestas están abiertas. 

“Pudimos haber hecho un texto más corto”, dijo el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, cuando el pasado 3 de abril se hundió la reforma a la salud. El tímido y tardío mea culpa del funcionario reveló uno de los errores que cometió el Gobierno durante el año que tardó tramitando esa reforma. 

El proyecto, que terminó convertido en una colcha de retazos, contaba con más de 150 artículos, lo que hacía difícil la pedagogía y la concertación. “Se está evaluando presentar un nuevo proyecto, pero que no pase de los 15 artículos”, le dijo a CAMBIO una fuente en el Ministerio del Interior. 

Pero el fracaso de la reforma a la salud no se reduce a la extensión. También se utilizaron estrategias que, con la iniciativa archivada, hoy se ven fallidas. Si el Gobierno no aprende de sus errores, el “chu-chu-chu” del que habló el presidente Gustavo Petro en 2023 será para las otras reformas en trámite.

¿Concertar o morir con las botas puestas?

Días antes del debate final de la reforma a la salud, el senador Fabián Díaz presentó una ponencia alternativa. El documento no alcanzó ni a discutirse, pues primero se votó a favor del archivo de la reforma.

Aunque tardía y fallida, la idea del senador verde tenía el potencial de crear un escenario para llegar a un acuerdo sobre el proyecto, por fuera de los partidos leales a Petro. Tanto es así, que Díaz planteó la idea de crear una comisión accidental para redactar un nuevo texto el próximo 20 de julio. La propuesta les sonó a algunos senadores de las bancadas independientes. “Tenemos que ponernos de acuerdo y construir un proyecto nuevo”, dijo el senador Fabián Díaz.

Más allá de lo que pudo ser y no fue, la idea de una ponencia alternativa puede ser un plan B para otros proyectos en juego, como la reforma pensional. Este proyecto está en debate en la plenaria del Senado. El mismo día que la reforma a la salud se hundió, la pensional obtuvo una victoria significativa para el contexto. Las dos ponencias que pedían el archivo de la iniciativa se hundieron y, para discusión, hay dos ponencias en las que se van a dividir los votos.

Por un lado está la ponencia positiva del Gobierno, liderada por la senadora Martha Peralta. Hasta el momento esta opción tendría asegurados los 27 votos del Pacto Histórico, Comunes, Autoridades Indígenas y el MAIS. 

En la otra esquina, está la ponencia alternativa de la senadora por el Partido de la U Norma Hurtado. En cuentas de servilleta, esta ponencia tendría asegurados 25 votos: los del Partido de la U y el Partido Conservador. 

En ese escenario, ninguna de las dos opciones se acerca a los 53 votos necesarios para aprobar el proyecto. Es en este punto donde las bancadas indecisas o independientes se valorizan. La mayoría de votos para inclinar la balanza hacia cualquiera de las dos ponencias podrían salir del Partido Verde, el Partido Liberal, En Marcha y el Mira. También son claves los 23 votos que pueden aportar a la ponencia alternativa el Centro Democrático y Cambio Radical, pues ya descartó cualquier apoyo al texto del Gobierno.

“Esta reforma pensional fuese mucho mejor estructurada si no se obligara a ningún colombiano a tener que cotizar en un régimen público o a tener que cotizar en un régimen privado. La reforma lo hace equivocadamente (...) los colombianos deben tener la libertad de elegir dónde ahorrar”, dijo el senador David Luna de Cambio Radical. 

Las dos bancadas opositoras hacen los cálculos políticos sobre qué es más conveniente: apoyar la ponencia alternativa concertando con la senadora Hurtado o abstenerse de hacerlo arriesgándose a que el Gobierno obtenga mayorías de última hora para su ponencia.

Por ello, el Gobierno no puede darse el lujo de repetir el error de la reforma a la salud e insistir hasta el final con su ponencia. De hecho, los protagonistas son casi los mismos. La senadora Norma Hurtado lideró la ponencia de archivo del proyecto de salud en la Comisión Séptima. Hace parte del grupo político de la gobernadora Dilian Francisca Toro, que por más de diez meses negoció sin éxito con el Gobierno

“Mi propuesta no desconoce la necesidad de una reforma pensional. Hemos hecho todo un trabajo para soportarla con argumentos sólidos, con argumentos técnicos luego de un proceso de escucha a todos los actores del sistema (...) Vamos a buscar que no se tenga un riesgo financiero a largo plazo”, dijo la senadora Norma Hurtado.

La opción de respaldar la ponencia alternativa de la U es cada vez menos descabellada para el Gobierno, si su objetivo es evitar dos derrotas políticas en un semestre. Para lograrlo hay tres puntos por concertar:

  • El umbral de cotización en Colpensiones: en la ponencia del Gobierno es de 3,5 salarios mínimos y en la ponencia alternativa es de 1,5 salarios mínimos.
  • La administración del pilar contributivo: en la ponencia del Gobierno está a cargo de Colpensiones y en la alternativa el administrador es el Banco de la República.
  • La edad mínima para pensionarse en el pilar semicontributivo: en la ponencia alternativa es de 62 años para los hombres y 57 años para las mujeres. Mientras que en la ponencia del Gobierno se establece 65 años para los hombres y 62 para las mujeres.

¿Sigue siendo rentable apelar a la indisciplina partidista?

Otra de las estrategias que quedaron en duda después del archivo de la reforma a la salud es la negociación con los congresistas y no con los partidos. Por lo menos tres bancadas están divididas en el Congreso en torno al respaldo o no del Gobierno. El Partido Verde, el Partido Liberal y, en menor medida, el Partido Conservador se han visto en dificultades para garantizar la disciplina de sus congresistas.

Aunque esta táctica fue efectiva para el presidente Petro en momentos clave como el debate de la reforma a la salud en la Cámara, en el Senado se desmoronó. Incluso, sin quererlo, las movidas erráticas del Gobierno terminaron dándoles forma a pequeñas coaliciones interpartidistas conformadas por congresistas de varios partidos y facciones.

El ejemplo más fresco es el frente de nueve senadores que se armó en la Comisión Séptima para apoyar la ponencia de archivo de la reforma a la salud. Esa misma comisión tendrá que estudiar la reforma laboral, ya sea que supere los dos debates en la Cámara de Representantes, o si el Gobierno la vuelve a radicar en el Senado. La parada en este peaje legislativo es inevitable para el proyecto de la ministra Gloria Inés Ramírez.

Por ello, los próximos desayunos, almuerzos, cenas o tintos de concertación con congresistas podrían regresar al ambiente institucional y no a invitaciones individuales para minar la autoridad de los jefes políticos.

¿Hay que insistir con la disputa de la calle?

La radicación de las reformas sociales en el Congreso en 2023 estuvieron cargadas de simbolismos y costosos eventos masivos. El presidente Petro le apostó en esa época al respaldo popular en las calles para demostrarle al Congreso la urgencia de las reformas. Sin embargo, la movilización social no fue una estrategia sostenible y la oposición demostró que también tiene convocatoria.

Abril es otra vez escenario de la disputa por la calle. Este 9 de abril se convocaron marchas con el objetivo de apoyar las reformas sociales del Gobierno. Tanto la archivada reforma a la salud, como las sobrevivientes: pensiones, educación y trabajo. 

Las movilizaciones son respaldadas por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), las Confederaciones de Pensionados (CDP y CPC), la Confederación Nacional de Juntas Comunales y la Organización nacional de indígenas de Colombia (Onic). 

En respuesta a estas convocatorias, la oposición marchará el próximo 21 de abril. Su bandera principal es la defensa del sistema de salud ante las recientes intervenciones de la Superintendencia de Salud a Sanitas y la Nueva EPS.

Lejos de abrir espacios para un acuerdo nacional, el calor de la calles y los discursos en las tarimas pueden enrarecer el ambiente entre el Congreso y el Ejecutivo. Los congresistas no querrán dar el mensaje de dejarse presionar por las marchas, y el Gobierno querrá minimizar la magnitud de las movilizaciones opositoras.

Además, el desafío para los convocantes de las movilizaciones es que se hagan pacíficamente. Una agitación social de cualquiera de las dos partes rompería cualquier puente para concertar los proyectos.

¿Bajarle los humos a la constituyente?

Si hubo un hecho político que le hizo más daño que bien a las reformas del Gobierno en el Congreso fue la propuesta de constituyente del presidente Petro. Durante el último mes, el jefe de Estado ha insistido en su propuesta, ‘reduciéndola’ a nueve puntos, como la reforma agraria, la lucha contra el cambio climático, las pensiones y la justicia social. 

La constituyente implica la revocatoria del Congreso. Por eso, ningún legislador por fuera de la coalición de Gobierno respalda la idea del presidente. Por el contrario, el globo de la constituyente ha alimentado los temores que en los últimos años cultivó la oposición sobre Petro. 

La desconfianza se ha reforzado tanto por los discursos y trinos presidenciales, como por las declaraciones de otros funcionarios. De hecho, minutos antes del hundimiento de la reforma a la salud, el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo dejó claro el escenario que contempla el Gobierno:

“No tenemos problema, por eso estamos en un proceso constituyente, a dónde más podemos ir, a un proceso constituyente”, dijo el ministro de Salud.

La declaración causó malestar en los senadores, asesores y lobbystas presentes en el recinto. Tanto que varios congresistas del Centro Democrático se bajaron de inmediato de las posibilidades de negociación de la reforma. 

“Para qué negociar si el Gobierno no está dispuesto”, dijo el senador Carlos Meisel. Por su parte, la senadora Paloma Valencia dijo que: “Los problemas de Colombia y del gobierno Petro nada tienen que ver con la Constitución. En Estados Unidos hay una Constitución de dos paginitas y en Reino Unido no hay Constitución”.

Es así como la propuesta de constituyente puede ser el gran punto de negociación entre sectores independientes, de oposición y el Gobierno. El presidente Petro se mantendrá en la propuesta en tanto sus iniciativas reformistas no tengan futuro en el Congreso, y los parlamentarios exigirán el desmonte de la constituyente para que la discusión no salga del Capitolio.

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