Se cayó el megaproyecto que gestionaba el gobierno Petro para modernizar el aeropuerto de San Andrés

Un billón de pesos era el valor del proyecto para modernizar el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés.

Crédito: ANI

22 Noviembre 2024 11:11 am

Se cayó el megaproyecto que gestionaba el gobierno Petro para modernizar el aeropuerto de San Andrés

El megaproyecto empezó con una puja de tres poderosos grupos empresariales, pero al final quedó con un único oferente. En medio del proceso, los participantes denunciaron cambios en los pliegos que limitaron la competencia. Aunque todos pensaban que el ganador sería el empresario William Vélez, este martes la ANI rechazó su oferta y declaró desierta la licitación.

Por: Paola Herrera

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Aunque al presidente Gustavo Petro no le gustan las licitaciones con un único oferente, este martes se iba a entregar el contrato ampliar el aeropuerto de San Andrés en el que solo estaba participando una de las empresas del poderoso William Vélez. Aunque el camino estaba despejado para que Vélez lo ganara, su oferta fue rechazada, el proceso se declaró desierto y la obra prometida para los isleños quedó en veremos.  

El objetivo del contrato era la reconstrucción, adecuación, modernización y mantenimiento del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla, ubicado en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Se trata de un proceso de selección cuyo monto estaba establecido en 1.015 billones de pesos y que se iba a entregar bajo el esquema de concesión por un plazo de 30 años.

AERO SAN ANDRES
Render de la fachada en el lado tierra del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla. Foto: Agencia Nacional de Infraestructura

Remodelar esa terminal aérea es una deuda histórica que tiene Colombia con la isla. San Andrés es uno de los principales destinos turísticos en el país, pero su infraestructura aeroportuaria cada vez está más deteriorada e insuficiente para atender a los casi tres millones de visitantes que aterrizan allí cada año. 

Por eso, desde hace ocho años se planteó la idea de ampliar y mejorar el espacio actual. Desde ese momento, una empresa privada le propuso al gobierno estructurar todo un megaproyecto para cambiarle la cara al Gustavo Rojas Pinilla. 

Cuando un operador privado presenta una idea como esas, para un contrato que se entregará bajo la figura de App (Alianza Público Privada), este se convierte de inmediato en el originador del proyecto y debe  asumir todos los costos de la estructuración y los diseños. En esa etapa, el gobierno no tiene que invertir ningún tipo de recursos. 

Sin embargo, cuando está listo el proyecto, y aunque lo haya diseñado el originador, el gobierno debe abrir un proceso de selección, como una licitación, para que más empresas que cuenten con los recursos puedan manifestar interés, participen y se garantice la competencia. 

Al final, si hay pluralidad de oferentes, se entrega el contrato a quien haya presentado la propuesta más barata. Si, por el contrario, nadie se presenta o no cumple con las condiciones que el gobierno aprobó para la iniciativa, es común que el originador termine siendo el adjudicatario y se encargue de construir las obras que él mismo diseñó. Eso, en la práctica, significa que quien estructuró todo el proyecto tiene la ventaja de ganarlo frente a los otros competidores, pues lo conoce a fondo.

Lo anterior debía pasar en el caso del Rojas Pinilla. Sin embargo, una vez se abrió la convocatoria, todo cambió. El contrato tomó otra dirección cuando la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) decidió, según uno de los posibles participantes, modificar las condiciones. Por eso no hubo competidores. El originador, en un hecho atípico, no se presentó y el camino quedó libre para que solo un proponente haya entregado su oferta. Ese proponente era William Vélez.

Un proyecto accidentado 

El proyecto para ampliar el aeropuerto de San Andrés ha tenido varios problemas desde sus inicio. En 2016,  la empresa SP Ingenieros le presentó al gobierno nacional la primera idea para la remodelación y, desde ese momento, infortunadas coincidencias se le han atravesado.

Esa terminal era administrada por la Aeronáutica Civil, pero como esa entidad no tenía los recursos suficientes para hacer la remodelación, el contrato de concesión a un operador privado lo debía adelantar la Agencia Nacional de Infraestructura. Para lograr el primer objetivo, la ANI tenía que lograr un convenio interadministrativo con la Gobernación de San Andrés para que esta cediera los terrenos donde quedan los parqueaderos. 

Ese fue uno de los primeros problemas de la iniciativa. Y es que en menos de cuatro años la isla cambió tres veces de gobernador y fue muy difícil que se aceptara el proyecto, que para el ente territorial no iba a dejar ganancias en el archipiélago porque su explotación quedaría en manos de la empresa privada. 

A eso se le sumaron la pandemia, el huracán Iota, que arrasó con el aeropuerto de Providencia, y otras situaciones que hicieron que una estructuración que duraría máximo tres años se concretara en ocho años. 

Después del huracán, la Aerocivil suspendió dos años el proyecto. Cuando este se retomó, la ANI decidió que ya no se debía incluir a Providencia. Por ello, a SP Ingenieros, la empresa que estaba estructurando el negocio, tuvo que empezar casi desde cero: volver a diseñar la conceptualización de la iniciativa y cambiar el modelo financiero. 

Fue en la administración actual, la de Gustavo Petro, cuando el gobierno nacional y el gobierno local lograron ponerse de acuerdo para sacar adelante la iniciativa. Sin embargo, solo hasta marzo de este año. y después de muchas revisiones, la ANI aprobó la estructuración de SP Ingenieros como empresa originadora. A partir de entonces, quienes quisieran quedarse con el contrato pudieron manifestar interés. 

¿Cambiaron las condiciones del proyecto?

El proceso para aprobar la estructuración que hizo SP Ingenieros fue muy complejo. La ANI revisó todos y cada uno de los detalles que estaban incluidos, como por ejemplo los grifos que se instalarán en los baños y hasta la forma en que se había diseñado el sistema para bajar las cisternas. Por eso, después de ponerse de acuerdo en todo y darle visto bueno al diseño del originador, llamó mucho la atención que la ANI decidiera unos meses más adelante, y según la empresa estructuradora, cambiar las condiciones de la megaobra. 

En septiembre de 2024 se abrió el proceso de licitación, pero para ese entonces dos empresas, Termotécnica de William Vélez y CSS Construcciones de Carlos Solarte, ya habían manifestado interés en el contrato. La sorpresa para SP Ingenieros es que su proyecto, el que esa empresa había diseñado durante ocho años y que la ANI aprobó, ya no era el mismo y tenía unas exigencias que ellos no iban a poder cumplir. 

Si bien este tipo de iniciativas tiene variaciones y cambios frente a los planes iniciales y el Gobierno puede ajustar algunos puntos de los pliegos, para la compañía que pensó el aeropuerto desde ceros, estas fueron más allá de lo pensado. De hecho, tres puntos los hicieron bajarse del proceso en el que habían invertido nueve años y decenas de miles de millones de pesos.

Uno de estos tuvo que ver con que la ANI les exigió a los privados que toda la terminal y sus operaciones contaran con una certificación de carbono neutro. En pocas palabras, que la cantidad de gases de efecto invernadero que emita debe ser igual a las que atrapa o recupera. Se trata de una medida positiva para el medioambiente. El problema es que, si bien el proyecto fue pensado para disminuir las emisiones, no llegó hasta el punto que ahora estaba exigiendo la entidad. 

Pero eso no fue todo. CAMBIO también conoció que en los cambios quedó plasmada una doble inversión con los puentes de abordaje, que son aquellos caminos para llegar y salir de los aviones sin pasar por la pista u otras zonas. En las observaciones hechas durante el proceso se indicó que estos debían quedar listos y operativos incluso antes de comenzar las grandes intervenciones, pero también debían instalarse otros adicionales en un futuro. 

¿Por qué repetir el mismo proceso? Esa es la pregunta que quedó en los documentos contractuales y que llevaron a SP Ingenieros a abandonar el proyecto. Eso sin contar con que los interesados debían instalar unas máquinas para hacer auto check-in y, entre más pusieran, más puntos recibirían de parte de la entidad.

Todo lo anterior llevó a que la compañía no presentara en noviembre una oferta formal ante la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), pese a haber diseñado el proyecto del aeropuerto desde hace varios años. CAMBIO habló con la empresa para conocer detalles de este sorpresivo giro en la historia, a lo cual respondió que, en varias ocasiones, le presentó observaciones a la ANI frente a los requisitos ya mencionados. Sobre todo,  porque esto podría afectar su participación en el proceso. Y, en efecto, eso fue lo que terminó pasando.

Otro competidor que se presentó pero con una oferta incompleta

El cambio de condiciones no impidió que dos grandes grupos empresariales, que habían manifestado interés, presentaran oficialmente su propuesta. Como ya se mencionó, estas fueron Termotécnica del Grupo Ethuss de William Vélez y CSS Constructores de Carlos Alberto Solarte.

No obstante, un nuevo episodio volvió a generar suspicacias. Aunque CSS es una firma que lleva más de 40 años licitando en Colombia y se ha ganado cientos de los grandes proyectos de infraestructura en el país, para este proceso no cumplió con uno de los trámites más básicos: entregó su propuesta sin la póliza que garantizaba la seriedad. ¿Se le olvidó algo tan importante?

Un profesor de contratación que habló con CAMBIO explicó que un requisito como ese no se le pasa ni a un novato en la materia. Aun cuando se sabe que es un error que no se puede subsanar, es decir, que lo descalifica de tajo. A pesar de eso, para el Grupo Solarte no se trató de un yerro ni tampoco fue una actuación intencional. En su lugar, abogados de la empresa le dijeron a este medio que ‘echaron lápiz’ y se dieron cuenta que el proyecto ya no era rentable. Pero, entonces, ¿por qué simplemente no presentarse en lugar de hacerlo de forma incompleta, si tuvieron mucho tiempo para estudiar los pliegos y sus cambios?

Así es el proyecto del aeropuerto 

El proyecto de un billón de pesos permitirá ampliar la terminal existente a 13.500 metros cuadrados y construir 3.516 metros cuadrados en áreas comerciales. Sumado a esto, se instalarán más puentes de abordaje, habrá nuevos edificios para los servicios médicos y de extinción de Incendios, e incluso se contará con una nueva terminal de carga. 

Con todo lo anterior, la ANI pretende alcanzar una capacidad de atención de 2,8 millones de pasajeros anuales, cifra que es superior a los poco más de 2 millones alcanzados en 2023. Para lograrlo, también se proyecta que las aerolíneas que hoy prestan sus servicios en el aeropuerto incrementen sus frecuencias o que nuevas compañías del sector aterricen en la isla.

Aeropuerto San Andres

Al final, y en medio de la audiencia de adjudicación del proyecto, la ANI también rechazó la propuesta de la empresa Termotécnica de William Vélez, ya que les faltaron puntos para lograr la calificación adecuada. Eso quiere decir que nadie se quedó con este contrato tan importante y que toca empezar de ceros.

Sobre el supuesto cambio de condiciones que habría limitado la participación de oferentes, la ANI le explicó a CAMBIO que los puntos que mencionó SP Ingenieros no representan un cambio en las condiciones y son solo factores de calidad que la entidad está en la libertad de establecer para otorgar más puntaje. 

Además porque el certificado de carbono neutro, por ejemplo, no es una obligación que deben cumplir los proponentes. Simplemente se trata de un componente ambiental ponderante; es decir, que quien lo tenga va a lograr una mejor calificación. 

Esa exigencia, según la ANI, se estableció también en la licitación del nuevo aeropuerto de Cartagena. No obstante, hay que recordar que, hace un año, William Vélez también se ganó el proyecto para la terminal de Bolívar. 

Lo mismo pasó con los puentes de abordaje, ya que la ANI asegura que fue una condición que siempre estuvo, desde que se publicó el primer borrador de los pliegos, y el puntaje adicional solo se otorga a quien ofrezca menos tiempo para ponerlos en operación. 

Finalmente, la entidad gubernamental recordó que el originador sabía desde el 12 de marzo de este año que existían dichos factores de calidad y por eso no se entiende por qué hasta ahora les parece que se trata de un cambio de fondo. “Ellos nunca observaron esos componentes, no dijeron nada al respecto. Lo claro aquí es que no estamos cambiando las condiciones, se trata de una regla que tiene la ANI como lo hace en cualquier proceso de licitación. Nosotros nunca estructuramos proyectos para alguna empresa en particular”. 

CAMBIO buscó a Termotécnica Coindustrial, la empresa de Vélez para conocer su versión sobre hechos. La compañía explicó que "teniendo en cuenta los tiempos y parámetros públicamente establecidos por la entidad y en condición de igualdad frente a cualquier otro potencial participante, Termotécnica - del Grupo Ethuss- presentó su oferta el 6 de noviembre del 2024".

Dicen que Termotécnica desconoce las razones por las que SP Ingenieros, que es originador del proyerco, decidió no presentarse. "La descalificación del otro proponente ha sido públicamente explicada por la entidad del Estado que tiene a cargo dicho proceso, sin merecer mención alguna por parte de nuestro grupo empresarial", puntualizaron.

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