A Colombia y a la mayoría de los países de América Latina y el Caribe (LAC) les tomaría siglos igualar el ingreso por habitante de Estados Unidos, mientras que Corea del Sur y otros países de Asia lo podrían hacer en decenas de años.
En Colombia, el crecimiento real anual, entre 3 y 4% en promedio, no permite atender las necesidades de nuestra población más vulnerable (ver resumen de estudio de FASECOLA, El Tiempo, 9.01.2024, p. 1.8), ni absorber paulatinamente en la economía formal a los trabajadores del sector informal que son más del 50% de la fuerza laboral. Para Colombia, crecer más aceleradamente debe ser una misión ineludible, y hacerlo en forma incluyente es indispensable.
Lo primero que se necesita es querer hacerlo y tener un patrón de referencia que no sea compararnos con América Latina. Debemos cambiar de estándar, como lo recomienda el grupo de los 30 en un documento que se publicó recientemente (“ Why Does Latin America Underperform”).
Este estudio muestra que el PIB por habitante de las economías avanzadas creció 1.68% anual entre 1990 y 2019. El de LAC creció 1.73%, el de Asia emergente 3.9%. Las variables que contribuyeron al crecimiento del ingreso per cápita en América Latina son principalmente el crecimiento de la fuerza laboral como proporción de la población y el grado de capacitación de la mano de obra (capital humano), medido por años de escolaridad, sin tener en cuenta que la calidad es descuidada. Aumentar la escolaridad no es suficiente. Cabe destacar que acelerar la incorporación de jóvenes y, especialmente de las mujeres, al mercado laboral y mantener más tiempo a los adultos en ese mercado, puede acelerar el crecimiento en el caso colombiano.
Por otra parte, la productividad total de los factores contribuye muy poco a acelerar el crecimiento en LAC y, casi nada, la acumulación de capital. En contraste, en los países asiáticos, los dos factores que más aportan son la productividad total de los factores y el grado de capacitación de la mano de obra que es de calidad. La acumulación de capital y el aumento de la fuerza laboral como porcentaje del número de habitantes contribuyen menos, pero entre los dos aportan alrededor de 1% al crecimiento.
En LAC la inversión es 5 puntos del PIB más baja que en Asia por insuficiencia de ahorro, y es menos rentable a causa de mala asignación de recursos, obras mal diseñadas, sectores y empresas equivocados, proyectos inconclusos y desprecio por el tiempo empleado en terminarlos. Es necesario incrementar la inversión y mejorar su efectividad y rentabilidad. El ahorro no solamente es insuficiente, sino que se desperdicia en sectores muy poco productivos. Por ejemplo, en el sector informal que consume improductivamente ahorro que se necesita en el sector formal.
También hay que decidir si se impulsa la inversión en la producción de bienes y servicios exportables para diversificar y fortalecer la canasta exportable, o en la producción para el mercado interno. Lo que más podría aumentar la productividad. Lo cual además aceleraría el crecimiento, sería la inversión en sectores de exportación ya probados.
El país tendrá que jugársela para desarrollar productos exportables sofisticados y escasos; y está obligado a hacerlo con justicia social. Esto implicará que las élites económicas tengan que hacer sacrificios, que mejore la administración pública y que se cree un consenso que dé lugar a un compromiso firme de las élites políticas, empresariales y sindicales de colaborar para crecer aceleradamente y disminuir la pobreza y la desigualdad.
