Rudolf Hommes
3 Diciembre 2023

Rudolf Hommes

El poder de la tergiversación

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La semana pasada el presidente criticó la decisión de la Corte Constitucional de confirmar que las regalías son un costo deducible para las empresas que las pagan. Él alega que las regalías son una participación de la nación (el pueblo, dijo él) en la explotación de un recurso natural y, por lo tanto, no son deducibles. Esta interpretación contradice claramente a la Constitución en su artículo 360 que establece que son una ¨contraprestación económica¨ que obtiene la nación como compensación por autorizar la explotación de un recurso natural. Adicionalmente adultera la verdad, pone a la Corte en el papel de enemigo del pueblo y a las compañías que pagan esas regalías en el de explotadores a quienes la Corte les entrega lo que supuestamente no es suyo. 

El ministro del Interior utilizó el mismo artículo de la Constitución para aventurar que hay varias interpretaciones. Y José Antonio Ocampo sorprendió con su afirmación de que las regalías son un dividendo y como tal no pueden ser deducibles. Seguramente esa incongruencia viene de la misma fuente de Petro.  

Coincidió este episodio con la recomendación que me hizo una alumna de Juan Esteban Costaín de consultar unos libros que él ha mencionado, que se refieren a los análisis que provocó el ascenso de Hitler en Alemania y la rápida entronización en ese país de un régimen absolutista entregado al mal, apoyada en la manipulación de las debilidades y aspiraciones del público y en una represión brutal, sin que oportunamente alguien hubiera hecho algo para detenerlo. 

La escritora Grete de Francesco escribió en 1937 un libro titulado El Poder del Charlatán, seguramente con la intención de crear conciencia sobre lo que estaba pasando, sin arriesgar su vida. La obra da a conocer la historia de los magos, alquimistas, estafadores, vendedores de milagros y de recetas, embaucadores y seductores del público desde la antigüedad hasta el siglo XIX, y los métodos que les permitieron ejercer una enorme influencia entre el público más vulnerable y necesitado.  No toca el siglo XX. 

Todos estos influenciadores, maestros del artificio tienen en común la capacidad de seducir a la gente con su discurso. Son charlatanes y siempre han sido el “adversario de la educación, de todo lo que pudiera perturbar la ignorancia uniforme de las masas; en lugar de educación ofrecían propaganda"… Al charlatán “le va mejor cuando la gente está sufriendo, cuando están desesperados, o más bien cuando solamente cuentan con la expectativa de un milagro para enderezar su suerte. Tiene que ser intolerante, y tiene que prometerles a las multitudes que lo siguen lo que sus corazones desean. El misterio le es esencial. A toda costa, el charlatán tiene que evadir razonamiento sencillo y simplicidad. Dar luces claras y directas podría destruir el hechizo que ejerce, a través de una ambigüedad elocuente …Sus discursos ¨son los mejores cuando se expresa en frases indefinidas, opacas y susceptibles de muchas interpretaciones…finge saber lo que no sabe, se jacta de habilidades que no posee y proclama talentos de los que carece". Esto hace que desprecie en público a los que saben y que intente marginarlos. 
 

A De Francesco la capturaron los nazis en Praga y la asesinaron en 1945 en una cámara de gas en Ravensbrück. Su crimen fue haber descifrado de dónde venía la fascinación de las masas con Hitler y Mussolini. La importancia de su obra es esa, en parte, porque también reveló que ese tipo de lideres prosperan si los que los siguen están excluidos, humillados, resentidos o carentes de lo esencial. 

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