Marisol Gómez Giraldo
4 Marzo 2025 03:03 am

Marisol Gómez Giraldo

La encrucijada de Susana Muhamad

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La exministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, sabe perfectamente que si acepta la dirección del Departamento Nacional de Planeación (DNP), como lo esperaría el presidente Gustavo Petro, tendrá que asumir el costo que esa decisión representa para la buena imagen que construyó como ministra. 

Quizás a eso se deba el silencio que ha guardado en los últimos días sobre si va a aceptar, o no, la nueva tarea que le encomendó su mentor político y líder de Colombia Humana.

Muhamad es una mujer inteligente y sabe que aceptar o rechazar quedarse en el Gobierno también tendrá impacto en una futura candidatura suya a la Alcaldía de Bogotá. De acuerdo con integrantes de Colombia Humana con los que ha hablado esta columna, esa candidatura es el sueño de la exministra desde que Petro, mientras conformaba las listas para las pasadas elecciones al Congreso, la mencionó abiertamente como una reserva de su movimiento político para una futura aspiración a la Alcaldía de la capital colombiana.  

En todo caso, la medida del costo que tendría para la imagen pública de Muhamad asumir la jefatura de Planeación Nacional quedó en evidencia la semana pasada tras el río de críticas que corrió en redes sociales, de parte de ciudadanos, políticos y hasta periodistas, que no dudaron en adelantarse a calificar como “una incoherencia” de la exministra de Ambiente su eventual llegada al nuevo cargo al que la postuló Petro.

Esto, en el contexto del rechazo público de Muhamad a sentarse al lado del entonces jefe de Despacho, Armando Benedetti, y de su posterior renuncia como ministra. El país la recuerda diciendo durante el polémico consejo de ministros televisado del 4 de febrero: “como feminista y como mujer, yo no me puedo sentar en esta mesa de gabinete, de nuestro proyecto progresista, con Armando Benedetti”.

También criticó la presencia en el Gobierno de la canciller Laura Sarabia. De ella y de Benedetti dijo que eran “todo lo contrario” al proyecto progresista de Petro.

Si bien ese mismo día afirmó que ella no iba a renunciar al Ministerio de Medio Ambiente, en carta fechada el 8 de febrero, o sea cuatro días después del caótico consejo ministerial, presentó su renuncia. Dijo que por las razones expresadas en ese consejo era para ella “incompatible” mantenerse en el cargo.  

Un día después, Petro pidió la renuncia protocolaria de todos sus ministros y directores de departamentos administrativos. A algunos los mantuvo, entre ellos a los criticados Benedetti y Sarabia. A Muhamad, según una exclusiva del periodista Julio Sánchez Cristo, la enlistó para dirigir Planeación Nacional.

Personas muy cercanas a la hoy exministra saben, de hecho, que tomar o no tomar el cargo como directora del DNP se le convirtió en un dilema que, hasta el viernes pasado, cuando presidió en Roma el cierre de la COP16, no había resuelto.

Si opta por mantenerse en el Gobierno pondrá en entredicho su congruencia política. Precisamente, el mismo 4 de febrero dijo que para los militantes del proyecto progresista no eran importantes “el poder o lo que significa un cargo”. 

Muhamad tiene el mérito de haber sido una funcionaria juiciosa y comprometida con el proyecto político que siempre ha defendido. Además, ya tiene en su hoja de vida haber liderado la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad -la COP16-, ​que se llevó a cabo en Cali el año pasado, entre la última semana de octubre y la primera de noviembre. De esa cumbre salió con gran reconocimiento público y con capital político.

La pregunta hoy es si lo va a dilapidar permaneciendo en el gobierno de Petro.

La de Muhamad no es cualquier encrucijada si se tienen en cuenta el respeto y la lealtad que guarda por el presidente Petro, algo que también fue clarísimo durante el mismo consejo de ministros que la convirtió en noticia por su categórico rechazo a Benedetti. “Yo quiero manifestarle mi respeto, mi admiración”, le dijo al presidente ese día.  

Una persona cercana a la exministra ratifica que “ella ve a Petro como a un papá, al que respeta, admira y acata”. 

Ahora, Muhamad deberá elegir entre ser la ‘hija’ respetuosa de Petro, o preservar su imagen de mujer coherente y de principios. Nada fácil.
 

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