
“RTVC es faro de la verdad y por tanto la codicia y los nazis quieren apagarlo”, escribió en su cuenta de X el presidente Gustavo Petro el pasado 19 de marzo. Perdonará entonces el presidente esta columna “codiciosa y nazi”. Lo cierto, sin embargo, es que un medio oficial jamás será el “faro” de verdad alguna, y mucho menos cuando la línea editorial solo tiene el interés de amplificar la propaganda gubernamental. Por otra parte, y antes de seguir controvirtiendo las indudables habilidades retóricas, y falaces, del presidente Petro, no existe intención alguna en “apagar” a RTVC. Por el contrario, lo que hay es un interés legítimo por preguntarse cuál es la magnitud del daño que Morris y los suyos le han hecho al sistema de medios públicos.
Días después del trino del presidente Petro, la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, publicaba este pronunciamiento https://flip.org.co/pronunciamientos/ambiente-de-censura-y-antipluralismo-en-rtvc-bajo-la-direccion-de-hollman-morris titulado ‘Ambiente de censura y antipluralismo en RTVC bajo la dirección de Hollman Morris’. Describía, entre otras cosas, que no son nuevas en las conductas de Morris, que había más de treinta casos de ”periodistas de RTVC que evidencian presiones directas para modificar o eliminar contenidos informativos, en particular aquellos que están relacionados con la oposición u opiniones contrarias al Gobierno”. La respuesta de Morris, como siempre, señalaba las culpas en partidos políticos como el Centro Democrático, insinuando no de forma sutil que la ‘línea’ de la FLIP era igual a la del partido del expresidente Uribe.
Luego, desacreditando la publicación, y de paso los testimonios de las personas que denunciaron, afirmaba que todo esto, los treinta testimonios y todo lo demás publicado por otros medios, no eran más que chismes “mal contados”. El problema para Morris, sin embargo, es que como dije antes estas conductas no son nuevas en él. En su momento, en Canal Capital, lo denunciaron Mauricio Arroyave y Manuel Salazar por censuras semejantes. En aquel entonces contaba Arroyave que después de entrevistar al concejal Carlos Vicente de Roux, Morris lo llamó a su oficina y le preguntó “quién lo había invitado (a De Roux)” y exigiendo que él debía aprobar los entrevistados de acuerdo con las líneas editoriales del canal. Sé por varias fuentes consultadas que estas mismas cosas siguen pasando ahora, 11 años después, en RTVC.
Es indudablemente cierto que existe una especie de ‘lista negra’ de personajes públicos que son indeseables en el sistema de medios que, no sobra recordarlo, se financia con los impuestos de todos. Las ordenes de cancelar reportajes o entrevistas porque alguno de los invitados “habló mal” de Hollman Morris o de alguien del Gobierno existen, y no es claro que las ordenes vengan directamente de Morris. Hay personajes con iniciativa propia, empoderados por Morris, que dictan las líneas editoriales con ese criterio: son amigos o enemigos del Gobierno, de su narrativa y de su “verdad”. No es él quien da las órdenes: tiene su disciplinado equipo de Minions que cumplen esos designios. No es un caso aislado, es recurrente, y hay más de un testimonio en ese mismo sentido. En algún punto, por ejemplo, pasó con el investigador y vocero del Observatorio de Venezuela, Ronal Rodríguez, vetado como entrevistado por tener las opiniones “equivocadas”.
Morris, y sus Minions, por supuesto, dirán que detrás de esta columna hay intereses oscuros y luego inventarán alguna extraña teoría de conspiración. En lugar de eso, les propongo atender estas preguntas: ¿por qué ha habido periodistas saliendo al aire sin tener contratos vigentes?, ¿cómo es que le piden a la gente que “ayude” y trabaje sin contrato mientras sale?, ¿no era éste el gobierno que iba a dignificar el trabajo de los periodistas?, ¿por qué están autorizando contratos a tres meses?, ¿qué quiere decir que los contratos a tres meses son necesarios porque “hay que conocer a la gente”?, ¿conocer qué, exactamente?, ¿las opiniones que tienen?, ¿se trata acaso de hacerles una especie de test de pureza ideológica a los periodistas?, ¿es esta la dignidad de la que tanto habla el presidente Petro y Hollman Morris?
