
Aplique la responsabilidad afectiva en el trabajo y sea más exitoso
Crédito: Foto cortesía Pixabay
Cultive cualidades y habilidades como la comunicación asertiva, la empatía, la inteligencia emocional y el autoconocimiento para tener mejores relaciones interpersonales y triunfar en el ámbito laboral.
Por: Redacción Cambio

Por Natalia Romero Rosanía
Actualmente se habla mucho de la responsabilidad afectiva, sobre todo en el campo de las relaciones amorosas. Sin embargo, existen unas personas con las que compartimos la mayor parte de nuestro tiempo, incluso mucho más que con la pareja, y estos son los compañeros de trabajo. Y a pesar de que hay quienes aseguran que lo más conveniente es ser estrictos en el plano laboral y limitarse a relaciones netamente profesionales en el lugar de trabajo, es inevitable crear lazos afectivos en la oficina y estos, definitivamente, influyen en el éxito laboral. De hecho, según un estudio realizado en el Instituto Internacional de Investigación de Stanford el 75 por ciento del éxito profesional depende de las relaciones interpersonales y solo el 25 por ciento, de los conocimientos técnicos.
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Ser responsable afectivamente implica estar emocionalmente conscientes de cómo las acciones de uno impactan en los demás, por lo tanto, todos los que forman parte de una empresa, independientemente de su cargo, deben entender la importancia de esta y aplicarla en sus relaciones laborales.
Es clave comprender que todas las personas tenemos diferentes formas de pensar y de interpretar las situaciones, sobre todo cuando se labora en compañías con trabajadores de diferentes generaciones y edades, de distintos países y culturas, y en diversos formatos (presencial, remoto e híbrido).
De la teoría a la práctica
Estos son los puntos clave que deben tenerse en cuenta para ser una persona más afectivamente responsable en el trabajo:
Conózcase: ser afectivamente responsable requiere de un trabajo personal de autoconocimiento, el cual consiste en enfocarnos en nosotros mismos, escucharnos y ver cómo reaccionamos ante diferentes situaciones. Muchas veces la forma en la que reaccionamos tiene que ver más con nosotros mismos, con nuestros miedos y frustraciones, que con el otro. Cuando una persona se conoce y sabe con anticipación cómo va a reaccionar ante una situación negativa, sabe qué hacer para calmarse antes de reaccionar.
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Comuníquese asertivamente: expresar qué queremos, qué nos molesta, qué sentimos; hablar de manera directa, con claridad y honestidad, pero sin juzgar, atacar o herir, es la mejor forma de prevenir y superar conflictos.
Sea empático: comprenda que una relación es de dos. Póngase en el lugar del otro cada vez que se presente un conflicto y, de esta manera, será más fácil resolverlo. Si una persona se siente herida o agredida por algo que hizo o dijo, acepte la percepción de ésta así no haya sido su intención ofenderla.
Respete los espacios: para tener buenas relaciones laborales es importante saber detectar cuándo un compañero está atravesando por un momento complicado y respetar su espacio. Si este se acerca para pedir apoyo, escúchelo sin juzgarlo ni minimizar o cuestionar sus emociones. Esto es inteligencia emocional.
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Acepte sus fallas y pida perdón: también es fundamental tener la humildad de reconocer cuando se ha cometido un error y disculparse. Es de humanos equivocarse, incluso si se trata del jefe o del líder de equipo. Recuerde que el orgullo y la soberbia no son buenos consejeros.
Juegue en equipo: un entorno laboral armónico se reconoce porque la competencia interna es sana. Los miembros del equipo son team players y deben preocuparse más por apoyar que por brillar de manera individual.
Ponga límites: los acuerdos son la mejor forma de superar problemas y conflictos. Así como con las relaciones de pareja, en las relaciones laborales es vital establecer mediante el diálogo qué está permitido y qué no. La responsabilidad afectiva se parece mucho al proceso de negociación, en el cual, por medio de la comunicación se llega a un acuerdo beneficioso para los involucrados.
Desarrolle la tolerancia a la frustración: ninguna relación es perfecta. Es inevitable que en algún momento tenga roces con sus compañeros de trabajo. Hay que saber afrontar las situaciones negativas y buscar soluciones. Desaparecer sin dar explicaciones no es la mejor opción.
Sea impecable: tenga en mente que toda palabra y acción generarán una reacción en la otra persona. Evite el sarcasmo, los chistes internos, las vulgaridades y los comentarios de doble sentido. Entre más clara, respetuosa y directa sea su comunicación, mejores serán sus relaciones interpersonales. Sea coherente siempre con sus intenciones y emociones.
Libérese de los juicios: por lo general tenemos ideas muy rígidas y creencias preestablecidas de lo que está bien y está mal. Ábrase y escuche a los demás. Sea flexible y tenga en consideración que existen otros puntos de vista y que no todo es blanco o negro.
Ponga la cara: hay ciertas conversaciones que deben tenerse de frente y de manera presencial. Los mensajes son más claros y contundentes cuando hay una entonación y un lenguaje corporal que lo respaldan. Las asperezas se liman mirándose a los ojos.
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De la práctica a la cima del éxito
Según la psicóloga Denise Paraje (@psidenisa), “hay que comportarse con empatía y responsabilidad con todas las personas, para obtener lo que queremos en el ámbito laboral, pero sin dañar a los demás. Esto va desde pedir perdón a un compañero de trabajo por haber hecho una broma que le ha ofendido hasta darle el pésame cuando ha perdido a alguien. Además de tener en cuenta las emociones de los demás, debemos entender que no todas las mentes funcionan igual. Cuando tengamos las mentes de las otras personas en nuestro radar para actuar en consecuencia, estaremos en el buen camino”.
Ser afectivamente responsable no se trata de ser perfecto, sino de tener la capacidad de resolver los problemas cuando se presenten, de autoprogramarse para ser decentes y respetuosos, de ser proactivo y no reactivo, de ejercer un liderazgo positivo y estimular el crecimiento y la sana competencia, y de ser, en últimas, mejores personas. Esto, según los especialistas, es ser exitoso.
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