27 Agosto 2022

Las mejores películas de la historia, un listado que cambia con el tiempo

Películas consideradas obras cumbres hace medio siglo han sido desplazadas por otras, y no necesariamente por ser más nuevas. Una rápida mirada a la manera como ha cambiado la opinión mayoritaria de los expertos. Y cómo influyen ahora los intereses comerciales por encima del criterio de los especialistas.

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Carteles

Por Gustavo Valencia Patiño
Resulta muy interesante apreciar cómo y por qué cambia y se transforma el gusto y los criterios con los que se considera que determinadas películas sean las mejores de todas. Esto de paso demuestra el carácter histórico y cambiante de las diferentes apreciaciones como, por ejemplo, los distintos factores que inciden para escoger lo mejor de lo producido hasta la primera mitad del siglo pasado, que es diferente a los de los años sesenta y setenta, los finiseculares y los que son determinantes corridas ya dos décadas de este siglo.
En 1951, durante el Festival Mondial du Film et des Beaux-Arts de Bélgica, se realizó la primera encuesta internacional para elegir las mejores películas. Las tres primeras fueron El acorazado Potemkin (1925), de Serguei Eisenstein; La fiebre del oro (1925), de Charles Chaplin, y Ladrones de bicicletas (1948) de Vittorio de Sica. Lo primero que se observa es que las dos primeras pertenecen al cine mudo y las tres son en blanco y negro, lo que hoy en día, para la gran mayoría del público, resulta detestable. En esa lista, la mítica y famosa cinta El ciudadano Kane (1941), de Orson Welles, aparece en un modesto puesto 22.

Acorazado Potemkin
Afiche de 'El acorazado Potemkin', de Sergei Einsenstein.


Evidentemente eran otros los criterios y elementos de juicio por parte de quienes sabían lo que el cine mudo había entregado al arte cinematográfico, pues fue durante este período que se creó y consolidó el lenguaje fílmico que desde aquellos años se sigue manteniendo. Los muchos y muy buenos adelantos técnicos no han cambiado para nada estos aportes. Hoy se desconoce totalmente aquella época, casi que se ha proscrito y se considera, además, que no tuvo mayor importancia, cuando en realidad ocurre todo lo contrario. Algo que ahora solo conocen y aprecian los entendidos y especialistas en cine.

Gold Rush.
'La fiebre del oro', de Charles Chaplin.


Una siguiente lista y también muy célebre en su momento se realizó en 1958 durante la Exposición Universal de Bruselas en la que se mantuvieron los tres primeros puestos de la lista realizada siete años atrás. La única variación llamativa es que El ciudadano Kane subió al noveno puesto. A partir de los años 60 fueron dos grandes revistas las encargadas de elaborar regularmente esta lista: la británica Sight & Sound y la muy conocida francesa Cahiers du Cinéma.

Ladrones de bicicletas
'Ladrones de bicicletas', de Vittorio de Sica.


Además, el American Film Institut, AFI, por sus siglas en inglés, comenzó a hacer lo mismo pero solo con las películas de Hollywood y así se ha mantenido hasta la fecha. Una actitud absurdamente excluyente y más ahora, en estos tiempos que corren de globalización. Sight & Sound, Cahiers du Cinéma y la AFI son tres puntos de referencia obligatoria para saber cómo se mantienen o cambian las valoraciones de las películas a medida que aparecen nuevas generaciones de especialistas y críticos. A la par de ello influyen, y mucho, las industrias internacionales de cine como también la publicidad masiva y sus intereses creados, aunque hay excepciones que bien vale la pena citar.
El caso más conocido ocurrió en las décadas de los 60, 70 y aún de los 80, cuando se registró una cierta polarización ideológica en el mundo, de tal forma que quienes pertenecían a corrientes progresistas o de tendencia izquierdista, por lo general planteaban que la película número uno era El acorazado Potemkin y en el otro extremo, los de tendencia más conservadora y defensores del orden existente, del “establishment”, como se decía en ese entonces, consideraban El ciudadano Kane como la mejor de todas. Esto respondía a criterios políticos y, por ende, extracinematográficos, aunque no se puede negar que ambas películas son de una importancia vital en el desarrollo de los valores del arte fílmico y sus aportes e influencias aún se mantienen, sin importar que con el tiempo Potemkin haya descendido y en cambio Kane se mantenga en sitios de privilegio.

Kane
'El ciudadano Kane', de Orson Welles.


Al finalizar el siglo pasado, el primer puesto en Sight & Sound lo había ocupado durante medio siglo Kane en las encuestas que cada década realiza. Lo mismo sucedió con la lista que en 1998 actualizó la AFI, con Kane a la cabeza, un segundo puesto para Casablanca (1942) y un tercero para El padrino (1972). En Cahiers du Cinéma el primer puesto continuaba siendo para Kane. Iniciando este siglo se registraron variaciones importantes, consecuencia de nuevos criterios en las valoraciones de estas realizaciones.
En su última lista Sight & Sound colocó en el primer puesto a Vértigo (1958), de Hitchcock, desplazando después de medio siglo al segundo puesto a Kane, lo que causó asombro y controversia, aunque Vértigo con el tiempo ha venido siendo redescubierta en sus aportes fílmicos. Como también su director, Alfred Hitchcock, siempre asociado con buen cine de suspenso, pero que en realidad fue alguien que sabía mucho de los secretos y recursos visuales del cine y que siempre los empleó de manera muy creativa en su extensa obra.

Vertigo
'Vértigo', de Alfred Hitchcock.


En el quinto lugar de esta misma clasificación aparece Amanecer (1927), del director alemán Friedrich Wilhelm Murnau, rodada en Hollywood, pues su director ya se había radicado allá. Esto significó además que de nuevo el cine mudo volvió a ser revalorado y apreciado en su real significado. En el puesto 11 figura Potemkin y en el 21 El padrino. La de Cahiers du Cinéma de 2012, mantuvo también a Kane en el primer puesto, en el cuarto lugar a Amanecer, de octavo a Vértigo, en el puesto 37 a Potemkin y en el 40 a El padrino. En la última lista de la AFI, continúa Kane en el primer puesto y ahora el segundo es de El padrino, desplazando al tercer puesto a Casablanca.

El padrino
'El padrino', de Francis Ford Coppola.


Esta es la opinión de expertos y especialistas que cada vez menos se tiene en cuenta. Ahora importa más el veredicto de la gran industria, su prensa y la inmensa audiencia cautiva que posee. The Hollywood Reporter, que antes era diario y desde 2010 es revista impresa semanal y con página web, sigue siendo el medio más influyente en Estados Unidos y otras partes del mundo. De hecho, fue el diario que inició la persecución en el tristemente célebre episodio negro de la democracia estadounidense conocido como la “caza de brujas en Hollywood”.
Desde comienzos de este siglo ha designado a El padrino como la película número uno de todos los tiempos y cada vez más hace creciente su opinión al respecto, de tal forma que, con el apoyo de la industria fílmica internacional, van imponiendo esta producción como la mejor de todas. Ya no por criterios relacionados con su aporte al cine y a su desarrollo, sino por decisiones abiertamente comerciales. Con estos nuevos elementos de clasificación y único patrón de escogencia se va a lograr, por ejemplo, que muy pronto la todopoderosa Marvel tenga en puestos de privilegio a alguna de sus superproducciones, las cuales entregan en promedio la increíble suma de 1.000 millones de dólares por película y ya llevan más de 20 realizaciones.
Si a ello se incluye el fenómeno de internet, donde una inmensa mayoría de páginas de “análisis” de cine se replican y se calcan entre sí, en últimas sin opinar nada y sin el menor elemento de juicio (condición indispensable para pertenecer a la categoría llamada “influencer”) ahora ya tienen para copiar y repetir todo lo que el universo Marvel les entrega permanentemente y continuar haciendo parte de una gran cadena de retransmisión sobre los “nuevos valores y gustos” acerca del cine y sus mejores películas.
Solo queda seguir consultando a los estudiosos y especialistas. Aunque no tienen la misma cobertura mediática, sí cuentan con los conocimientos necesarios para opinar al respecto y lograr al menos que sus notas y comentarios sean un punto de referencia para tener en cuenta y considerar.

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