Catalina Beltrán, directora de teatro colombiana en el Whitney Museum de Nueva York
2 Marzo 2025 07:03 am

Catalina Beltrán, directora de teatro colombiana en el Whitney Museum de Nueva York

'El espacio que compartimos'.

Egresada de la Facultad de Asab de la Universidad Distrital, Catalina Beltrán decidió buscar un nuevo horizonte en Nueva York, una de las capitales teatrales del mundo. Su obra 'El espacio que compartimos', hecha con inmigrantes latinos, se presentó en el Whitney Museum.

Por: Sandro Romero

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La migración colombiana en Estados Unidos tiene múltiples caras. Como sabemos, hay todo tipo de historias y muchas de ellas distan de la narrativa que estigmatiza y criminaliza a las personas que deciden cambiar de país. En este caso, vamos a ver la historia de una colombiana que viajó para seguir su pasión por el arte.

Catalina Beltrán es una directora de teatro de 29 años. Empezó su carrera en Bogotá, donde fundó Combo - Compañía Bogotana de Teatro, junto con un grupo de actores egresados de la Facultad de Asab de la Universidad Distrital. Participó con sus obras en varios festivales de teatro de Bogotá, organizados por Idartes, y colaboró con agrupaciones como el Teatro Quimera y la Compañía Nacional de las Artes (CNA).

Ahora vive y trabaja en una de las capitales teatrales del mundo: Nueva York. El escritor Sandro Romero Rey conversó con ella a raíz de su más reciente obra, El espacio que compartimos, hecha con inmigrantes latinos, y que se presentó en el prestigioso Whitney Museum de la ciudad de Nueva York. Hoy, Catalina nos cuenta sobre su trayectoria y su trabajo como directora.

CAMBIO: El Nueva York que uno imagina, lleno de luces y caos, parece ser el lugar ideal para los sueños teatrales. Pero usted, viniendo de la montaña y la ciudad, trae algo diferente a esa jungla. Cuénteme, ¿cómo se siente dirigir teatro en esta ciudad que parece estar siempre a punto de explotar?

Catalina Beltrán: Me encanta. Siento que es una especie de reto metabólico. Todo va muy rápido, hay un número inasible de obras sucediendo al mismo tiempo. Quieres verlo todo, y ver tanta cosa te tiene la inspiración a tope. Es demasiado, pero para alguien, como es mi caso, loca por el teatro, es el lugar indicado.

CAMBIO: ¿Cuántos años lleva allá?

C.B.: Apenas cuatro, aunque se sienten como más.

CAMBIO: ¿Cómo acabó de directora de teatro en Nueva York?

C.B.: Hay muchos artistas que dicen: esto siempre fue mi llamado, estaba destinada a hacer esto. Y claro que no se pueden ignorar ciertas aptitudes, pero en mi caso creo que fue una decisión más contingente. Me gustaban muchas cosas y era buena en muchas cosas. Pero creo que salí del bachillerato con ganas de medirme con una vara diferente a lo que ya conocía. Amaba el teatro y me pareció que estudiar dirección iba con mi papel de nerd. Luego resultó ser perfecto, porque hacer dirección de teatro o de cine implica mantener esa curiosidad por muchos temas y áreas del conocimiento. No sé cómo hubiera sido ejercer otra carrera, pero puedo decir que hago lo que más disfruto hacer. Ahora, el viaje ya no fue tan contingente, mi profesión me trajo. Quería salir de Colombia para seguir aprendiendo. Me dio por seguirle la pista a Anne Bogart, una directora estadounidense, y quise venir a tomar clases con ella. Yo siempre lo vi así de sencillo como estar buscando un camino, una mentoría, y sin pensar mucho en los costos y las implicaciones, acabé estudiando una maestría en dirección en Columbia University, de la que me gradué el año pasado.

CAMBIO: Yo la conocí como estudiante de la Facultad de Artes Asab cuando tenía como 19 años, ¿cómo se compara la experiencia en las dos universidades? ¿Cree que su trabajo tenga un sello particular por haber empezado su carrera en Bogotá?

C.B.:
Yo llegué acá y me presenté a mis compañeros de maestría diciéndoles que lo que a mí me gustaba era el teatro realista. Pero a la semana, después de que habían empezado a ver mi trabajo en clase, me dijeron que eso era mentira. Que cómo así que poner la escena a suceder en un set que se mueve de acuerdo con la conversación es realista. Y claro, me hicieron caer en cuenta de que lo que a mí siempre me ha interesado es sentir que lo que pasa entre los actores es real, pero que no es cuestión de género teatral. También me di cuenta de que cosas que yo daba por hecho que todo el mundo hacía, resultaron ser muy particulares de cómo estábamos haciendo teatro en Colombia, por lo menos cuando yo me fui.

CAMBIO: ¿Como cuáles?

C.B.: El uso de narradores, mezclas con el teatro de objetos, las diferentes formas de creación colectiva... !Uuy! y ese coqueteo tan maravilloso entre la escena de teatro y la de danza contemporánea. Creo que la sinergia entre actores, que tienen mil ideas y rompen las convenciones todo el tiempo, y directores-autores dispuestos a experimentar, nos ha puesto en un lugar muy particular. Acá el teatro, y sobre todo el teatro comercial, sigue girando sobre todo en torno a la dramaturgia.

Catalina Beltrán.
Catalina Beltrán.


CAMBIO: ¿Extraña Colombia, o ya se olvidó de nosotros?

C.B.: ¡No! La extraño cada segundo. En todas las dimensiones personales, pero también y muy especialmente, extraño hacer teatro en Colombia. Yo ando para arriba y para abajo con mis ideas de obras que me gustaría desarrollar en el futuro y por lo menos la mitad son obras que quiero hacer en Colombia. A veces incluso me pongo a pensar en los actores con los que me gustaría trabajar, los teatros donde el proyecto se vería mejor, las comunidades a las que se puede impactar.

CAMBIO: ¿Y qué la detiene?

C.B.: Uff... muchas cosas. Creo que estoy aquí cumpliendo un tiempo de aprendizaje, pero, siendo práctica, estoy aquí para poder agilizar el pago de deudas de mis estudios. Por otra parte, estoy pensando en hacer teatro en Colombia, y no puedo evitar ponerme en el lugar de productora, o gestora cultural, porque es algo que también estuve haciendo varios años. ¿Cómo financiar las obras? Más allá de pagar los costos, ¿cómo articular un proyecto con instituciones, con sectores de la sociedad, con las regiones, para que de verdad tenga sentido hacerlo? Quiero ver impacto y quiero ver articulación. Acá he conocido el derroche. Obras de Broadway con presupuestos por encima de los 5 millones de dólares y que al final son mediocres en su conexión con el público. No sé si me enfrentaría al esfuerzo de hacer una obra en Colombia si no siento que estoy logrando esa articulación.

CAMBIO: Es ambicioso, pero espero que lo logre. Y mientras tanto, ¿qué está haciendo en Nueva York?

C.B.: En este momento estoy dirigiendo un proyecto que me tiene muy emocionada. Es un montaje comunitario, lo cual significa que tenemos un grupo mixto de actores y no actores, personas de distintas profesiones, todos de la comunidad hispana de Nueva York, todos inmigrantes. Tuvimos un taller de creación en enero, que culminó con algunas presentaciones, y el pasado 23 de febrero nos presentamos en el teatro del Whitney Museum.

Whitney Museum.
El espacio que compartimos en el Whitney Museum-

CAMBIO: ¿Y este proyecto tiene algo que ver con el cambio de administración y todo lo que está pasando por allá?

C.B.: Al final del día sí, pero se empezó a planear desde mucho antes de las elecciones. Este es un proyecto que organizan cada año The People’s Theatre y Working Theater, que son dos organizaciones maravillosas que hacen teatro con inmigrantes y trabajadores, respectivamente. Cuando me llamaron para dirigirlo este año, sabíamos que se venían las elecciones y que iba a ser un escenario político cambiante, pero mi propuesta, más que hablar directamente de este tema, siempre fue trabajar en valores del teatro que nos enseñan cómo estar mejor en sociedad. Valores como la escucha activa, la kinestesia, la comprensión de las emociones y la comunicación. Después con base en esas herramientas, creamos escenas y contamos una historia que a la vez contiene las historias de los participantes. Lo más político de este proyecto es mostrar seres humanos tridimensionales, con sus historias y preocupaciones.

CAMBIO: ¿Y el público cómo hace para entender eso?

C.B.: Yo creo que no puedes controlar el éxito o el impacto que una obra pueda tener. No puedes controlar que “llegue el mensaje”. Lo que sí puedes hacer es que tu liderazgo y tus procesos expresen esa agenda política y social que quieres impulsar. Yo impulso espacios libres de maltrato, con artistas comprometidos y profesionales, mucha escucha, mucho respeto y dignidad salarial. Artistas con interés y curiosidad genuina. Valentía para afrontar y encarnar los temas difíciles. Y cuidado, sobre todo cuidado. Quizás es fe ciega, pero creo que, si todo eso está ahí, el público lo siente, y se siente parte de esta nueva sociedad que creamos a partir de la sala de ensayo.

CAMBIO: Qué bueno haber podido sacar este rato para conversar. Mucha suerte en todo lo que se viene.

C.B.: ¡Muchas gracias, Sandro!

Seguiremos la pista de esta talentosa artista, que desde ya está dejando en alto el nombre de nuestro país.

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