El detrás de cámaras del Acuerdo de Paz
7 Mayo 2023

El detrás de cámaras del Acuerdo de Paz

En los siete años que han seguido a la firma del Acuerdo de Paz se han oído en repetidas ocasiones las voces de las figuras visibles del proceso. ‘Una guerra después’ es el resultado de una monumental investigación que muestra qué le ocurrió a centenares de seres anónimos que también fueros protagonistas del conflicto armado, como victimarios, víctimas o testigos de primera mano.

Por: Eduardo Arias

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Una guerra después, de Juanita Vélez, es un reportaje que tiene todo a su favor para convertirse en un clásico, como puede serlo hoy en día La violencia en Colombia, de Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, El Bogotazo – memorias del olvido, de Arturo Alape o Los años del tropel, de Alfredo Molano Bravo.

Desde el momento en que comenzaron las conversaciones que adelantaban el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc-EP en busca de la firma de un acuerdo de paz y en los siguientes siete años, Juanita Vélez visitó los territorios selváticos que controlaba la guerrilla y entrevistó a antiguos combatientes que se alistaban para dar su gran marcha final: el salto hacia la legalidad.

Este libro es el resultado de un trabajo monumental. A través de cinco voces principales ella desarrolla el material que encontró en centenares de testimonios y miles de horas de consulta y entrevistas a excombatientes, exnegociadores, miembros de organizaciones internaciones que acompañaron el proceso, militares… El libro retrata lo que sucedía en la selva mientras se negociaba el Acuerdo de Paz y los antiguos comandantes y excombatientes intentaban crear un partido político que los representara al entrar a la legalidad.

Su autora es periodista y politóloga. Editó el portal La Silla Vacía Sur, un medio regional que creó el portal La Silla Vacía para cubrir las implicaciones del Acuerdo de Paz en el sur de Colombia. Ahora forma parte de la Fundación Conflict Responses (Core), desde donde investiga y escribe temas relacionados con grupos armados ilegales, deforestación, crimen organizado y la puesta en marcha del Acuerdo de Paz. Es coautora del libro El dulce poder (2018). CAMBIO habló con ella acerca de Una guerra después.

Juanita Vélez
Juanita Vélez.


CAMBIO: ¿Qué la llevó a realizar esta investigación tan exhaustiva?
Juanita Vélez:
Creo que el punto de partida fue vivir en el sur del país por un tiempo como editora de La Silla Sur de La Silla Vacía y darme cuenta de que mientras en Bogotá la discusión era sobre los líderes más visibles de las Farc y del Gobierno Santos, en esta región había gente a la que le iba a cambiar la vida-para bien o para mal- con este desarme. Fue en Neiva donde conocí a Diego Ferney Tovar, uno de los personajes principales del libro, y él se fue convirtiendo en una especie de hilo conductor desde el que pude ir rastreando cómo muchos hitos de la transición de las Farc -desde sus primeras votaciones y su congreso fundacional, hasta la noticia de que compañeros de ellos volverían a las armas- impactaron la vida de estas personas.


CAMBIO: No debió ser fácil armar una historia tan compleja.
J. V.: Todo fue como una especie de rompecabezas. Quería contar el después del desarme, pero no solo para quienes empuñaron las armas sino para quienes no y desde un ángulo distinto: quería narrar las historias de quienes no tuvieron los focos encima. Y desde ahí empecé a buscar a los demás personajes, a Luz Marina Giraldo (exguerrillera del Bloque Oriental), a César Lasso (policía víctima de secuestro), a Carlos Ignacio González (un militar que diseñó las rutas del desarme) y a Gerson Arias (exfuncionario de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz). A través de ellos quise explorar qué emociones rodearon esta transición de las Farc-EP a partido político, sin dejar de lado muchas cosas que muestran lo complejo de estos procesos: las grietas que traía la guerrilla y que pesaron en la construcción de su partido, el surgimiento de las disidencias, el asesinato de exguerilleros, la trepada de la deforestación, entre otras cosas. Este es un viaje periodístico a las mentes y corazones de personas que vivieron esto.


CAMBIO: ¿Qué retos enfrentó para acercarse a los desmovilizados, a los excomandantes?
J. V.:
Creo que era más fácil acercarse a ellos justo en ese momento porque ya estaban concentrados en las zonas veredales. Entonces el reto no fue tanto acercarse sino intentar entenderlos mejor. Entender sus rutinas, su visión de la realidad, el cambio tan trascendental que comenzaron a vivir. Muchos de ellos comenzaron una vida para la que nadie los entrenó, tenían -y siguen teniendo- una visión muy colectiva de su paso a la vida civil. Así que el reto periodístico, al menos para mí, era entender esas facetas, lograr que se salieran del guion oficial para revelar realmente qué sentían y contar todo esto con rigurosidad, sin justificar lo que hicieron, y entendiendo el dolor que también causaron y la manera como ellos se fueron enfrentando a sus víctimas.

Una guerra después


CAMBIO: ¿Qué impresiones tienen los desmovilizados? ¿Se sienten a gusto, han tenido problemas y carencias?
J. V.:
Ellos insisten en que no son desmovilizados porque les quitaron las armas pero no su capacidad de movilización y sus ideales. La mayoría de ellos siguen apostándole al proceso de paz, a pesar de todos los retrasos, incumplimientos y asesinatos. Ellos también siguen teniendo una deuda pendiente con sus víctimas. Pero sobre todo yo pude entender que sus preocupaciones son mucho más mundanas de lo que se cree. Más que hacer política, algo que a algunos les gusta, a muchos de ellos les preocupa más tener con qué meter a sus hijas a un jardín, que les resuelvan el tema de sus cédulas, que puedan tener un proyecto productivo para sobrevivir o que no les toque estar cambiando de casa cada seis meses por temor a que los maten.


CAMBIO: Después de haber realizado este trabajo, ¿cuál es su perspectiva del proceso de paz?
J. V.:
Yo creo que si un policía que estuvo secuestrado 13 años se toma un tinto con quien le ponía las cadenas en la selva o si un exguerrillero pudo mirar a los ojos a una víctima y pedirle perdón o si muchos campesinos pudieron volver a sus tierras, me parece que es razón suficiente para apostarle a esto. A salidas negociadas a los conflictos armados. Ahora, creo que el proceso de paz con las Farc es un espejo para aprender de sus errores y aciertos y todo eso está narrado en detalle en el libro. Ojalá aporte en ese camino.

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