Ficciones: así es el primer bar de libros de Colombia

Crédito: Cortesía Ficciones bar de libros

18 Agosto 2024 03:08 am

Ficciones: así es el primer bar de libros de Colombia

Un grupo de amantes de la literatura, encabezado por Consuelo Gaitán, se aventuraron a abrir Ficciones, un lugar del barrio Quinta Camacho que celebra la literatura, la música y las bebidas espirituosas.

Por: Juan Francisco García

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"¿Cuánto vale una libra de carne?", me contestó Consuelo Gaitán, directora del nuevo bar de libros Ficciones, cuando le pregunté si opinaba que el precio de los libros en Colombia era demasiado alto. Luego recordó el siguiente fragmento del discurso de Federico García Lorca al inaugurar la Biblioteca Pública de su pueblo, Fuente Vaqueros: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. 

No solo de pan vive el hombre, enfatiza Gaitán, una de las voces autorizadas a la hora de hablar del fomento del libro y la construcción de espacios de lectura en Colombia. En su gestión como directora de la Biblioteca Nacional, entre 2013 y 2019, se construyeron 240 bibliotecas públicas. Hoy, gracias en buena medida a su paso por la entidad, el país tiene una biblioteca en cada uno de sus 1.116 municipios. 

Volvamos a Ficciones. El bar de libros vio la luz en una casona esquinera de Quinta Camacho, en una calle cerrada y  silenciosa –¡milagro divino!– hace un poco más de tres meses. La idea fue de Consuelo y de la arquitecta Carmen Patricia Hernández, su gran cómplice a la hora de llenar de bibliotecas la Colombia a la que no llegan las distribuidoras. William Ospina, Juan Gabriel Vásquez, Piedad Bonnett, Héctor Abad y Nicolás Montero secundaron la iniciativa, seducidos por tener en la capital el primer bar de libros, donde hablar de literatura es la mejor excusa para tomarse un buen trago. Y viceversa. 

La fe en la ficción, la fe en los libros 

“¿Qué puede hacer la ficción? Nada en realidad. La ficción no ejerce ningún tipo de transformación inmediata. No puede ofrecer más que libertad. Libertad de pensamiento, libertad de juicio, libertad de los diversos tipos de proselitismo que nos acosan y nos reclaman. No puede ofrecer nada más que un espacio de ironía, un lugar donde la ambigüedad esencial de la vida humana se busca en lugar de recelarse. No puede ofrecer nada más que la posibilidad de imaginar a los otros”. 

Con este fragmento de uno de los cuatro ensayos del libro La Traducción del Mundo, Consuelo abrió la conversación, abrigada por la librería, con su autor Juan Gabriel Vásquez. En la charla, tanto el escritor como la directora de Ficciones reafirmaron su confianza en la potencia de la ficción para pacificar la sociedad y fortalecer la democracia. 

Sobre esto, Gaitán me dijo haber corroborado en su experiencia como directora de la Biblioteca Nacional la importancia de contraponer las distintas visiones de Colombia, con su violencia y con sus abismos. Y que la ficción es un antídoto como ningún otro para empatizar con el otro y dejar de pensar que disentir es sinónimo de agredir; y que la diferencia debe ser aniquilada. 

Cortesía Ficciones bar de libros

Su fe en la ficción no es nueva. Gaitán fundó, hace más de 30 años, la emblemática librería Biblos, cuyo gran diferencial para la época era procurar la intimidad entre autores y lectores. La exeditora de Norma, que ha usado “todas la formas de lucha” para fomentar la lectura –en la radio, la prensa, la gestión pública y ahora como librera– es un relato vivo y esperanzador sobre el papel del libro en nuestra cultura. 

Gaitán reconoce que aún hay muchos rincones del país donde los libros son objetos exóticos e inasequibles, la llena de fuerza haber visto cómo en las ciudades intermedias, como Tunja, Pasto y Sincelejo, proliferan los clubes de lectura y sentarse a conversar en torno a un relato es cada vez más una necesidad y un gozo que un lujo.


Gaitán habla con sustento sobre el crecimiento sostenido del mercado del libro en Colombia, que se potenció visiblemente a raíz de la pandemia. “Que desde la pandemia hayan abierto seis nuevas librerías en Bogotá da cuenta de la salud de la industria”, dice. Además, mientras me muestra la hermosa edición que Frailejón hizo del poemario Los Habitados, de Piedad Bonnett, con alegría en los ojos, como si me hablara de un tesoro, me da la feliz noticia de que el libro físico –el que está vivo– sigue siendo mucho más apetecido que su hermano menor en versión digital. Y que son muchos los estudios que comprueban que la retención de un relato es mucho más fértil y vívida cuando entra al cuerpo a través de la letra impresa. 

Agenda cultural para no intelectuales 

Una de las grandes diferencias del bar de libros Ficciones con respecto a la extinta librería Biblos  –explica Consuelo– es que su agenda cultural es mucho más inclusiva y diversa. “No está pensada para intelectuales y es más bien una invitación para ese público amplio, que así como sale a correr los domingos, perfectamente puede gozar del tiempo libre en una librería”. 

Cortesía Ficciones bar de libros

Para lograr esto ha sido clave el papel de Danielle Navarro, doctoranda en literatura que conjuga mucha imaginación y gran capacidad de convocatoria. En agosto, para que se provoquen, además de la conversación con Juan Gabriel Vásquez, hubo un recital de piano y pasajes literarios; un taller de poesía con la poeta Andrea Cote; el habitual club de lectura de literatura japonesa; una sesión musical noventera, dirigida por la poeta Paola Caballero, autora de Camas gemelas, y la discusión con la impresionante Mónica Ojeda sobre su último libro Chamanes eléctricos en la fiesta del sol. Muy pronto se presentará el nuevo libro de Piedad Bonnett La mujer incierta y el 31 de agosto el genial Santiago Rivas dictará el taller de oráculos en collage. 

Hay también una franja para la literatura infantil, que tiene un espacio muy relevante a la entrada del bar de libros.  Cuatro días a la semana hay lecturas en voz alta para niños entre 0 y 10 años. Es todo un reto acercarse a la colección ilustrada de libros para niños sin quedarse alguno. 

Música, pan y vino 

Así como la hermosa librería Matorral ganó la fidelidad de sus clientes por sus famosas y pedidas listas de reproducción en Teusaquillo, Ficciones tiene su gran secreto musical: entre el equipo de trabajo se cuenta Javier Beltrán, editor, Dj y cofundador de la gran fiesta y plataforma artística La Recontra. La buena música –jazz, son cubano, música clásica y brasilera– está garantizada. Se descubren libros y discos. 

El menú de Ficciones estuvo a cargo del chef del restaurante El Bandido, Felipe Rayo. Hay tapas, montaditos, entradas para compartir, pastelería y sándwiches. En la barra, además de la gran variedad de cócteles clásicos, hay una gran variedad de  ‘Libros líquidos’ o cócteles inspirados en obras literarias. El Highsmith Martini, inspirado en la escritora Patricia Highsmith, amante acérrima del vermut; el Old Ficciones, que a base de ron y campari rememora las ficciones clásicas que nos salvan de la realidad, y el Aura o las violetas, que homenajea al censurado y virtuoso José María Vargas Vila, son algunos de los más pedidos. 

También hay vino, y a buen precio, pues así como Ficciones no está pensada para intelectuales, su menú fue creado deliberadamente para un público amplio y diverso que no encuentre en los precios una barrera para visitar la librería.  

Que, más bien, tenga en el nuevo bar de libros un refugio para imaginar otros mundos y otras vidas. Las ficciones como talismanes en el corazón de esta ciudad que, sin ellas, nos devora. 

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