'Labio de liebre'.
Crédito: Andrés Gómez
‘Labio de liebre’, una obra de teatro sobre la venganza y el perdón
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Esta obra del teatro Petra y coproducida por el Teatro Nacional de las Artes Delia Zapata regresa al Colón, el escenario que la vio nacer en 2015. Las cuatro funciones se llevarán a cabo el 22 y 23 de julio. En una de ellas habrá posibilidad de audiodescripción para las personas ciegas y en otra estará presente un intérprete de lengua de señas colombiana para que las personas sordas puedan seguir la trama.
Por: Eduardo Arias
Cuántas veces Colombia no se habrá hecho esta misma pregunta: ¿Vale la pena seguir en guerra, vale la pena seguir vengándonos?
Esa misma pregunta la plantea Labio de liebre, una obra de teatro escrita por Fabio Rubiano, director del Teatro Petra, que se estrenó en el Teatro Colón en 2015 y regresa de nuevo a la sala más tradicional del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata, conocido por sus amigos como el Delia.
Labio de Liebre es una coproducción del Teatro Colón y el Teatro Petra que expone sobre las tablas una de las pasiones infalibles de la narración dramática: la venganza. Y al mismo tiempo, una de las acciones humanas más difíciles: el perdón.
Se estrenó en 2015 y, como señala Marcela Valencia, junto con Rubiano fundadora del Teatro Petra, “nosotros nos seguimos subiendo al escenario como si fuera la primera vez. Esta obra es una reflexión sobre el perdón, sobre si vale la pena seguir en guerra, seguir vengándonos”.
El Teatro Petra es uno de los grupos más representativos del teatro contemporáneo de Colombia. Lo fundaron Fabio Rubiano y Marcela Valencia en 1985. Sus obras han ganado cuatro veces el Premio Nacional de Dramaturgia, así como el premio bienal de la FUGA a Mejor Obra (2011) con Sara dice y el Premio Nacional de Dirección (2013) con El vientre de la ballena, Sara dice, Pinocho y Frankenstein le tienen miedo a Harrison Ford.
Para Fabio Rubiano volver a presentar Labio de liebre en el Colón es muy significativo. “Nosotros siempre queremos volver al Colon porque aquí nació, se hizo el preestreno, el estreno y tiene un significado muy grande para nosotros. Por la aceptación que tuvo en el público, por el momento en que estamos en el grupo, por momentos personales que algunos teníamos, por toda la atención que significaba hacer esa coproducción y la manera en que salió. Fue un gran premio”.
Pero Rubiano también señala que, ocho años después del estreno, desgraciadamente la obra sigue vigente. "Las obras que hablan sobre la violencia siguen vigentes durante años. Esperamos que algún día este sea un testimonio histórico y no algo que hable el presente. Esperemos que sea algo que algún día hable del pasado”.
Labio de liebre cuestiona a los victimarios ante el recuerdo de sus víctimas. Aunque en realidad esas culpas son, ante todo, vergüenzas, Porque antes de reconciliarse con los demás, quien ha vivido y jugado en la guerra debe quizá perdonarse a sí mismo.
En este montaje participan, además de Rubiano (Salvo Castello) y Marcela Valencia (Alegría de Sosa), Liliana Escobar (como la periodista Roxy Romero), Jacques Toukhmanian (Granado Sosa - La liebre), Ana María Cuéllar y Juanita Cetina (Marinda Sosa), Biassini Segura y Ariel Merchán (Jerónimo Sosa).
La historia es bastante simple, dice Rubiano “Un hombre que cometió actos atroces en el pasado está pagando una condena en un país neutral de invierno permanente, donde siempre cae nieve, y a esa casa llegan a golpear unos campesinos que no tienen nada que ver con esa tierra. Podría ser Noruega o Islandia o algo así. El castigo no es tan fuerte y él está en su cabaña cumpliendo la condena, aislado del mundo, porque el aislamiento era una de las penas más grandes en la antigua Grecia y en la antigua Roma”.
Eso les parecía significativo. Y como en esa época las encuestas decían que Colombia era el país más feliz del mundo, entonces Petra consideró que el peor castigo era estar lejos del país más feliz del mundo. “Entonces allí llega una familia de campesinos que vienen a pedirle sólo una cosa, él se niega a hacerlo, ellos lo siguen pidiendo y así transcurre toda la obra”. En el pasado la familia fue víctima de este personaje. “Vuelven porque son parte de su memoria, de su pasado y ni la memoria ni el pasado se pueden borrar”.
Como señala Rubiano, en la obra no hay agresividad, no hay un señalamiento, no se le dice “usted es un criminal usted es un asesino usted es una porquería”. Le dicen que se van a quedar a vivir con él hasta que les diga lo que le están pidiendo. “Aparecen en todos lados. En la ventana, en la nevera, en la puerta, en la cama, en el televisor que prende”, dice Rubiano.
En la obra, la casa poco a poco se va llenando de maleza tropical que no pertenece a un país donde siempre cae nieve. Como recuerda Rubiano, todas estas palmeras fueron construidas hoja por hoja. Aparte del equipo colombiano vino un grupo de escenógrafos brasileros que hicieron con Labio de liebre sus prácticas en campo.
Con respecto al montaje en la sede del Teatro Petra hay algunas diferencias. “En el Petra toca hacerlo más chiquito. La altura de la escenografía del Colón es de casi siete metros en el Petra nos toca reducirla a cuatro, entonces tenemos una ventana más chiquita, menos árboles, no entramos las palmeras en el Petra”. La vegetación que poco a poco comienza a aparecer es una alegoría a cómo el criminal recupera la memoria, como si su casa en medio de la nieve la invadiera ese país de donde viene.
“No sólo llega la familia campesina con ruanas, sino que también vienen las palmeras, las flores, las liebres, las vacas, las gallinas. Me acuerdo que en la versión original yo quería que la vegetación cayera dentro del público. De hecho en el primer diseño la idea era vender sillas impares para que la gente quedara separada y en las sillas pares caería la maleza para que el público también se sintiera dentro de esa selva que lo iba invadiendo. Pero eso costaba siete veces más de lo que costó, que ya fue bastante”, señala Rubiano.
Una de las características de estas presentaciones es que tendrán funciones pensadas para que puedan apreciarlas personas ciegas y sordas.
En esta oportunidad en una función habrá un intérprete de lengua de señas colombiana para que los sordos puedan seguir los diálogos y en otra los ciegos contarán con audio descripción, un sistema en el cual, a través de un dispositivo auditivo, una voz comenta los movimientos que se desarrollan en el escenario.
Al respecto Rubiano señala que ellos ya han tenido esa experiencia en montajes anteriores. “Incluso hicimos una función de 'Edipo rey' para ciegos, lo cual es bastante contradictorio”, dice Rubiano. Él considera que la lengua de señas le aporta aún más teatralidad al espectáculo.
Como señala Sara Luengas, encargada de mediación, diálogo y comunidades del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata, desde 2020 ha sido política del Delia atender a las comunidades que no se sienten incluidas cuando se presenta una obra de teatro, una película o un espectáculo musical. Ella señala que a medida que uno se adentra en el universo de los sordos encuentra que los hay de nacimiento, los que la adquirieron en algún momento de la vida, los que sufren de baja audición.
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Otro reto consiste en la traducción del texto a lengua de señas, ya que una traducción literal de un texto con contenido irónico, de doble sentido o en código de humor puede perder por completo su razón de ser.
Además, ella resalta lo importante que resulta tener en cuenta no sólo qué ocurre en el escenario cuando comienza el espectáculo sino también en la divulgación de la obra (cómo lograr que se enteren), la llegada al teatro y la compra de la boleta. “Nos toca hacer toda una campaña de comunicación desde la desde la lengua de señas colombiana. No basta con poner un intérprete en la obra si las personas sordas no tienen cómo enterarse. Tampoco es suficiente un cartel que diga ‘con lengua de señas colombiana’ porque para muchas personas sordas el español es la segunda lengua o no lo conocen. Su lengua materna es la lengua de señas”, agrega. En la taquilla debe haber alguien que sepa lengua de señas o al menos conozca algunas señas relacionadas con la compra de la boleta. “Esto lo hacemos desde el sentido de la garantía de derechos. A la información, a la comunicación, al acceso a la cultura. Esa es la apuesta”. En estos tres años estos tres años han hecho 10 funciones con lengua de señas y otras 10 con audiodescripción.
Otra estrategia para los sordos consiste en el touch tour o visita sensorial, nombre que se le da en el Delia. Antes de que empiece las función llevan a las personas ciegas a conocer el escenario desde los otros sentidos, recorrerlo, entender cómo funcionan los elementos en el espacio de la escena, tocar los muebles y la ropa para conocerlos desde el tacto.
Y otro reto consiste en la traducción del texto a lengua de señas, ya que una traducción literal de un texto con contenido irónico, de doble sentido o en código de humor puede perder por completo su razón de ser. Por ese motivo los intérpretes de lengua de señas reciben los libretos con anticipación para estudiarlos y poder darles el sentido que busca el autor.
“Otra cosa que aprendimos en el camino es que la persona que se ve en el escenario no es el intérprete oyente, sino una persona sorda, porque para la comunidad sorda es muy importante que la persona que esté en escena tenga la lengua de señas como idioma nativo. Como no puede oír a los actores, entonces un intérprete de lengua de señas oyente se encarga de traducirle el texto al intérprete sordo que está en el escenario”, señala Sara Luengas.
Labio de liebre
Teatro Petra y teatro Colón Centro Nacional de las Artes Delia Zapata.
Colombia
22 de julio 3:00 p.m. y 7:30 p.m. (función con audiodescripción).
23 de julio 3:00 p.m. y 6:30 p.m. (función con lengua de señas colombiana)
Sala Teatro Colón