"Colombia no tiene una matriz energética limpia, sino una muy dependiente de los fósiles": director de la Upme

Adrián Correa, director general de la Unidad de Planeación Minero energética (Upme).

Crédito: Upme

6 Marzo 2024

"Colombia no tiene una matriz energética limpia, sino una muy dependiente de los fósiles": director de la Upme

En entrevista con CAMBIO, Adrián Correa Flórez, director general de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), habló de la situación del sistema de cara a la transición energética. Explicó las barreras que impiden acelerar los procesos y de qué depende dar vía libre a más proyectos.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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En todo el mundo se habla de la necesidad de una transición energética. En Colombia existe una entidad estatal encargada de evaluar los posibles escenarios sobre las necesidades de energía en el país hacia el futuro, determinar cuánto se requiere en infraestructura para ello y formular las políticas que promuevan el desarrollo sustentable del sector. Esta entidad es la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme). Su director, Adrián Correa Flórez, conversó con CAMBIO sobre la situación eléctrica y energética del país. Correa explicó cómo avanza Colombia en esa transición y qué limitantes tiene el país para garantizar un mayor servicio de energía a costos eficientes. 

CAMBIO: ¿Qué hace la Upme y cuál es su importancia dentro del sistema energético nacional? 

Adrián Correa Flórez: Desempeñamos un rol fundamental para asegurar la prestación del servicio de energía eléctrica y la confiabilidad hacia el futuro. Hacemos los análisis para determinar qué infraestructura nacional y qué redes requiere el país para que la generación eléctrica pueda inyectarse y llegue a los centros de consumo. Sin las redes de transmisión no llega la energía a las personas, ni sale la energía de las centrales de generación.

El sistema eléctrico tiene muchas etapas, hay redes nacionales, regionales y otras locales. Nosotros nos encargamos de las redes nacionales, a través de estudios técnicos, y elaboramos convocatorias del sistema de transmisión nacional. Esas convocatorias no son concesiones ni contratos con el Estado. Identificamos dónde se necesita una línea de transmisión, sacamos unos documentos con los aspectos técnicos. Los inversionistas presentan ofertas y la Upme verifica que técnicamente cumplan con lo que se necesita y elegimos la oferta que represente un menor costo, la más barata, para mantener una eficiencia en el servicio. 

Estamos en un momento en que hay una explosión de proyectos de energía solar, y todo esto se vuelve más importante, porque como tenemos muchos proyectos desarrollándose necesitamos generar esas autopistas de transmisión para que esa energía pueda fluir. 

CAMBIO: ¿De qué depende que se pueda desplegar más infraestructura? 

A.C.F.: La Upme determina la viabilidad de las obras por medio de un análisis costo beneficio, que mira cuál es el costo esperado o aproximado de tener esta nueva infraestructura versus los beneficios que pueda traer. Los beneficios se miden con la incorporación de energía más barata, con que no se generen cuellos de botella en las redes, o que se garantice la energía. Evaluamos el costo equivalente de la energía y el poder brindarles a los colombianos un servicio digno y en condiciones de calidad adecuadas. 

CAMBIO: Hay zonas del país en que hay cortes, en la costa el servicio es intermitente… Con ese concepto de costo eficiencia, ¿qué barreras tiene el sistema para poder tener una infraestructura más robusta? 

A.C.F.: El problema estructural que tiene el país se asocia con precios y la prestación del servicio de energía eléctrica, particularmente en el Caribe, también el Pacífico, porque nuestro esquema de prestación del servicio obedece a reglas que trajimos hace 30 años de Inglaterra y que funcionaban en los años setenta y ochenta. La Ley Eléctrica, la Ley 143 de 1994 y la Ley de servicios públicos surgieron a inicios de los noventa, cuando había una euforia en el mundo alrededor de los mercados y sus dinámicas, el neoliberalismo y la reducción de la participación del Estado. 

Treinta años después hemos visto que esas políticas implementadas tienen sus deudas. Esa filosofía económica se ha quedado corta. Hay aproximadamente un millón de familias colombianas que todavía no tienen servicio de energía eléctrica. 

Es un tema estructural que este Gobierno quiere entrar a debatir fuera de todo lo técnico. Mientras la lógica sea que los servicios básicos, como también es la salud, estén concebidos como un negocio, vamos a estar supeditados a los vaivenes del mercado, a una lógica de acumulación del margen de ganancias y eso no siempre está acompasado con el beneficio que puede tener la gente. 

CAMBIO: La Upme debe revisar diferentes escenarios y planea el sistema energético. ¿Cómo está Colombia en medio de la transición energética? 

A.C.F.: Hay mucho desconocimiento del sector. Se ha dicho que Colombia tiene una matriz energética limpia, pero esto es una afirmación que conduce a la inacción y desplaza el problema hacia el futuro. Esto es falso, Colombia no tiene una matriz energética limpia, sino una matriz muy dependiente de los fósiles. La gente suele confundir matriz eléctrica con matriz energética. la energía eléctrica viene mayoritariamente de las represas y los generadores tipo embalse y se puede decir que es una matriz relativamente limpia. Con el cambio climático, nuestra altísima dependencia de fuentes hidroeléctricas comienza a verse afectada y esa ventaja comienza a jugarnos en contra. 

En lo energético, Colombia es un país que en las últimas décadas ha dependido de los combustibles fósiles a tal punto que 76 por ciento de las necesidades energéticas de los colombianos son suplidas con carbón, gas natural y petróleo. Porque lo energético va más allá de la electricidad que usamos de manera cotidiana, tiene que ver con el transporte, que es más o menos la mitad del consumo energético de los colombianos, y eso lo cubrimos con diésel y gasolina. 

CAMBIO: ¿Cuáles son esas diferencias entre matriz eléctrica y matriz energética? 

A.C.F.: Cuando hablamos de electricidad es cuando prendemos y apagamos un bombillo, pero el transporte, una planta en una industria que tiene procesos térmicos necesita, por ejemplo, gas natural. Colombia es tanto o más fósil como el resto de los países del mundo y el transporte tiene un peso enorme. El transporte entra a ser una de las variables críticas en la transición energética del país. Si queremos descarbonizar el transporte, que es algo urgente, necesitamos sistemas de transporte público digno, masivo y eléctrico.

En la Upme consideramos que parte de los cambios que se deben hacer tienen que ver con el transporte, pero eso también requiere cambiar paradigmas. Tenemos que transitar hacia escenarios en que el transporte público sea parte de la ecuación. 

CAMBIO: Con las diferentes fuentes de generación de energía, ¿aún necesitamos las térmicas (plantas que generan energía a partir de la combustión de gas, carbón y combustibles líquidos como el diésel)? 

A.C.F.: Por cómo se ha construido el sistema eléctrico, hoy tenemos una participación aún importante de las térmicas, más aún cuando hay periodos de sequía. Pero ya existen las alternativas tecnológicas para transitar de este tipo de energías a otras menos contaminantes o renovables como la eólica y la solar. Esas alternativas las estamos construyendo también desde la Upme. Para transitar desde esa energía térmica tenemos que dotar al sistema de otras herramientas de flexibilidad, que estamos evaluando desde lo técnico. Otros países ya lo han hecho y estamos mirando cómo mitigar la salida potencial de las térmicas. 

Uno de los ataques que recibimos es que nos dicen: “Ustedes creen que las térmicas se pueden cerrar”, pero eso no se hace de un día para otro, sino ya lo hubiéramos hecho. Lo que hacen los países de manera ordenada es planear sus sistemas para que esas plantas estén como un tipo de respaldo, pero de modo que la energía provenga de otras fuentes y técnicamente se compense lo que generan las térmicas.

CAMBIO: ¿Cuánto puede tardar ese cambio en Colombia?

A.C.F.: No me aventuro a dar un tiempo porque depende de muchas variables y trámites, de cómo podamos modernizar las mismas entidades para responder a los retos de la transición energética y de cómo podamos avanzar en el licenciamiento no solo ambiental, sino también social, de los proyectos. Depende también de la demanda de energía de los colombianos. Este Gobierno nunca ha propuesto que sea una cosa de meses, son transformaciones de largo aliento. En nuestro ‘Plan energético nacional’, que tiene un horizonte de 30 años, se plantean esos diferentes escenarios hacia el futuro. 

CAMBIO: SER Colombia, el gremio de las energías renovables, dice que los proyectos solares no entran rápido por los trámites. Los proyectos eólicos tampoco avanzan. ¿A qué se debe?

A.C.F.: Hay un volumen muy alto de proyectos, particularmente solares. Eso ha hecho que muchas entidades no puedan responder con la celeridad que quisieran. El presidente lo ha dicho, se requiere modernizar las entidades para que respondan a la velocidad que requiere la transición energética. No es un tema de caprichos o de que alguien quiera frenar procesos, todos queremos acelerar estos trámites, pero nos encontramos con problemas en la práctica. 

Los proyectos eólicos vienen desde hace años pero en su momento nadie visualizó que se necesitaba dotar a las entidades de más capacidad y de procesos más expeditos y acordes con las velocidades de la transición. Por eso hemos reforzado todos los equipos de trabajo. En diciembre el presidente firmó los documentos que permiten modernizar la planta de la Upme, cosa que no sucedía hace 11 años. 

También somos víctimas de las ineficiencias de otras entidades. Si alguien se demora en la ANI, en una corporación regional, si un operador de red se demora, todo viene a parar acá, porque somos los encargados de evaluar los cambios de las fechas de puesta en operación y revisamos si esos retrasos son responsabilidad del desarrollador del proyecto o de una entidad y no son evaluaciones sencillas ni cortas. 

CAMBIO: ¿Se necesita reformar el sistema?

A.C.F.: Sí, necesitamos una reforma, y necesitamos reformar los trámites que colapsan las entidades. Ya lo hemos dicho públicamente, la Upme debe actuar respecto a lo que escribe la Creg en sus resoluciones, el ministerio le dio un plazo de tres meses a la Creg para cambiar ese esquema de cambios de fecha de operación. 

CAMBIO: Con el fenómeno de El Niño, ¿qué necesita el país para garantizar la energía y que no haya subidas en precios ni racionamientos?

A.C.F.: Con las medidas que ha adoptado el sector, en el mes más crítico de sequía, que es febrero, los precios de bolsa estuvieron a mucho menos que a la mitad de los precios críticos, que es el precio de escasez. Con el fenómeno de El Niño, con unos niveles de embalses que vienen bajando, el precio de bolsa se ha mantenido muy estable, lo que muestra que se han tomado las medidas correctas para que el precio de bolsa no impacte la tarifa que se le transfiere a los usuarios.

Estamos en el fenómeno de El Niño desde mayo del año pasado. Llevamos un año haciendo un seguimiento juicioso de la situación desde todo el sector y veníamos anticipando qué hacer. Gracias a ello estamos en el punto en que estamos, para el mes más crítico se logró un colchón muy bueno y los precios en bolsa están controlados. Para nosotros El Niño ya está acabando porque venimos un año trabajando para estar como estamos en este momento. Monitoreando, alertas, pero sin tener que improvisar. Las medidas ya se tomaron.
 
CAMBIO: ¿Por cuánto tiempo tenemos hoy garantizada energía?

A.C.F.:  Hace unos días tuvimos una subasta de cargo por confiabilidad, esa es la herramienta que en Colombia se ha utilizado para garantizar la energía en firme hacia el futuro. Cuando la Creg ve que hay un faltante de energía genera un mecanismo, el de la subasta, y si cuando se actualizan las proyecciones se ve que queda algún faltante, hay otros mecanismos para irlos llenando. Esa subasta que acabamos de tener se hizo para cubrir el periodo entre 2027 y 2028. Después de esto se hacen los ejercicios de proyección de demanda entre XM, el operador, y la Creg y si se determina que hay un faltante podemos recurrir a otros mecanismos. 

CAMBIO: Hay energía hasta 2028 entonces. ¿Qué sigue después?

A.C.F.: Pueden venir más subastas. Sería muy sano que existiera otra subasta solo de energías renovables, por ejemplo. Una subasta de largo plazo y con otro esquema de contratación entre compradores y vendedores que genere precios más eficientes para los colombianos y ojalá sea de energías renovables y se podría hacer de una manera más rápida que una subasta de cargo por confiabilidad. Las velocidades que necesita la transición energética ameritan un cambio en las lógicas y las dinámicas.

CAMBIO: Hay varios proyectos que no han avanzado por temas con las comunidades. ¿Cómo están apoyando este proceso? 

A.C.F.:  Hay una visión en la que nos desmarcamos un poco de las maneras tradicionales en las que se incluyen los elementos sociales y ambientales por los gobiernos y las empresas. Parte de lo que quiere impulsar este Gobierno es que en los territorios las comunidades y cooperativas que se vean impactadas por la construcción de algún tipo de infraestructura sean partícipes de la transición, de manera tal que el mismo desarrollo de la infraestructura y la generación tenga una participación un poco más democrática. Es preguntarnos cómo las comunidades pueden entrar a ser propietarias de activos estratégicos y participar de manera más activa con la transición energética. 

De ahí la importancia de propuestas como las comunidades energéticas en las que se quiere no solo democratizar el acceso a la energía, sino también a la propiedad y que esa energía sea democráticamente controlada para lo que la gente defina que quiere la energía. Es toda una corriente de democracia energética, el control, la propiedad y la decisión de qué hacer con esa energía. Son cosas disruptivas que el mercado no va a regular por sí solas. 

CAMBIO: ¿Cuántos proyectos están pendientes de aprobación? 

A.C.F.:  Tenemos alrededor de 400 proyectos en construcción, proyectos que ya tienen su aprobación para conectarse a la red y ya tienen que estar desarrollando todo lo que tienen que desarrollar. Son proyectos que ya no dependen en nada de la Upme, a menos que en algún momento se atrasan con algo y piden una modificación en la fecha de operación.  Además hay otros proyectos en otras fases, buscando terrenos, solicitando licencias. 

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