Caminando por la décima
31 Marzo 2024

Caminando por la décima

MITOS PROFANOS

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Víctor Mallarino emprende hoy la lírica y antropológica tarea de recopilar algunos de los mitos profanos que los colombianos hemos creado. Ya los reconocerán los lectores. Desde el baño en piscina inmediatamente después del almuerzo hasta el poder curativo del huevo de gallina enana aplicado en el orzuelo con mano izquierda.

Pero dejemos que él nos lo deci-cuente.

No solo las religiones
son manantiales de mitos
que aprendemos de chiquitos.
Las colombianas regiones
los crean a borbotones.
Ocultos entre renglones
los dejo, para que gocen,
mitos campestres y urbanos.
Entre estos cuentos profanos,
¿cuántos mitos reconoce?

Rezando mil indulgencias,
en un hospital de Fusa,
una familia confusa
ofrece mil penitencias
por Lucas, que está en urgencias.
“¿Qué almorzó?”, pregunta Aurora,
y agotada dice Dora:
“Solo caldo de gallina,
¡pero se echó a la piscina
sin esperarse la hora!”.

Tras un grave cataclismo
maravillaba a la gente
la fortuna de Vicente,
que salió ileso del sismo.
Y entrevistada allí mismo
dio su concepto una experta:
“La ciudad quedó desierta
y los rascacielos lisos, 
pero él bajó treinta pisos
entre el marco de una puerta”.

Brenda sirve un gran ajiaco
y al pasar de puesto en puesto
se le ve torciendo el gesto,
como si oliera amoniaco.
Bajito pregunta Joaco:
“Pero ¿qué le pasó a Brenda,
si ayer estaba estupenda?”
Y el Johnny dice llorando:
“¡Pues que ella estaba planchando
y yo la mandé a la tienda!”.

Lector: detén la enseñanza
que heredaste por reflejo
de tanto mito pendejo,
ficticios trucos de crianza
o frutos de broma y chanza.
Los martes no se hunden barcos;
no agripa saltar en charcos;
ningún vaso se quebró
porque miró y lo pasó
alguien con los ojos zarcos.

Ni a un bebé mató su abuela
en una helada mañana
porque el gorrito de lana
le tapó la fontanela.
En martes trece uno vuela, 
es más barato el pasaje,
y a nadie de este criollaje
lo encarcelaron un día
por no darle al policía
la boleta del peaje.

Y hasta aquí, porque un orzuelo
me está creciendo debajo 
del párpado y yo me bajo
en donde doña Consuelo,
que cría pollos de suelo
y un anillo de oro rojo
brillado con col de hinojo
me frota mientras me aplica
huevo de gallina quica
con mano zurda en el ojo.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas