
El día que un alfil del Grupo Aval se negó a presentar polígrafo sobre los sobornos de la Ruta del Sol II
El vicepresidente contralor del Grupo Aval, Rafael Eduardo Neira y Mauricio Millán, actual gerente de Covipacífico.
Crédito: Colprensa
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El vicepresidente contralor del Grupo Aval le dijo a la Fiscalía que Mauricio Millán, quien fungía como gerente general de Episol y como gerente contractual del Consorcio de Ruta del Sol II, se negó a un polígrafo en el que se le preguntaría sobre el pago de sobornos por la adición Ocaña-Gamarra. Luego –dijo– Millán confesó que sí supo de los pagos irregulares. CAMBIO revela su declaración.
Por: Sylvia Charry

CAMBIO conoció en exclusiva la declaración jurada del vicepresidente contralor del Grupo Aval, Rafael Eduardo Neira, en la que reveló detalles de la auditoría que hizo en enero de 2017 a Corficolombiana y a Episol, empresas del Grupo Aval, luego de que se conociera el acuerdo que había hecho Odebrecht con el gobierno estadounidense, en diciembre de 2016, por los sobornos pagados en varios países, entre ellos Colombia.
Neira dijo que su grupo auditor hizo entrevistas a varios de los involucrados y que solo Mauricio Millán, quien fungía como gerente general de Episol y como gerente contractual de Consorcio de la Ruta del Sol II, se negó a presentar la prueba de polígrafo, pero reveló que sí supo de pagos irregulares que terminaron siendo sobornos.
Millán, según lo relató el expresidente de Corficolombiana José Elías Melo en una reciente entrevista a CAMBIO, era la persona “que nos representaba en Consol (…) había trabajado desde antes que yo llegara al grupo con el doctor Alberto Mariño. Era una persona que, creo, tiene vínculos familiares con Mariño. Él estuvo en el consorcio constructor desde 2010 hasta 2014, cuando fue reemplazado por una persona recomendada por el señor Mauricio Millán, que es Javier Germán Mejía. Entonces las personas de confianza del grupo supervisaban el contrato, el consorcio y la concesionaria. Yo no participaba allá (…) para mí la tranquilidad era la presencia de Alberto Mariño y de Mauricio Millán en la gestión de las compañías”.
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Neira dijo que el 13 de enero de 2017 recibió una comunicación de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval, en la que le ordenó iniciar una auditoría a Corficolombiana y a Episol, por los hechos denunciados en los medios de comunicación, “tanto para Ruta del Sol 2 como para la adición Ocaña-Gamarra”.
A Neira le encomendaron dos objetivos. El primero era determinar si los funcionarios que participaron en la adjudicación de Ruta del Sol 2 y en la adición Ocaña-Gamarra, tanto los de Corficolombiana como los de Episol, habían conocido los sobornos para conseguir la licitación. El segundo objetivo era determinar si los funcionarios ya mencionados habían recibido dineros de Odebrecht para facilitar la adjudicación. Para lograr esa encomienda, Neira conformó un grupo de diez auditores de dedicación permanente, entre ellos, contadores, ingenieros de sistemas y economistas.
El contralor del Grupo Aval explicó que su grupo logró establecer que 12 personas de Corficolombiana y Episol habían hecho algún tipo de trabajo en estas licitaciones de la Ruta del Sol 2 y de la adición Ocaña-Gamarra.
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“Una vez definidos los nombres, los pusimos en el diagrama y pudimos observar quiénes eran las personas que más habían participado para citarlas a entrevistas y poder establecer cómo había sido su participación, cómo lo habían hecho y si sabían de estos sobornos”, explicó.
Por ser los que más habían participado, citó a entrevista a Mauricio Millán; a Gustavo Ramírez, vicepresidente de inversiones de Corficolombiana y el representante de Aval en las juntas directivas del consorcio Ruta del Sol, y a Alejandro Sánchez, vicepresidente de la banca de inversión de Corficolombiana. A José Elías Melo no pudieron entrevistarlo porque había renunciado a su cargo.
“Las entrevistas se llevaron a cabo sin mayores tropiezos y sin resultados que nos inquietaran, sin embargo, a cada uno de ellos les advertimos que si llegaban a recordar algún detalle que no había sido informado en esas entrevistas nos buscaran y nos comentaran esos hechos que no habían sido manifestados en las primeras entrevistas".
De las entrevistas solo quedaron notas porque decidieron no grabarlas.
Dentro del protocolo de auditoría habían establecido que, después de las entrevistas, se les realizaría una prueba de polígrafo. Las preguntas de la prueba eran para establecer si sabían de los sobornos y si habían recibido dinero de Odebrecht. Todos aceptaron pasar al polígrafo, firmaron la aceptación y se presentaron a la prueba; salvo uno que interrumpió la diligencia y dijo que tenía algo importante que revelar.
Para profundizar
“Mauricio Millán, estando ya al inicio de la prueba del polígrafo para responder las preguntas aquí mencionadas, suspende la prueba y manifiesta que quiere volver a hablar con nosotros los auditores. Es así como nuevamente se le hace una segunda entrevista al señor Millán en donde le pedimos que nos cuente qué es lo que quiere hablar con nosotros. Debo recordar que en la primera entrevista, cuando se le pregunta al señor Millán que si en su participación como funcionario de Episol desempeñando labores en Consol había detectado o visto algún hecho raro que le llamara la atención o si conocía de alguna situación que lo llevara a pensar o a evidenciar de algún tipo de soborno, fue enfático en decir que no”, explicó Neira a la entonces fiscal del caso Amparo Cerón, hoy ternada para fiscal general.
En esa segunda entrevista, Millán, luego de negarse a presentar el polígrafo, admitió que sí supo de los pagos a contratos ficticios, pero se lavó las manos diciendo que los hizo porque José Elías Melo lo había autorizado.
“Millán manifiesta que hubo algunos hechos que le llamaron la atención sobre pagos que consideraba no tenían los soportes que le dieran tranquilidad. No se acordaba de los montos ni de cuántos pagos eran, pero ante nuestras preguntas contestó que no podía establecer el valor exacto pero que eran importantes. También manifestó que en varias ocasiones le había comentado de estas inquietudes al doctor José Elías Melo, en ese momento presidente de Corficolombiana. Al preguntarle qué que había dicho el doctor Melo, Millán manifiesta: “Que había consultado con los brasileños y que finalmente le había dicho que esos pagos eran normales dentro de la obra y que había que darle trámite", contó Neira.
Por su información, Neira le pidió que dejara una constancia por escrito. Al parecer, al otro día, Millán entregó “personalmente el documento”, pero hizo una extraña pregunta: “Que si ese documento podría ser conocido por las autoridades gubernamentales, a lo que le manifesté que sí”. Con su relato, el grupo, a través de su abogado Francisco Sintura, presentó una denuncia en la Fiscalía.
La revelación de Millán era importante porque estaba admitiendo haber tenido previo conocimiento de los pagos irregulares que terminaron siendo sobornos para ganar las licitaciones mencionadas. A pesar de haberle consultado, supuestamente, a su superior Melo, decidió hacer los pagos, así no le generaran tranquilidad.
No obstante, su declaración fue conveniente para la investigación del Grupo Aval porque, con su “limitada” información, no les permitió investigar los pagos de los que hablaba. “Lamentablemente, como el señor Millán no nos pudo establecer de qué pagos específicos estaba hablando, no pudimos hacer investigaciones sobre los mismos. No solo por la falta de información, sino que debo aclarar a este despacho que Episol tiene una inversión minoritaria en la concesionaria constructora Ruta del Sol 2 y esta participación no nos permite ni la auditoría de Corficolombiana ni a la del Grupo Aval efectuar auditorías en donde no somos mayoritarios”.
Por eso, según le confesó Neira a Cerón, no pudieron llegar al fondo de los pagos. Sin embargo, Neira se apoyó en los informes del revisor fiscal, que para estas compañías era Price Waterhouse Coopers, el cual “nunca presentó ni salvedades ni limitaciones a su trabajo, en los informes de 2009 a 2015 presentados en 2016”.
La auditoría de Neira concluyó lo que esperaban sus jefes: ninguna de las empresas del Grupo Aval había participado en los sobornos. “Pudimos observar que los miembros de dichas juntas no fueron informados de ningún hecho irregular tanto en la Ruta del Sol 2 como en la adición Ocaña-Gamarra”.
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Neira añadió que revisaron las declaraciones patrimoniales de Melo, Ramírez y Sánchez, “las cuales correspondían a sus ingresos laborales no encontrando en ellos algo que nos llamara la atención”.
El contralor Neira entregó el informe de su auditoría el 17 de febrero de 2017, que en ese momento exculpó al Grupo Aval. Seis años después, Corficolombiana firmó el acuerdo de aceptación de culpabilidad y colaboración ante la justicia norteamericana en el que admite que conoció de la existencia de una coima de 3,4 millones de la que no se tenía noticia en Colombia y que entró dentro de lo que se denominó el escándalo de sobornos de Odebrecht.
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“Debo señalar que mi trabajo fue auditado por la firma auditora externa KPMG, quien revisó los 46 portafolios que soportan el trabajo hecho por la Contraloría del Grupo AVAL”, concluyó Neira.
Después de haber aceptado la responsabilidad, quedan más dudas que certezas de esa auditoría dirigida por el contralor del Grupo Aval.
CAMBIO se comunicó con Neira y con Millán, pero ninguno quiso dar declaraciones sobre el tema.
