
Hernán Giraldo Serna.
Crédito: Colprensa.
Los desgarradores testimonios de niñas abusadas por el exparamilitar Hernán Giraldo
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El excomandante paramilitar fue designado gestor de paz por el Gobierno de Gustavo Petro. La decisión genera sorpresa, ya que su extenso prontuario criminal incluye múltiples violaciones a mujeres, lo que llevó a su exclusión de Justicia y Paz.

“En las visitas, siempre que iba, abusó de mí. A mí siempre (me) entraban a un cuarto con él (…) Me tocaba obligada permanecer en el cuarto con él hasta que se acabara la visita (…) Ingresábamos como a las nueve de la mañana y salíamos como a las cuatro de la tarde, yo tenía en mente que tenía que dejarme, no gritar, nada, ahí estaban todos los jefes de las autodefensas”.
Ana María* tenía 11 años cuando por primeravez fue víctima de Hernán Giraldo Serna, jefe del Bloque Tayrona de las Autodefensas. Ocurrió el primero de junio de 2005 en una vereda del corregimiento de Guachaca, muy cerca de Santa Marta. Por entonces, el temido Taladro, como se le conoce a Giraldo, estaba al mando del grupo ilegal y era el terror de la Sierra Nevada.
La desmovilización de Giraldo en 2006 no supuso el fin del sufrimiento de la niña. En cambio, a costa de una mujer llamada Noralba Vasco, la menor fue llevada a las cárceles de La Ceja, la de Itagüí y en Barraquilla, para que fuera abusada con la complicidad de los guardianes del Inpec, que permitían su ingreso a los penales a altas horas de la noche, hasta que Giraldo fue extraditado a Estados Unidos.
Ana María y su prima, otra niña con una condición especial, fueron llevadas a Medellín cuando Giraldo fue encarcelado. Su relato hace parte de una denuncia instaurada en la Fiscalía en 2018, que aún está en trámite y fue clave para lograr que Justicia y Paz expulsara al exjefe paramilitar de ese sistema de justicia transicional.
“Nos recibió el hijo de Hernán Giraldo, de nombre Daniel. Le decían Grillo. Ahí nos quedamos varios meses mientras que estuvo preso en una finca. Allá tenía piscina, restaurante, habitaciones: no era celda”, agregó Ana María. Su papá le dejó a Vasco un documento diciendo que ella estaba a cargo de las menores. Con ese papel, ingresaban a la cárcel. Cuando Giraldo fue trasladado a Itaguí, ellas también se mudaron. Y lo mismo pasó cuando fue llevado a Barranquilla.
Según el relato de Ana María, Noralba aseguraba ser la pareja de Giraldo y que Ana María y su prima eran las dos hijas. Con menos de 14 años, le aplicaban la inyección para evitar el embarazo.
En 2016, la niña denunció y recibió presiones para cambiar su versión. Los hijos de Giraldo, dijo, la buscaron porque querían que ella asegurara que todo sucedió antes de la desmovilización. Ana María y su prima, quien también fue abusada, entraron a protección de testigos.
Este testimonio fue respaldado por el de otra niña de 13 años que llegó a vivir con ellas y las cuidaba. Andrea* le dijo a la Fiscalía que Vasco le aseguraba que Ana María “era la mujer” de Giraldo y por eso entraba a la cárcel. Igualmente explicó que ella también fue obligada a ir a la cárcel, que le llevó dinero a Giraldo y que este la violó. Era virgen. El abuso siguió durante varias visitas más y solo se detuvo cuando el exparamilitar fue extraditado.
Juliana* señaló que Giraldo la acosaba desde que ella 12 años y que, en julio de 2005, en su cumpleaños número 13, la violó en una finca de una vereda de Guachaca. Como en los otros casos, Giraldo continuó sus abusos estando preso.
“De marzo a agosto de 2006, cuando se lo llevan creo que para la cárcel La Modelo de Barranquilla. Me acuerdo que, antes, él venía de la ciudad de Medellín ya que le habían practicado una cirugía creo que en el hombro izquierdo y, en esos meses, tuvimos relaciones acá en la ciudad de Santa Marta (…) A finales del mes de agosto de 2006, llega el señor Luis Edgar Medina Flórez, alias Chaparro, quien era de la organización, a mi antigua casa y me dice que lo tengo que acompañar a la cárcel La Ceja, Antioquia, porque el señor Hernán Giraldo Serna me había mandado a buscar”, relató Juliana.
“Nos fuimos en un carro, no recuerdo el modelo, y me acompañó mi hermana. El día que llegué me quedé en una casa en donde vivía su hijo Daniel Giraldo el Grillo, ubicada en La Ceja. Al día siguiente entramos a la cárcel La Ceja su hijo Daniel Giraldo Contreras, Luis Edgar Medina, mi hermana y dos hijas del señor Hernán Giraldo Serna… Ese día entramos como a las nueve de la mañana y salimos como a las cuatro”, agregó.
El testimonio de Juliana es clave porque apunta a los familiares de Giraldo y a otras personas que permitieron los abusos sexuales, abusos en contra de menores de edad que no fueron consentidos por más de que en su declaración, el exparamilitar usara la palabra “relaciones”.
“La verdad ya había orden en la guardia para dejarme entrar. Me llevaba su hijo Daniel. No sé qué trato había, pero me ingresaba… Recuerdo que el día que entré, eran como a las ocho de la noche, y como a las diez de la noche entró un grupo especial del Inpec a realizar una requisa en la cárcel y me tuvieron que sacar por la parte de atrás de la cárcel”, relató.

Daniela* tenía 13 años cuando quedó embarazada de Giraldo tras los abusos en prisión, ocurridos en 2006. Ella, como otras niñas, vivían con los proxenetas y eran custodiadas por terceros y hasta se “iban de paseo”.
“Fuimos a un paseo con Gladys, con Daniel, Hernán, que es otro hijo de él, al parque del asado aquí en Medellín. Ellos tenían unos niños. Yo me tiré de un tobogán con los niños, yo caí a la piscina y me empezó un dolor muy fuerte en esta parte. No podía caminar… Ellos me llevaron a la clínica… Y recuerdo que el médico le dijo a la enfermera: ‘la 24 B está embarazada, vamos a llamar a Bienestar y Policía’. Entonces la persona que iba conmigo, que era Mollejo, que es el esposo de Gladys, se acerca al médico, se retira y habla con él”, relató.
Daniela salió con un medicamento y junto con sus agresores, sin poder hacer nada. Luego, según su relato, arrancaron por la vía y recogieron a un veterinario. Llegaron a una finca en la noche, donde una mujer le dio unas pastillas. Ella no sabía que lo que seguía era un aborto forzado en el suelo de una caballeriza.
“El veterinario me dice: ‘tranquila que le vamos a quitar ese dolor’. Ovejo, que era el más grande, él era muy alto y era muy gordo, él llega y me coge de las manos”, relató Daniela entre lágrimas a la Fiscalía. La niña estuvo en recuperación varias semanas y recibió llamadas de Giraldo, a quien ella no quería ver. Pero en 2007, de nuevo fue llevada a la cárcel. Quedó embarazada y esa vez no manifestó nada a sus cuidadores para que no le hicieran de nuevo un aborto. Ese niño sí nació. Giraldo lo reconoció, pero intentó mentirle a la Fiscalía para asegurar que los hechos fueron previos a su desmovilización.
Todos esos casos tienen denuncia en la Fiscalía General. Giraldo fue expulsado de Justicia y Paz en agosto de 2023, en decisión que fue confirmada el 31 de enero de 2024 por la Corte Suprema de Justicia.
Esas decisiones aseguran que: "el postulado continuó victimizando a mujeres que gozaban de una especial protección constitucional por ser, en ese entonces, menores de edad y en condiciones de vulnerabilidad. Y es que resulta claro, además, que la cesación de los actos revictimizantes tuvo lugar por la extradición del postulado a Estados Unidos de América y no porque este, de manera autónoma, hubiera tomado conciencia de lo reprochable de su proceder, lo que evidencia con más realce el desconocimiento del deber del postulado para con los fines de la ley de Justicia y Paz, máxime si se tiene en cuenta que las menores revictimizadas fueron víctimas de hechos por los cuales fue condenado en la sentencia, las que le permitieron la atribución, gracias a la acreditación de la estructuración del patrón de macro criminalidad de violencia basada en género".
*Nombre cambiados.
