
ONU: ‘La desilusión en Colombia es entendible, pero es necesario persistir en el camino de la paz’
Carlos Ruiz Massieu, representante especial del secretario general y jefe de la Misión de Verificación de la ONU.
Crédito: Misión de la ONU en Colombia
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Carlos Ruiz Massieu, representante especial del secretario general y jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, da su punto de vista sobre la crítica situación en el Catatumbo, el impacto del asesinato de los firmantes de paz, la JEP y la paz total. Entrevista.
Por: Armando Neira

Las noticias que llegan desde distintos puntos de la geografía nacional son desalentadoras. Se implantó el toque de queda en una capital de departamento, Cúcuta, tras la ola de atentados del Ejército de Liberación Nacional (ELN); en el Catatumbo, integrantes de esta guerrilla han ido hasta las casas de varios firmantes de paz para asesinarlos. Los combates de este grupo con el Clan del Golfo paralizan al Chocó y la ambiciosa propuesta de paz total parece desmoronarse. ¿Cuál es la mirada de Carlos Ruiz Massieu, representante especial del secretario general y jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, desde su condición de observador internacional? CAMBIO lo entrevistó.
CAMBIO: Señor Ruiz Massieu, se cumplió un mes de la violenta crisis en el Catatumbo que deja más de 50.000 desplazados y 60 muertos. ¿Por qué cree usted que se llegó a este punto?
Carlos Ruiz Massieu: La compleja situación en el Catatumbo es un trágico recordatorio de la importancia de acelerar la implementación del Acuerdo de Paz y de fortalecer la presencia integral del Estado en los territorios.
CAMBIO: ¿Por qué?
C.R.M.: El Acuerdo estableció una hoja de ruta para superar desigualdades históricas y evitar la repetición de ciclos de violencia. En ese sentido, es fundamental consolidar la presencia integral del Estado en los territorios, con instituciones civiles que garanticen acceso a servicios, bienestar y desarrollo de las comunidades, y la implementación de políticas de seguridad efectivas. Es en la ausencia de una presencia estatal integral donde los grupos armados y las economías ilícitas han proliferado, afectando gravemente a la población.
CAMBIO: ¿Qué ha hecho Naciones Unidas ante esta situación?
C.R.M.: Desde Naciones Unidas hemos reiterado en distintas instancias, incluido el Consejo de Seguridad, nuestra firme y enérgica condena por las afectaciones a la población civil, incluidos los firmantes de paz. Hay más de 50.000 personas desplazadas y 30.000 confinadas. Hacemos un llamado urgente a los grupos armados a cesar la violencia y toda afectación contra la población.

CAMBIO: ¿Qué significa que el ELN asesine a civiles y firmantes del Acuerdo de Paz?
C.R.M.: En este caso particular, así como en otros en los que se ha atentado contra la vida de los firmantes de paz y sus familias, hemos reiterado que una verdadera voluntad de paz pasa por el respeto de la vida de aquellos que ya han hecho una apuesta y siguen comprometidos con la paz del país.
CAMBIO: Son acciones de bárbaros...
C.R.M.: Como lo expresé ante el Consejo de Seguridad, estos actos constituyen una grave afectación a la población civil y generan incertidumbre sobre el camino hacia la consolidación de la paz. Es importante resaltar que los firmantes de paz optaron por su reincorporación a la vida civil y aportar, desde allí, a la construcción de la paz. El hecho de atentar contra los firmantes de paz no solo tiene implicaciones muy graves para sus familias y comunidades, sino que profundiza la estigmatización contra las y los excombatientes en general, lo que pone obstáculos en su proceso de reincorporación.
CAMBIO: ¿Qué hacer?
C.R.M.: Desde Naciones Unidas condenamos todos los asesinatos, desplazamientos y cualquier infracción al Derecho Internacional Humanitario. Insistimos en la importancia de proteger a la población y de respetar los compromisos con la paz.
CAMBIO: Dice usted que la debilidad institucional alimenta estas confrontaciones. ¿Cómo hacer para que el Estado sea más robusto en regiones donde se imponen los actores armados ilegales?
C.R.M.: La presencia integral del Estado es esencial para garantizar la protección de las comunidades y la estabilidad en los territorios. Desde la firma del Acuerdo de Paz, hemos insistido en la necesidad de complementar las estrategias de seguridad con medidas que fortalezcan la institucionalidad en los territorios y las oportunidades de desarrollo para las comunidades.
CAMBIO: ¿En qué se falló tras la firma del Acuerdo de Paz?
C.R.M.: Una vez las antiguas Farc abandonaron sus zonas de influencia gracias al Acuerdo de Paz de 2016, las comunidades sintieron un alivio importante en materia de seguridad y reducción de violencia, pero esto desafortunadamente duró poco tiempo, porque la presencia del Estado no se consolidó como se esperaba, y luego diferentes grupos armados empezaron a fortalecerse o a ocupar esos territorios.
CAMBIO: ¿El Acuerdo tiene instrumentos para evitar esto?
C.R.M.: El Acuerdo tiene instrumentos novedosos como los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), así como los Planes Nacionales para la Reforma Rural Integral. Se necesita voluntad, recursos, proyectos, y vincular la participación de la población para materializar los propósitos loables que pretenden esos instrumentos. Ese es uno de los ejemplos más claros de cómo fortalecer la presencia institucional y generar una presencia más sólida del Estado.

CAMBIO: A propósito, ¿cómo ha sido el trabajo de la ONU en estas regiones?
C.R.M.: En particular, desde la Misión de Verificación hemos mantenido una presencia activa en los territorios más afectados por el conflicto, con el objetivo de verificar la implementación de ejes centrales del Acuerdo de Paz y acompañar activamente a los firmantes de paz, las comunidades y las instituciones. Verificamos cinco aspectos: reincorporación de los y las excombatientes, garantías de seguridad, reforma rural integral, capítulo étnico y las sanciones propias que emitirá la JEP, y de manera transversal las medidas de género del Acuerdo.
CAMBIO: ¿Y en particular, en el Catatumbo?
C.R.M.: Desde 2016, la Misión de Verificación ha mantenido una presencia constante en el Catatumbo, con oficinas en Cúcuta, Tibú y Ocaña, así como con equipos móviles que cubren varios municipios y el ETCR de Caño Indio. En la crisis actual, nuestros equipos han brindado apoyo en la evacuación de personas en situación de riesgo y en la atención de la crisis humanitaria, en estrecha coordinación con otras agencias de Naciones Unidas.
CAMBIO: Se cumplieron ocho años del Acuerdo de Paz, ¿cuál es su balance?
C.R.M.: En la conmemoración del octavo aniversario del Acuerdo Final, reconocimos a Colombia por alcanzar un hito significativo en su camino hacia la paz. Colombia sigue siendo un ejemplo para el mundo por haber logrado este Acuerdo. Pero una cosa es llegar a un Acuerdo y otra cosa es implementarlo. Para cumplir las ambiciones del Acuerdo, que tiene un enfoque holístico enfocado en alcanzar una paz duradera abordando las causas profundas del conflicto, será necesario redoblar los esfuerzos de todos los implicados durante los próximos años.
CAMBIO: ¿Cómo califica las acciones del Gobierno y de los excombatientes?
C.R.M.: Valoramos el compromiso de los firmantes con el proceso de reincorporación, así como los esfuerzos del Gobierno. Hoy, el 99 por ciento de los excombatientes son parte del programa de reincorporación integral, y el 80 por ciento está vinculado a proyectos productivos. Además, el Gobierno, a pesar de los desafíos, ha demostrado su compromiso con la reincorporación. También destacamos avances en la Reforma Rural Integral, aunque aún estamos lejos de las metas establecidas.
CAMBIO: ¿Usted cree que el Acuerdo contribuyó a hacer más sólida la democracia colombiana?
C.R.M.: Producto del Acuerdo, la democracia colombiana se ha fortalecido con herramientas como el Estatuto de la Oposición, que hoy brinda más garantías a todos los partidos y movimientos políticos. Además, 16 personas de las comunidades y organizaciones de los territorios ocupan 16 curules de paz en la Cámara de Representantes, en ese esfuerzo por fortalecer la democracia.
CAMBIO: Pero, en los territorios, la situación es muy crítica...
C.R.M.: La situación en regiones como el Catatumbo nos recuerda la importancia de reforzar las garantías de seguridad, consolidar la presencia del Estado en los territorios y combatir las economías ilícitas, en particular el narcotráfico. Es fundamental seguir avanzando en la implementación integral del Acuerdo e insistir en el camino del diálogo en busca de una paz completa y duradera. Desde Naciones Unidas vamos a seguir acompañando a Colombia en sus esfuerzos por consolidar la paz. La puerta de la paz no puede cerrarse. La paz debe prevalecer sobre la violencia.
CAMBIO: ¿Cuáles son, para usted, los aspectos más positivos de la reincorporación?
C.R.M.: El compromiso de los excombatientes con la paz es un aspecto clave del proceso de reincorporación. Actualmente, el 99 por ciento de los 11.187 excombatientes registrados continúan vinculados al Programa de Reincorporación Integral, y el 80 por ciento ha estado vinculado a algún proyecto productivo, ya sea individual o colectivo. Además, el actual Gobierno ha avanzado con la puesta en marcha del Programa de Reincorporación Integral y en promulgar una política pública para afianzar la reincorporación. Estas nuevas legislaciones del Gobierno han, por ejemplo, dado reconocimiento a todas las realidades territoriales colectivas surgidas en el marco del proceso de reincorporación, dentro y fuera de las demarcaciones de los ETCR, estableciendo la figura de Áreas Especiales de Reincorporación Colectiva (AERC). Este interés de las partes, a ocho años de la firma de un Acuerdo de Paz, es excepcional en el mundo.
CAMBIO: Pero en muchos sectores hay mucho pesimismo...
C.R.M.: Los esfuerzos por la reincorporación no pueden debilitarse. Estamos en la mitad del camino. Es necesario seguir garantizando que los proyectos de vida de firmantes y sus familias se fortalezcan y avancen en favor de ellos, de la sociedad civil y en general para la reconciliación del país.
CAMBIO: El Acuerdo de Paz trajo instituciones nuevas para la sociedad colombiana, como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). ¿Cuál es su evaluación de la JEP?
C.R.M.: La JEP tiene un papel fundamental para la transición del conflicto a la paz. Yo destacaría los avances que ha tenido en los diferentes macrocasos, donde se han dado momentos muy importantes para el país, como lo son las audiencias públicas de reconocimiento, donde los perpetradores reconocen haber cometido crímenes de guerra y ha habido solicitudes de perdón a las víctimas; actos realmente muy conmovedores y poderosos que son muy importantes para la paz y la reconciliación. Esperamos que la JEP continúe avanzando en la emisión de sanciones propias, garantizando justicia para las víctimas y seguridad jurídica para los firmantes del Acuerdo.
CAMBIO: Hay, sin embargo, muchos críticos de la JEP que argumentan que es increíble que pase tanto tiempo y no se hayan dictado sanciones. En su concepto, ¿por qué cree que no se han emitido aún sentencias?
C.R.M.: Nosotros respetamos la autonomía de la JEP y sus tiempos. No obstante, creemos que es fundamental para avanzar en la reconciliación y la construcción de paz que se emitan sentencias e impongan sanciones. En este mismo sentido, es cada vez más urgente que el Gobierno tome las medidas necesarias para establecer las condiciones para la implementación de las sanciones propias. Entendemos la complejidad del proceso, pero es importante que los avances en esta materia se den con la celeridad que los comparecientes, las víctimas y la sociedad esperan. Es importante priorizar su accionar en los máximos responsables de los crímenes más emblemáticos cometidos durante el conflicto.
CAMBIO: Naciones Unidas subraya la importancia de acelerar la implementación del capítulo étnico del Acuerdo de Paz. ¿Por qué?
C.R.M.: Las comunidades étnicas han sido desproporcionadamente afectadas por el conflicto armado. El 98 por ciento de las víctimas acreditadas por la JEP pertenecen a pueblos étnicos. Además, el 21 por ciento de las personas en proceso de reincorporación pertenecen a pueblos étnicos. Esto hace apremiante que haya respuestas diferenciadas que salvaguarden los derechos de los pueblos étnicos. Este fue el objetivo principal de incluir un Capítulo Étnico en el Acuerdo para que la paz llegue a toda Colombia en toda su diversidad.

CAMBIO: En estos momentos, Colombia vive una paradoja. De un lado, quienes creen que estamos en la búsqueda de la paz total. De otro, quienes creen que, con los últimos acontecimientos, esto es el desastre total. ¿Cómo evalúa usted las distintas mesas abiertas que tiene el Gobierno con grupos ilegales?
C.R.M.: Para Naciones Unidas, no existe una mejor vía para resolver los conflictos que a través del diálogo. Y este ha sido una herramienta fundamental para Colombia en su búsqueda de la paz. Desde Naciones Unidas siempre hemos reconocido este constante compromiso. No obstante, los procesos de negociación actuales enfrentan desafíos que requieren ajustes y estrategias complementarias.
CAMBIO: ¿Cómo qué?
C.R.M.: Precisamente, los hechos recientes muestran la necesidad de ajustar, priorizar, focalizar y hacer todos los ajustes requeridos para lograr los mejores resultados de los esfuerzos de diálogo y sobre todo el mayor beneficio para las comunidades. Hemos insistido en que estos esfuerzos sean acompañados de estrategias de seguridad efectivas que garanticen la protección de la población civil. Estoy seguro de que el Gobierno continuará evaluando y ajustando su estrategia para lograr avances concretos y desde Naciones Unidas seguimos dispuestos a acompañarles.
CAMBIO: Entre muchos sectores hay escepticismo, al considerar que ya no queda tiempo para salvar la paz total. ¿Usted qué cree?
C.R.M.: La construcción de paz es un proceso complejo y no lineal. Es entendible la desilusión actual, pero es necesario persistir en este anhelo de paz. Es precisamente el momento de fortalecer esa voluntad de paz, tomar decisiones estratégicas, implementar políticas sólidas y planes concretos, para fortalecer los avances logrados. Esto demandará una evaluación rigurosa de las estrategias actuales y una coordinación efectiva entre todas las partes involucradas. Desde Naciones Unidas seguimos comprometidos en acompañar al país en este camino, con la convicción de que la paz sigue siendo posible y necesaria. Tenemos que seguir insistiendo en el camino de la paz.
