Por qué Donald Trump arrasó en las urnas y lo que viene para Colombia
Gustavo Petro y Donald Trump.
Crédito: Colprensa - Reuters
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Empieza un nuevo escenario en una relación que se prevé “difícil” entre el electo mandatario y el presidente Gustavo Petro, especialmente en dos temas: narcotráfico y migración. Análisis
Por: Armando Neira
El incontestable voto de confianza que le otorgaron los ciudadanos estadounidenses a Donald Trump abre un nuevo escenario para las relaciones entre Washington y Bogotá.
Aunque la mayoría de los estudios explican que Trump obtuvo una victoria tan holgada –los republicanos también dominarán el Congreso– debido a preocupaciones internas, principalmente económicas, él se sentirá en libertad de imponer su visión al resto del mundo.
Trump nunca ha conocido los límites. Ahora, con la carta blanca que le han dado sus compatriotas, cualquier idea que se le ocurra, la impondrá. Los antecedentes bajo los cuales fue elegido no son un detalle menor.
“Donald Trump avanzó con la promesa de derribar el statu quo estadounidense para hacerse con la presidencia una segunda vez, sobreviviendo a un intento de asesinato, imputaciones, acusaciones de autoritarismo y un cambio inédito de oponente para concretar un notable regreso al poder”, dice hoy el diario The New York Times.
Trump fue elegido por el voto de comunidades que atacó con fiereza, como los latinos. Sobre el porqué de este fenómeno, el senador Humberto de la Calle afirmó: “Me permito bautizarlo como el ‘síndrome del bote salvavidas’. Una vez en el bote, hay sobrecupo; los que lograron subirse patean a los náufragos que aún intentan lograrlo. Y Trump, con su feroz política migratoria, los representa. La naturaleza humana no es precisamente ejemplar”.
El hombre que vence a las mujeres
Trump derrotó por segunda vez consecutiva a una mujer. Ya había vencido a Hillary Clinton y ahora a Kamala Harris. Trump, un agresor sexual que enfrenta además 88 cargos en cuatro causas que siguen abiertas, se convierte en el primer delincuente convicto en ganar la presidencia de Estados Unidos, escriben hoy los colectivos feministas. Nada de eso importó.
En esta línea, con el fin de brindar prosperidad a los estadounidenses, es muy probable que imponga férreos controles a los migrantes y al tráfico de drogas, dos males que él cree debilitaron su nación.
Una de las grandes fortalezas que impulsaron el triunfo de Trump radica en su leal grupo de seguidores, que se identifican con su propuesta Maga (sigla en inglés de 'Make American Great Again' o 'Hacer a EE.UU. Grande Otra Vez'). Lo demás no importa.
Por eso, el analista Héctor Riveros dijo que cualquier política que imponga Trump hacia América Latina será de desprecio.
Kevin Whitaker, quien se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Colombia, comentó en un análisis para Noticias Caracol: “Creo que Donald Trump no tiene idea de quién es Gustavo Petro, francamente”.
Con la presidencia ya en el bolsillo, el diplomático pronosticó, sin embargo, que la relación entre ambos mandatarios puede ser “difícil”.
Trump exigirá luchar contra la coca
Trump seguramente le exigirá al Gobierno de Petro un mayor control sobre la producción de cocaína. El más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) es alarmante:
Para Daniel Rico, analista experto en economías ilícitas, la situación es “terrible”. Nunca antes en Colombia se había producido tanta cocaína. El país es el primer productor mundial del alcaloide y representa un atractivo para las organizaciones criminales internacionales.
De hecho, Trump ha dicho que designará a los carteles de la droga que operan en México como organizaciones terroristas extranjeras y ordenará al Pentágono “hacer uso apropiado de fuerzas especiales” para atacar el liderazgo y la infraestructura de los carteles.
También ha dicho que desplegaría la Marina de Estados Unidos para hacer cumplir un bloqueo contra los carteles y que invocaría la Ley de Enemigos Extranjeros para deportar a traficantes de drogas y miembros de pandillas en Estados Unidos.
“Le voy a informar desde el día uno o incluso antes, que si ellos no frenan esta embestida de criminales y drogas que ingresan a nuestro país, de inmediato impondré un arancel del 25 por ciento sobre todo lo que envían a Estados Unidos”, advirtió Trump hace apenas una semana sobre sus posibles acciones con respecto a México.
Aunque en sus discursos Trump ha puesto el énfasis en México es natural que cuando se posesione este 20 de enero, será visto como un problema que es igual para todo el sur del río Bravo.
Ildikó Szegedy-Maszák, PhD y directora de la Maestría en Derecho Económico de la Pontificia Universidad Javeriana resume así esta relación que se viene en camino: "Habrá mucha sospecha con un gobierno populista de izquierda además con total incapacidad de manejar la cuestión de droga y de flujos de inmigrantes".
Los migrantes, la obsesión del republicano
Otro problema que Trump tiene en la mira es la migración. En los tres primeros años del gobierno de Biden, los migrantes que intentaron cruzar la frontera fueron 6,3 millones, según datos del Departamento de Seguridad Nacional.
En ese lapso, fueron admitidas en Estados Unidos 2,4 millones de personas, la mayor parte de las cuales se encuentran en proceso de expulsión en tribunales migratorios ante los cuales pueden solicitar asilo.
De ahí que este tema estará sobre la mesa sí o sí. Colombia juega un doble rol. Como escenario por donde pasan los migrantes y como país que alimenta el éxodo. Las cifras hablan de 70.000 colombianos que en los últimos años trataron de cruzar la frontera.
Es por eso muy probable que una de las exigencias de Trump sea restablecer el orden en el Darién. “En los últimos 18 meses, ya hay más de 700.000 personas que han cruzado a través del Darién, una selva impenetrable, y que tienen distintos orígenes y nacionalidades. Lo que vimos, además, de manera palpable, es que el Estado colombiano no controla ese territorio”, le dijo a CAMBIO Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW).
Trump, considerado un hombre de mano dura, podría hacerse la misma pregunta que muchos observadores se hacen a diario: ¿Quién controla el Darién?
“Claramente, es el Clan del Golfo. A lo largo de todo el tiempo que estuve allí, no vi a un policía ni a un militar custodiando. Allí no hay Estado de derecho; los migrantes están a merced del crimen organizado. En la actualidad, el Clan del Golfo regula las rutas habilitadas para migrantes y solicitantes de asilo, decide quién puede ayudarlos en el camino, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y establece ‘normas de conducta’, que a veces hace cumplir mediante violencia, tanto para la población local como para los migrantes”, comentó Goebertus a CAMBIO.
Petro habla de cambio climático
Por eso, es previsible que Trump presione a Petro en estos dos temas. El presidente de Colombia, por su parte, es consciente de esta situación, y eso explica que en su mensaje de felicitación haya escrito: “La única manera de sellar las fronteras es con la prosperidad de los pueblos del sur y el fin de los bloqueos”.
Sin embargo, Petro también quiso enfocar la relación en un asunto que, sencillamente, no interesa a Trump: “El diálogo norte/sur sigue vigente, y la realidad del colapso climático hará que gire alrededor de su solución”.
Está claro que, con Trump, vuelve a la Casa Blanca un negacionista del cambio climático, dispuesto a desmantelar las políticas medioambientales de Joe Biden, con las que Petro se sentía en sintonía.
Durante la campaña, Trump repetía “perfora, bebe, perfora” y se burlaba constantemente del aumento de la temperatura, que hoy preocupa a los científicos: “Hace mucho frío aquí fuera hoy”, dijo en varios mítines.
El analista político español Antoni Gutiérrez-Rubí, quien fue el estratega de la campaña que le dio la victoria a Petro, escribe hoy en el diario El País el porqué del triunfo de Trump:
“La victoria de Donald Trump es algo más profundo que la victoria electoral de un candidato, de una opción política o de una propuesta programática. Gana una manera de entender la vida en donde los adversarios son enemigos; la realidad una creencia; el Estado un lastre; y la vida una competición descarnada y sin contrapesos en la que el mérito no define el éxito. Gana un estilo, un modo de ser y de vivir. Una identidad.
Gana una manera masculinizada, agresiva y desacomplejada de relacionarse con los demás, en donde el insulto zafio o el mote hiriente sustituyen a los argumentos y las razones. Gana el miedo y la rabia, pierde la confianza colectiva y el nosotros incluyente. Gana mi verdad y pierde la verdad”.
Ese es el hombre que ahora vuelve a ser el más poderoso del planeta.