
Violencia digital contra periodistas se disparó luego de que Gustavo Petro las llamara “muñecas de la mafia”
Gustavo Petro, presidente de la República.
Crédito: Colprensa
- Noticia relacionada:
- Gustavo Petro
- Gustavo Bolívar Moreno
- periodismo
- FLIP
De acuerdo con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), en los siete días posteriores a estas declaraciones hubo al menos 300.000 publicaciones en las redes, en su mayoría con insultos dirigidos hacia comunicadoras.
Por: Armando Neira

El pasado 30 de agosto, durante un evento en Nuquí, Chocó, el presidente Gustavo Petro afirmó: “Ven dictadores afuera, pero no ven su propia dictadura y su propia podredumbre adentro. Buenos los jóvenes que protestan allá, pero malos los jóvenes que protestan acá. Las periodistas del poder, las muñecas de la mafia, construyeron la tesis del terrorismo en la protesta y la criminalización del derecho genuino a protestar y a decir ‘basta’”.
La expresión “muñecas de la mafia” tuvo un impacto inmediato en el debate en redes sociales en Colombia. Según estudios, durante la semana posterior al discurso presidencial se registraron al menos 300.000 menciones en X en las que la palabra “periodista” estaba asociada al término.
En un informe divulgado por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), en alianza con el diario El País, titulado 'Muñecas de la mafia: un insulto presidencial que desata la violencia digital contra las mujeres periodistas en Colombia', se señala:
“Un agravio presidencial ha desencadenado una ola de violencia digital contra las mujeres periodistas. Bajo la etiqueta despectiva ‘muñecas de la mafia’, se han intensificado los ataques, las calumnias y el acoso en línea hacia mujeres que ejercen el periodismo. Esta situación no solo menoscaba la integridad de quienes informan, sino que también afecta gravemente el ejercicio del derecho a la libertad de expresión”.
Vanessa de la Torre, de Caracol Radio, recibió el comentario: “Aquí una muñeca de la mafia, aceptando su condición de mafiosa”. Paula Bolívar, de W Radio, fue atacada con un mensaje que decía: “Más falso que una muñeca de la mafia, PREPAGOSA de la NARCOCRACIA de TRAQUETOLANDIA”.
Por su parte, a María Jimena Duzán, columnista de CAMBIO y directora del podcast A Fondo, le escribieron: “Esta muñeca de la mafia guerrillera”.
Los agravios no solo se dirigieron a personas, sino también a medios. Por ejemplo, el portal La Silla Vacía fue calificado como “la otra muñeca de la mafia”.
Incluso Volcánicas, una página feminista dirigida por mujeres, fue objeto de ataques tras publicar una investigación contra Hollman Morris, gerente de RTVC, Sistema de Medios Públicos.
El impacto del megáfono presidencial
Un estudio titulado 'Anatomía de un hashtag: el impacto del megáfono presidencial en X', elaborado por la organización Linterna Verde, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja para fortalecer la acción de la sociedad civil en el debate público digital, también abordó el tema.
Entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre, hubo casi 300.000 menciones del término “muñecas de la mafia” relacionadas con la prensa, provenientes de cerca de 81.500 autores, con un alcance estimado de 1,38 millones de usuarios.
El informe destaca que “muñecas de la mafia” hacía referencia inicialmente a una serie de televisión sobre mujeres involucradas en el narcotráfico. Sin embargo, tras las declaraciones de Petro, la frase se activó como un insulto para atacar a la prensa.
El uso del término “muñecas de la mafia” por parte del presidente Gustavo Petro no solo desató un intenso debate público, sino que también fomentó una oleada de violencia digital contra mujeres periodistas. Esta situación afecta la libertad de prensa y el ejercicio periodístico, mientras que expone el peligro del lenguaje despectivo en figuras de poder, analizó la FLIP.
La serie de televisión tomó el nombre de una expresión que se impuso en Colombia con el auge de los carteles de la droga, especialmente el de Medellín, cuyo jefe era el capo Pablo Emilio Escobar Gaviria, y el de Cali, liderado por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. Estos, con sus millones de dólares, contrataban prostitutas, modelos y reinas para sus fiestas privadas.
En el texto de Linterna Verde se anota que, en medio de las críticas que recibió por sus palabras, el presidente Petro afirmó que no había dicho lo que, en efecto, sí dijo. En respuesta a una noticia de El Nuevo Siglo, comentó:
“No desinformes. Las periodistas no son muñecas de la mafia, pero la mafia ha tenido periodistas a sueldo, ¿o se nos olvidó? Periodismo es investigar la verdad del poder”.
Ambiente adverso para el periodismo
El documento añade que, a pesar de todo, sus palabras fueron el centro de los tuits contra las mujeres. Si no hubiera empleado la expresión, resulta lógico concluir que el debate habría tenido otros términos. Aunque el presidente de la república goza del derecho a la libertad de expresión, el ejercicio de este no puede implicar la creación de un ambiente adverso para el periodismo ni la amplificación de discursos agresivos y estigmatizantes.
“Gustavo Petro tiene un megáfono en X, y el uso que le da va mucho más allá del ejercicio de un derecho individual. Como nodo de una red, figura política y mandatario, sus palabras articulan y condicionan la discusión pública”, explicó el texto.
Por su parte, la investigación de la Flip y El País señala que los ataques contra María Jimena Duzán son particulares porque muestran cómo las ofensas alcanzaron incluso a periodistas reconocidas por investigar al poder. “Yo no soy muñeca de nadie. Al contrario, lo que he hecho toda mi carrera es denunciar a la mafia”, declaró Duzán.
Además, subraya: “Creo que el presidente no entiende que, cuando lanza un mensaje de esta categoría, con ese nivel de estigmatización, eso tiene un efecto inmediato: los bots lo reproducen, el odio se multiplica”.
Añadió que, si se va a hablar del poder en el periodismo, es curioso que Petro se enfoque en las mujeres, cuando “¡los hombres siempre han dominado en los medios!”.
En redes sociales, varios simpatizantes del presidente señalaron que este no se refería a todas las periodistas, sino específicamente a Vicky Dávila, exdirectora de la revista Semana, quien tiene posturas de derecha y que recientemente dejó el cargo para presentar su candidatura presidencial para 2026.
No obstante, varias reporteras han debatido al respecto, unas en privado y otras en público. Estas critican la forma en que Dávila ha utilizado el periodismo para hacer campaña, pero también señalan que atacarla con calificativos misóginos, asumiendo que actúa influenciada por su relación con un hombre, perpetúa un discurso discriminatorio.
“Me parece que lo que está haciendo Vicky Dávila en este momento, haciendo campaña presidencial desde su plataforma Semana, es falta de ética”, escribió Ita Maria, editora de Volcánicas, en un foro. “Pero usar el calificativo ‘muñecas’ ya tiene una carga misógina ineludible, metiéndose en la vida íntima, directamente sobre la sexualidad de las mujeres”.
Un mes después del discurso presidencial, 19 periodistas, entre ellas Camila Zuluaga, María Jimena Duzán y Luz María Sierra, pidieron la intervención de los jueces. Representadas por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) y la organización El Veinte, dirigida por la abogada y columnista Ana Bejarano, interpusieron una tutela exigiendo que el presidente se retractara y reconociera su deber de proteger a la prensa mediante el uso adecuado de sus expresiones.
Según el índice de referencia de la ONG francesa Reporteros Sin Fronteras, Colombia sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, ocupando el puesto 119 entre 179 países.
172 amenazados y dos asesinados
En 2023, la Flip reportó que 158 periodistas fueron amenazados y uno fue asesinado. En lo que va de 2024, ya se han registrado 172 amenazas y dos asesinatos. Aunque Colombia permite la libertad de expresión, existen sanciones penales contra discursos que promuevan la violencia de género, la transfobia o la misoginia.
Bejarano, columnista de Los Danieles y CAMBIO, enfatizó que un presidente tiene derecho a compartir su opinión, pero debe ser muy diligente al contrastar los hechos y cuidadoso con sus palabras para no vulnerar derechos.
Esto se debe a que cualquier comunicación pública de un presidente se considera un acto oficial. La Presidencia ha argumentado que las periodistas no fueron vulneradas, ya que no se señaló a nadie en particular, y considera que el mandatario ya se retractó mediante un tuit publicado el 31 de agosto: “Bueno, no son muñecas, pero la mafia ha tenido periodistas a sueldo”.
Sin embargo, Bejarano sostiene que ese tuit no tuvo el mismo alcance que un discurso presidencial transmitido dos veces, que vulneró derechos fundamentales como los de igualdad, no discriminación y una vida libre de violencia.
Camila Zuluaga, una de las periodistas que apoyan la tutela, señaló que se ha preguntado si la vía judicial logrará cambiar la actitud del presidente hacia los medios, a los que percibe como opositores. Al final, consideró que el enfrentamiento del presidente con los medios va mucho más allá de las “muñecas de la mafia”.
