Juan Camilo Restrepo
25 Abril 2024

Juan Camilo Restrepo

Del balcón a la tarima

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Tanto la oposición como el gobierno deberían mantener sus lenguajes dentro de los lineamientos institucionales; salirse de allí es hacer eco a las vías de incierto desenlace: cuando los manifestantes gritan “fuera Petro” están haciendo un llamado subliminal al vacío institucional.

Así también cuando G. Petro dice que las machas del 21 de abril tuvieron como finalidad un golpe de Estado blando para derrocarlo, además de una inexactitud, está señalando sediciosos donde no los hay.
El presidente Petro es un mal perdedor. Recapitulemos brevemente cuales han sido sus reacciones frente a las marchas del domingo 21 que desaprobaron rotundamente su gestión. 

Cuando apenas comenzaban las marchas, G Petro intentó ridiculizarlas en la mañana del 21 reproduciendo un video de Jaime Garzón con lo que mostró el resentimiento presidencial que rodea todo lo que no sean elogios de sus incondicionales: pretendió  caricaturizar las marchas como lo que no eran: como una expresión de los ricos contra los pobres de este país.

El largo trino con el que G Petro analizó las marchas ya concluidas, merece también un análisis cuidadoso. Dice que a las marchas “asistieron más o menos 250.000 personas". Comienza pues desconceptuando la evidencia y la magnitud de las marchas. Fueron mucho más nutridas. Actitud típica de un mal perdedor: no reconocer los hechos. 

¿De dónde saca esa cifra? La evidencia visual que todos los colombianos pudimos apreciar por TV es que la asistencia fue mucho más nutrida de la que él pretende atribuirles.
Continuó diciendo que el objetivo de las marchas era solo gritar "fuera Petro" y derrocar el gobierno del cambio. Este proceso, agregó, ya se inició y es un golpe blando para anular la decisión popular por el cambio que recibió en 2022. 

Curiosa lógica: una expresión festiva y nutrida como la del domingo pasado ¿a cuenta de qué viene a tildarla de "golpe blando" contra su mandato? Con esa lógica absurda toda expresión democrática y legítima de la ciudadanía de salir a la calle a protestar termina siendo subversiva. 

Pero además: sigue esgrimiendo el argumento de que las elecciones del 2022 fueron una suerte de aurora boreal que justifica todos los desaciertos de su mal gobierno. No parece reconocer que en las elecciones de octubre del año pasado los candidatos a los mandatos regionales - y por lo tanto el mandato inicial de "Colombia humana" -recibieron una dura paliza en las grandes ciudades del país; ni tampoco reconoce que los índices de aceptación ciudadana a su gestión- aún antes de las marchas del pasado domingo- muestran que G Petro no cuenta hoy en día con más de un tercio de la aceptación ciudadana ni con más del 25% de las bancadas parlamentarias. 

Los mandatos en una democracia tienen fechas de vencimiento; y a G Petro estas fechas de vencimiento han empezado a correrle hace muchos meses.  

El "golpe blando" que denuncia no es el de las marchas del pasado domingo. El verdadero "golpe blando" es el que está él mismo proyectando contra el orden constitucional al poner- o intentar poner en marcha- un proceso constitucional por las vías ilegales de una convocatoria constituyente por fuera de los marcos trazados por la propia constitución. Es un golpe de estado fraguado desde el interior del Estado mismo. 
Las marchas del pasado domingo han sepultado políticamente esta disparatada idea de promover la convocatoria de una asamblea constituyente. Que ni se necesita ni tiene soporte ciudadano como se evidenció el 21 de abril.

Termina su comunicado diciendo que, sin embargo, sigue abierto al diálogo. Ya veremos en los días que vienen si esa apertura al diálogo es sincera y respetuosa de lo que significaron las marchas de ayer. O si continúa con el tono pendenciero que desafortunadamente ha caracterizado su mandato desde un comienzo.

¿Qué sigue? Al presidente Petro le fracasó el balconazo inicial; después se bajó a la calle y tampoco le funcionó; ahora se va a colar a la tarima de los sindicalistas el 1 de mayo.

El presidente de la República simboliza la unidad nacional, dice la Constitución. Debe buscarla cuando esté extraviada y cuidarla cuando se alcanza. El tono y las formas presidenciales son claves. La autocrítica que invocó ayer su colaboradora Sarabia es indispensable. 
Ojalá G. Petro lea correctamente el profundo sentido político que entrañan las marchas del pasado domingo, y no las tergiverse con sus reacciones de mal perdedor.

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