“Ser una sociedad del conocimiento, es decir una sociedad donde todos sus integrantes tengan el máximo de escolaridad y cultura, no es una utopía”.
Presidente Gustavo Petro Urrego, discurso de posesión como jefe de Estado, 2022.
La ilusión que muchos teníamos el 7 de agosto de 2022 con la llegada del primer gobierno de izquierda progresista de Colombia se ha ido diluyendo. Hoy, según las últimas encuestas, solo el 34,6 por ciento aprueba la gestión del presidente Gustavo Petro (Invamer, Noticias Caracol y Blu Radio, Julio 2024). En educación, las deudas se mantienen. En lugar de reducirse, las brechas aumentan y pareciera que garantizar una educación de calidad sigue siendo una utopía. El Gobierno nos ha llevado a discusiones que polarizan y que en nada contribuyen a avanzar en el cumplimiento de los grandes retos del sector. No se ha puesto en el centro de la agenda a los niños, las niñas y los jóvenes. Se han privilegiado intereses políticos y se ha olvidado lo sustantivo.
El Plan Nacional de Desarrollo (2022-2026), PND, tuvo aciertos. Convertir a Colombia en potencia mundial de la vida pasa por la educación. Las metas aunque ambiciosas eran posibles. Desafortunadamente la ideologización en la que se ha ido cayendo, las malas decisiones y la ineficiente gestión no han permitido avanzar hacia el cumplimiento de los objetivos estratégicos. El Gobierno ha despreciado los avances en el camino recorrido, y desconoce las potencialidades del sistema educativo que tenemos. No se ha hecho el esfuerzo de entender el sistema con el fin de fortalecerlo, invitando al trabajo conjunto de los diferentes actores. La educación está llamada a unir y no a excluir. Eso no lo hemos vivido estos dos años.
En el PND el sector educación cuenta con 23 indicadores, y según información del Departamento Nacional de Planeación, DNP, después de dos años de gobierno, el avance global apenas es del 21,43 por ciento. Los resultados son decepcionantes, en medio de una institucionalidad que no se consolida. En corto tiempo hemos tenido tres ministros y siete viceministros. De manera más específica, el avance de las metas es el siguiente:
- Índice del desempeño satisfactorio de los estudiantes del sector oficial de los grados 5 y 9 que participan en las pruebas Saber lenguaje. La meta para el cuatrienio es 46,5 puntos y la línea base es 44,5. El avance en estos dos años es de 0. El índice no ha avanzado sobre la línea base.
- Índice del desempeño satisfactorio de los estudiantes del sector oficial de los grados 5 y 9 que participan en las pruebas Saber matemáticas. La meta para el cuatrienio es 30,5 puntos y la línea base es 28. Como en el indicador anterior, el avance es de 0.
- Porcentaje de establecimientos educativos rurales en categoría de desempeño D (el más malo) en las pruebas Saber 11. La meta para el cuatrienio es 45 por ciento y la línea base es 60 por ciento. Hoy se está en 57,03 por ciento, lo que representa un 19,8 por ciento de cumplimiento frente a la meta.
- Niñas y niños con educación inicial en el marco de la atención integral. La meta para el cuatrienio es 2.700.000 niños y la línea base es 1.938.471. Hoy se ha llegado a 2.021.985, lo que representa un 74,89 por ciento de la meta. Es un avance importante.
- Estudiantes de grados transición a sexto en establecimientos educativos oficiales beneficiarios de programas para promover el desarrollo integral y reducir brechas y rezagos de los aprendizajes. La meta para el cuatrienio es 2.567.500 estudiantes y la línea base es 1.891.290. Hoy se ha llegado a 2.090.116, lo que representa un 81,41 por ciento de cumplimiento. Igualmente, un logro significativo.
- Porcentaje de estudiantes en establecimientos educativos oficiales con ampliación de jornada. La meta para el cuatrienio es 30 por ciento y la línea base es 21,67 por ciento. Se ha logrado un 23,98 por ciento, lo que representa un 27,73 por ciento de la meta.
- Establecimientos educativos oficiales con ampliación y/o resignificación del tiempo escolar para la formación integral. La meta para el cuatrienio es 5.739 establecimientos y la línea base es 4.360. El avance es significativo. Se ha llegado a 6.158, así que el cumplimiento de la meta ha sido de 130,38 por ciento.
- Establecimientos educativos que incorporan la formación integral y la educación Crese (Ciudadana, para la reconciliación, antirracista, socioemocional y para el cambio climático) en prácticas pedagógicas basadas en la realidad. La meta para el cuatrienio es 5.000 y la línea base es 0. Se ha llegado a 671 establecimientos, equivalentes al 13,42 por ciento de la meta.
- Establecimientos educativos que implementan evaluación de formación integral y de educación Crese (Ciudadana, para la reconciliación, antirracista, socioemocional y para el cambio climático) con enfoques étnicos y poblacionales. La meta para el cuatrienio es 8.000 establecimientos y la línea base es 0. El avance es de 0.
- Tasa de tránsito inmediato de grado 9 a grado 10. La meta para el cuatrienio es 85 por ciento y la línea base es 82 por ciento. El avance es de 0.
- Tasa de deserción intra-anual del sector oficial. La meta para el cuatrienio es 2,58 por ciento y la línea base es 4,37 por ciento. El logro es 0.
- Orientadoras/es escolares en municipios PDET. La meta para el cuatrienio es 2.000 docentes orientadores y la línea base es 761. El avance del cuatrienio es de 813, lo que representa un 4,2 por ciento de la meta.
- Tasa de cobertura del programa de alimentación escolar. La meta para el cuatrienio es 95 por ciento y la línea base es 76 por ciento. Se ha llegado al 79,36 por ciento, así que el cumplimiento ha sido de 83,54 por ciento.
- Porcentaje de estudiantes de educación media beneficiados con programas para garantizar el tránsito inmediato a educación posmedia. La meta para el cuatrienio es 40 por ciento y la línea base es 0. Se ha logrado llegar al 4,02 por ciento, que equivale al 10,05 por ciento de la meta.
- Tasa de tránsito inmediato a la educación superior en zonas rurales. La meta para el cuatrienio es 26 por ciento y la línea base es 23,9 por ciento. El avance es 0.
- Ambientes educativos construidos o mejorados en educación preescolar, básica y media para la paz y la vida. La meta para el cuatrienio es 19.500 espacios mejorados y la línea base es 0. Se han mejorado 4.688, equivalentes al 24,04 por ciento de la meta. El proceso va de acuerdo con el cronograma originalmente diseñado. Es necesario diferenciar las obras en las que participa directamente el ministerio, de aquellas realizadas con recursos diferentes a los del Gobierno nacional. En mayo de 2024 el MEN entregó 242 obras. De ellas, 178 se hicieron por el Fondo Financiero de Infraestructura Educativa (FFIE), 12 a través de Findeter y 52 a través del mecanismo de obras por impuestos.
- Ambientes pedagógicos con dotación para infraestructura escolar. La meta para el cuatrienio es 18.000 y la línea base es 0. Hoy se ha llegado a 5.416, lo que representa un 30,09 por ciento de ejecución respecto a la meta. El avance anual está acorde con lo planeado. En mayo de este año se había llegado a 170 ambientes dotados, de los cuales uno se hizo por el FFIE. Es el único con recursos directos del Gobierno nacional. Los restantes 169 se realizaron por el mecanismo de obras por impuestos.
- Porcentaje de población campesina que no sabe leer y escribir. La meta para el cuatrienio es 4,3 por ciento y la línea base es 9,3 por ciento. A la fecha no hay ningún avance.
- Personas alfabetizadas a través de estrategias educativas con enfoque diferencial para la vida. La meta para el cuatrienio es 800.000 y la línea base es 150.000. El avance es de 0.
- Tasa de cobertura del programa de voluntariado “Viva la Escuela” en básica primaria. La meta para el cuatrienio es 8 por ciento y la línea base es 0. Se ha llegado al 0,68 por ciento, lo que representa un 8,5 por ciento de la meta.
- Tasa de cobertura en educación superior. La meta para el cuatrienio es 62 por ciento y la línea base es 53,94 por ciento. A la fecha no hay ningún avance.
- Estudiantes nuevos en Educación Superior. La meta para el cuatrienio es 500.000 y la línea base es 0. Hoy se han vinculado 64.729 nuevos estudiantes, equivalentes al 13 por ciento de la meta.
No se entiende por qué a mitad del Gobierno, varias metas tienen cero cumplimiento. Es realmente lamentable. Y lo más grave, es que estas carencias se presentan en donde más se necesita, que es la básica, secundaria y media. Es triste que se esté perdiendo la oportunidad para mejorar significativamente el acceso, la permanencia y calidad, y para hacer realidad la formación integral desde el arte, el deporte y la ciudadanía. Se destaca, de manera positiva, los avances en materia de infraestructura educativa que lidera el FFIE y cuyo impulso viene de gobiernos anteriores. También es positivo lo que se ha adelantado en alimentación escolar, a través de la Unidad Administrativa Especial de Alimentación Escolar – Alimentos para Aprender (UAPA). Importante también, el avance en el número de establecimientos educativos con ampliación del tiempo para la formación integral.
En educación superior, el balance es más que preocupante. Es equivocado centrar la apuesta en la construcción de sedes, sin comprender el verdadero significado de la “universidad”, que va mucho más allá de la edificación. A pesar de la obsesión del gobierno por la creación de nuevas sedes, los resultados indican que no se ha avanzado en dichas construcciones. El desconocimiento de las potencialidades del sistema mixto se está reflejando en el bajísimo cumplimiento de la promesa de los 500.000 nuevos cupos. Aún es posible fortalecer la educación pública y trabajar armónicamente con el sector privado. En la dirección que lleva el gobierno, la meta es incumplible. También, politizar el llamado “gobierno universitario” representa un grave riesgo para la consolidación de un sistema de educación posmedia vanguardista y a la altura de las necesidades en formación e investigación. Las metas fueron ambiciosas, pero dada la pésima gestión y la ideologización, se está perdiendo una gran oportunidad. Vale la pena destacar los avances en los complejos procesos de registro calificado, los recursos frescos para el sector y la ley de gratuidad en educación pública (que será progresiva). De felicitar, la decisión política de incrementar el presupuesto destinado al sector y en particular, hacia las universidades públicas.
A este triste balance hay que agregarle, entre otras, tres grandes decepciones: 1) Los errores cometidos en la implementación del sistema salud de los maestros, que es la concreción fallida del modelo de salud que tiene el Gobierno. 2) El triste recorrido vivido con la discusión de la Ley Estatutaria de Educación que dejó heridas y frustraciones, perdiendo una oportunidad de delinear la educación que requiere el país. 3) El pésimo manejo que se le ha dado a los consejos superiores de las universidades públicas y, particularmente, al proceso de designación del rector en la Universidad Nacional. La autonomía universitaria está en vilo. En lugar de estar discutiendo los retos y calidad de la educación, el Gobierno decidió priorizar las llamadas constituyentes universitarias. Estamos retrocediendo y la pérdida de confianza es evidente.
El 7 de agosto de 2022 teníamos ilusión y esperanza en un futuro progresista. Y, tristemente, ahora nos enfrentamos a la incertidumbre y el escepticismo. Ojalá que el Gobierno escuche. Aún es tiempo de corregir el rumbo.