Ministerio de Salud alerta por brote de fiebre amarilla en Colombia: van 33 muertes y hay expansión a nuevas zonas

En una rueda de prensa ofrecida este jueves 10 de abril, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, alertó sobre el creciente número de casos de fiebre amarilla en Colombia.

Según datos de la entidad entre 2024 y hasta el 26 de marzo de 2025, hay un saldo de 70 contagios y 33 muertes confirmadas, o sea con una letalidad cercana al 50 por ciento.

“Esto comienza con algo que parece insignificante, un mosquito, un virus que casi ni se ve al microscopio, pero que produce una terrible enfermedad como la fiebre amarilla. El llamado urgente es a la vacunación, especialmente para quienes se movilicen a alguno de los 388 municipios considerados de alto riesgo.”, advirtió el ministro.

Durante la rueda de prensa, el ministro también reconoció fallas en el plan de vacunación, que hasta enero de este año no incluía a personas mayores de 60 años.

“Yo mismo fui a vacunarme con 74 años y no me advirtieron. No sabíamos que los adultos mayores estaban excluidos del esquema. Eso se corrigió muy tarde”, señaló.

Y es que, de las 33 muertes registradas hasta el momento, varias corresponden a personas mayores de 60 años que no habían sido vacunadas. El Gobierno reiteró que actualmente la vacunación contra la fiebre amarilla está disponible para toda la población desde un año de edad en adelante, sin límite de edad.

Síntomas de alerta de la fiebre amarilla

Diana Pava, directora del Instituto Nacional de Salud, explicó que la fiebre amarilla es una enfermedad febril de origen viral transmitida por mosquitos como el Aedes aegypti, Aedes albopictus y otras especies del ciclo selvático. El virus puede afectar distintos órganos y conducir rápidamente a la muerte.

“La única manera de prevenirla es a través de la vacunación. No hay otra”, afirmó.

El diagnóstico solo puede confirmarse con pruebas de laboratorio. En sus primeras fases, la fiebre amarilla puede confundirse con otras enfermedades por síntomas como fiebre, dolor de cabeza, vómito y debilidad. Pero al quinto día, puede presentarse ictericia (coloración amarilla en la piel), hemorragias internas y en los peores casos, insuficiencia renal y compromiso neurológico.

“Desde el punto de vista epidemiológico, esta es una enfermedad de interés internacional, con entre 200.000 casos y 30.000 muertes al año en el mundo”, indicó Pava.

En la región de las Américas, Colombia ocupa el segundo lugar en número de casos mortales (33), por detrás de Brasil (81), seguido por Perú (18) y Bolivia (1), según cifras del 26 de marzo de 2025.

Además, el Ministerio reiteró la importancia de reportar cualquier sospecha de fiebre amarilla en una familia o comunidad.

“Una sospecha debe activarse de inmediato. Dormir con toldillo, acudir al servicio médico, y alertar a las autoridades de salud”, señaló Jaramillo.

Tolima y Caldas, los nuevos focos de preocupación

Aunque históricamente los brotes se han concentrado en zonas selváticas del sur del país como Putumayo, Vaupés, Huila, Caquetá y Nariño, el brote más reciente inició en septiembre de 2024 en municipios del oriente del Tolima, como Purificación, Prado, Villarrica y Dolores, donde no había antecedentes de fiebre amarilla.

En 2025, los casos se extendieron a Ataco (sur del Tolima), Palocabildo (norte del Tolima) y al municipio de Neira en Caldas, lo que prende las alarmas por el comportamiento atípico de la enfermedad.

En total, el oriente del Tolima registra 45 casos, con 18 fallecidos y 27 sobrevivientes. “Estamos ahora encontrando fiebre amarilla donde nunca antes había ocurrido. Es una situación muy grave”, recalcó el ministro.

Impacto en la fauna silvestre: los monos también son víctimas

El Instituto Nacional de Salud también recibió reportes de seis primates muertos, cuatro de ellos del género Alouatta (micos aulladores), y dos del género Aotus a causa de la fiebre amarilla. Los casos se han registrado en Huila (Chaparral) y en los municipios tolimenses de Ataco, Purificación, La Samaria y El Cunday.

Jaramillo hizo un llamado a la población rural para que, en caso de encontrar monos, marsupiales u otros animales muertos o enfermos, no los ataquen ni los manipulen, sino que informen de inmediato a la autoridad ambiental local o al Instituto Nacional de Salud, quienes se encargarán de tomar las muestras necesarias.

“Queremos decir una cosa: estos animales son víctimas, igual que nosotros. No puede haber un genocidio contra los primates. Son un indicador de la presencia del virus y parte fundamental de nuestro ecosistema”, subrayó el ministro.