Los estudiantes colombianos que llevarán su talento a la NASA en el Human Exploration Rover Challenge 2025

El grupo de estudiantes deberá construir dos vehículos para la competencia.

Crédito: Cortesía

15 Febrero 2025 08:02 am

Los estudiantes colombianos que llevarán su talento a la NASA en el Human Exploration Rover Challenge 2025

La Nasa eligió 75 equipos de estudiantes de todo el mundo para un desafío en el que los participantes diseñarán y construirán vehículos para competir en una carrera que simula el terreno lunar. Un equipo de alumnos de un centro educativo de Bogotá participará en el certamen.

Por: Gabriela Casanova

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La Nasa seleccionó a 75 equipos de estudiantes de todo el mundo para participar en el reto Human Exploration Rover Challenge (Herc) de 2025, un desafío en el que cada grupo de jóvenes deberá diseñar vehículos que serán puestos a prueba en una carrera cuya pista simula el terreno lunar. Entre los competidores se encuentra un equipo de 20 jóvenes del centro educativo Preludio, de Bogotá, quienes serán los únicos en representar a Colombia en el certamen.

Los estudiantes de Preludio ya habían clasificado junto a más de 600 jóvenes de 72 equipos en la celebración del 30º aniversario de Herc en 2024, cuando diseñaron, desarrollaron, construyeron y probaron un vehículo, con el patrocinio de Mazda, que fue conducido por ellos mismos en un campo simulado de escombros de asteroides, rocas, surcos de erosión y grietas. 

“Herc 2024 nos enseñó que, con esfuerzo, trabajo en equipo y determinación, los sueños que parecen 'imposibles' pueden hacerse realidad. Al principio, viajar a la Nasa parecía algo que solo les pasaba a los grandes científicos de 40 años, pero con el apoyo de nuestros líderes, y Mazda, 11 estudiantes logramos hacerlo posible. Esta experiencia nos demostró que, cuando realmente te propones algo y trabajas por ello, las oportunidades pueden estar más cerca de lo que te imaginas”, dijo Valentina Tamayo, una de las participantes colombianas del concurso. 

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Vehículo construido para la competencia de 2024. Créditos: cortesía

Ahora, los estudiantes de Preludio regresarán a la competencia con el propósito de ganar uno de los premios otorgados por la Nasa. Esta vez, participarán en dos modalidades: la división de vehículos impulsados por humanos y la nueva división de control remoto, en la que se competirá con automotores operados a distancia, categoría introducida para 2025. 

“Para la versión de este año nuestro objetivo es no solo mejorar el desempeño del vehículo y perfeccionar cada aspecto de su diseño y funcionalidad, sino también fortalecer nuestra capacidad de resolver problemas en tiempo real y trabajar bajo presión. Queremos que nuestra participación refleje el esfuerzo, la disciplina y la pasión que hemos puesto en cada etapa del proceso, demostrando que los jóvenes somos capaces de afrontar desafíos de alto nivel con innovación y determinación”, dijo otra estudiante, Ana María Rodríguez.

Por ello, los alumnos de Preludio diseñarán no uno, sino dos vehículos, uno de los cuales hace parte de la nueva división de control remoto. El equipo está compuesto por 20 estudiantes: 12 de ellos están trabajando en el vehículo impulsado por humanos y 8 en el de control remoto, todos acompañados por tres profesores que han guiado su proceso y los acompañarán en el viaje.

La 31ª competición anual está prevista para el 11 y 12 de abril de 2025 en el Centro Espacial y de Cohetes de Estados Unidos, cerca del Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la Nasa en Huntsville, Alabama.

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No solo tendrán que competir en una carrera, sino que deberán diseñar y construir los vehículos y entregar los reportes a la Nasa. Créditos: cortesía

¿Cuáles son las fases de la competencia en Estados Unidos?

No todo es tan fácil como parece, pues este grupo de estudiantes colombianos deberá diseñar y construir dos vehículos desde cero y enviar reportes a Estados unidos antes de viajar para el concurso. Felipe Tamayo, otro de los participantes de Preludio, explicó a CAMBIO cuál es el paso a paso que deben seguir. 

“El proceso comienza con la fase de diseño y desarrollo del rover (vehículo de exploración espacial), donde definimos la estructura, los materiales y el funcionamiento de nuestro vehículo. En esta etapa, investigamos y probamos distintas soluciones para asegurarnos de que el diseño sea eficiente y cumpla con los requisitos de la Nasa”, dijo el estudiante.

Según Tamayo, al completar la fase del diseño se pasa a la construcción del vehículo. “Aquí ensamblamos el rover, probamos su resistencia y capacidad para superar obstáculos, realizamos ajustes para optimizar su desempeño y hacemos pruebas para definir a nuestros dos pilotos”, concluye.

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Son 20 estudiantes, de los cuales 12 están trabajando en el vehículo impulsado por humanos y 8 en el de control remoto. Créditos: cortesía

Después de estas dos fases y de enviar los informes respectivos a la agencia estadounidense, deben reunirse con expertos de la Nasa para presentarles el estado del rover y las predicciones que tienen para la competencia. Así mismo, deben entregar otro informe en el que reportan todas las actividades de divulgación científica y educativa que han realizado para inspirar a otros jóvenes del país en el ámbito STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

“Mientras trabajamos en estos documentos y en la construcción del rover, participamos en webinars organizados por la Nasa, donde tenemos la oportunidad de resolver dudas importantes y recibir retroalimentación directa de expertos. Esto nos ayuda a mejorar nuestro diseño y asegurarnos de que cumplimos con los estándares de la competencia”, agregó.

Juana Meluk, quien se graduó el año pasado y quien aún trabaja en el proyecto, comentó que hay un equipo de diseño y construcción en cada proyecto, así como un equipo de patrocinios, que se encarga de las relaciones con otros actores para establecer alianzas, y un equipo encargado de la redacción de los documentos que son entregados a la Nasa. “Por ejemplo, en la división de control remoto, hay dos estudiantes que están encargados específicamente de las llantas y otros dos que están encargados de desarrollar el task tool, dijo. 

Por su parte, Meluk es safety officer en el proyecto del vehículo impulsado por humanos. “Nosotros nos encargamos de que el proyecto sea seguro, de que no haya lesiones, de que ninguno de los participantes del equipo ponga en riesgo su seguridad física y mental. En general, nos encargamos de velar por la seguridad de los compañeros, del carro y de la competencia en sí”, señala.

Tras todo este proceso, el vehículo se llevará al Centro Espacial y de Cohetes de Estados Unidos y será puesto a prueba en un circuito lleno de obstáculos que simulan el suelo lunar.

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“Herc 2024 nos enseñó que, con esfuerzo, trabajo en equipo y determinación, los sueños que parecen 'imposibles' pueden hacerse realidad": Valentina Tamayo. Créditos: cortesía

¿Cómo van en la construcción de vehículos que competirán en Estados Unidos?

Miranda Pacheco, otra de las participantes, explicó que el diseño del rover impulsado por humanos fue desarrollado en un programa de diseño 3D y actualmente se está fabricando. “Ya contamos con el chasis, las ruedas, la suspensión y estamos trabajando para terminar la dirección y la transmisión del carro”, explicó. 

En cuanto a los materiales, comentó que la estructura principal está construida con aleación de aluminio, “lo que optimiza el peso sin comprometer la resistencia”; y las llantas están fabricadas con acero, “incorporando un flotador tubular similar a los utilizados en piscinas, además de una capa de caucho para mejorar la tracción”. También, la suspensión está hecha de acero de alta resistencia, “garantizando durabilidad y estabilidad en diversos terrenos”.

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Los estudiantes de Preludio ya habían participado junto a más de 600 jóvenes de 72 equipos en la celebración del 30.º aniversario de Herc en 2024. Créditos: cortesía

Por su parte, el estudiante Juan Diego Núñez aclaró que en la fase inicial de pruebas y desarrollo del segundo rover, se optó por trabajar sobre la base de un vehículo a control remoto alimentado por una batería LiPo. “Este modelo ha permitido realizar mediciones precisas del consumo energético bajo distintas configuraciones de peso y modificaciones, facilitando la optimización del diseño final”, manifestó.

El vehículo ha sido adaptado con dos cambios fundamentales para cumplir con los requerimientos del desafío: llantas impresas en 3D con TPU (poliuretano termoplástico), para que se adapten mejor a terrenos irregulares, y el sistema de recolección de muestras (task tool), “que almacenará muestras en compartimentos separados mediante un diseño tipo tambor”.

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