'El enfoque de seguridad estatal ha traído graves consecuencias para las mujeres'

Jungs de Almeida es miembro de Amassuru, una red de mujeres especializada en seguridad y defensa en América Latina y el Caribe.

Crédito: Cortesía Alessandra Jungs de Almeida

27 Febrero 2025 04:02 pm

'El enfoque de seguridad estatal ha traído graves consecuencias para las mujeres'

CAMBIO conversó con la académica Alessandra Jungs de Almeida sobre el libro 'Estudios Feministas de Seguridad desde América Latina y el Caribe', el cual fue presentado el 27 de febrero.

Por: Paula Ricaurte

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Estudios Feministas de Seguridad desde América Latina y el Caribe es el nombre de un libro que reúne a activistas, profesionales y académicas para repensar la seguridad en América Latina desde enfoques feministas. El libro plantea una postura crítica frente a los enfoques tradicionales de seguridad en la región, bajo la premisa de que estos han dejado a un lado la perspectiva de género y variables interseccionales importantes como la clase o la etnia.

Esta obra, que fue presentada oficialmente el 27 de febrero de forma virtual, fue resultado de una colaboración entre varios proyectos de distintas latitudes de América Latina, principalmente de la red Amassuru Mujeres en Seguridad y Defensa

CAMBIO conversó con Alessandra Jungs de Almeida, editora del libro e investigadora asociada del Data + Feminism Lab del MIT y del Centro de Estudios de Género en Política Exterior y Política Internacional (NEGPEI) de la UFSC, sobre las discusiones que se plantean en la obra en torno a la seguridad, un concepto crucial en una región marcada por altos niveles de violencia y desigualdad.

CAMBIO: ¿Cuál es el aporte que hace este libro en materia de seguridad y defensa?

Alessandra Jungs de Almeida: El libro plantea, a través de 19 capítulos, la necesidad de cuestionar el concepto tradicional de seguridad tanto en su campo teórico como en su campo de acción colectiva, y de pensar en la importancia de los estudios feministas de seguridad.

Uno de nuestros hallazgos más importantes es que para avanzar hacia una seguridad más feminista o al menos democrática, es necesario hacer un replanteamiento teórico de lo que significa seguridad, así como trabajar en el diseño e implementación de políticas públicas que tengan en cuenta la complejidad de las realidades de las mujeres y otros grupos sociales marginados.

CAMBIO: ¿Por qué es necesario cuestionar la concepción tradicional de lo que significa seguridad? 

A.J.D.A.: La seguridad, especialmente la seguridad internacional, suele entenderse desde un enfoque estatal, a partir del cual el que debe ser protegido siempre es el Estado. Se trata de una aproximación en la que se prioriza la militarización y la guerra, pues se concibe la seguridad como la protección del Estado ante amenazas externas.

Este enfoque ha tenido consecuencias graves para las mujeres de América Latina, especialmente de México y Colombia, pues los datos nos muestran que la militarización no protege su vida, sino, por el contrario, muchas veces la pone en situación de vulnerabilidad. Lo que hacemos en el libro es cuestionar la militarización como medio de protección y plantear la idea de la vida de las mujeres y personas no binarias como un problema de seguridad que importa y debe ser resuelto.

CAMBIO: ¿Cuáles son las propuestas que plantea el libro para llenar el vacío existente en las políticas públicas en seguridad que carecen de un enfoque feminista?

A.J.D.A.: El libro contiene diversos capítulos en los que no solo hacemos análisis feministas, sino traemos a colación algunos ejemplos que son posibles o que existen y funcionan en la región. Por ejemplo, en cuanto a la perspectiva estatal, hablamos sobre las experiencias de entrenamiento de la policía con perspectiva de género en ámbitos rurales o sobre los procesos de diálogo que se realizan con hombres que han sido juzgados por violencia de género, con el fin de que transformen sus conductas a partir de enfoques integrados. 

En otra sección hablamos sobre una red contra la violencia de género fundada en Rondonia, estado de Brasil, la cual denuncia que las dinámicas de la violencia de género son transnacionales y están relacionadas con la construcción de enormes obras de multinacionales. También hablamos sobre autogestión comunitaria y sobre medios de participación de la sociedad civil, bajo la idea de que escuchar las necesidades de las personas puede ser el camino para crear políticas públicas que sean más abarcantes y consideradas con las experiencias de las mujeres y minorías.

CAMBIO: ¿Cuáles son las estrategias que propone el libro para que las mujeres ejerzan un liderazgo eficaz en materia de seguridad y defensa?

A.J.D.A.: Hay un ejemplo basado en nuestra experiencia que creo que puede transformar institucionalmente los escenarios en que vivimos. Nosotras hablamos mucho en el libro de Amassuru, un proyecto colectivo, trasnacional y feminista que reúne a más de 700 mujeres en torno a la seguridad, el cual nos ha permitido reflexionar sobre este concepto desde una perspectiva feminista y tener una incidencia política que conduzca al cambio.

También está la posibilidad de desarrollar programas de formación y capacitación que cuenten con una perspectiva de género, algo que hablamos e incluso criticamos en el capítulo que trata sobre el entrenamiento de la policía rural en Argentina. Otro punto importante acá que resulta novedoso es el activismo de datos.

CAMBIO: ¿Por qué es importante el activismo de datos en estos asuntos?

A.J.D.A.: El activismo de datos es la práctica de utilizar, producir, recolectar, analizar y publicar datos o cuestionar el hecho de que el Estado no los produzca. El libro cuenta con las voces de organizaciones y personas que se dedican a esto. Por ejemplo, contamos con la participación de Republicanas Populares en Colombia, quienes tienen en sus manos al Observatorio de Feminicidios de ese país.

El activismo de datos es fundamental en los estudios feministas de seguridad (y una de las razones por las que este libro es tan original, pues nunca se habían trabajado estas cosas a la par), pues se pregunta qué podemos hacer con los datos que obtenemos de las organizaciones y cuáles son las políticas posibles. Este también nos permite resolver interrogantes como por qué el Estado elige no recolectar cierto tipo de datos y por qué la sociedad civil tiene que recolectarlos por su cuenta.

CAMBIO: ¿Por qué es importante que este libro se enuncie desde el feminismo?

A.J.D.A.: Decidimos enunciar el libro desde el feminismo porque nos sentimos frustradas de sentir que algunos problemas de carácter internacional son ignorados por las relaciones internacionales, tanto en la práctica como en la teoría. Así mismo, estábamos cansadas de que el abordaje en las discusiones en torno a la seguridad se redujera simplemente a incluir mujeres, pero no es lo mismo incluir mujeres a tener una perspectiva feminista de base.

Es importante señalar que los estudios feministas de seguridad, conocidos en inglés como feminist security studies, surgieron desde principios de 2000 y han sido fuertemente discutidos en comunidades académicas del norte global, principalmente en Canadá, Estados Unidos y Europa. Esto también nos frustró y por eso quisimos reflexionar sobre seguridad a partir de la realidad que atraviesan las mujeres latinoamericanas.

CAMBIO: ¿Qué impacto quieren generar con este libro?

A.J.D.A.: Creo que, gracias a este libro, por primera vez se han reunido cientos de mujeres latinoamericanas para discutir sobre la seguridad internacional desde una perspectiva feminista. Esto es un logro inmenso, pues las relaciones internacionales suelen tener una perspectiva blanca, machista y eurocentrista. Igualmente, es importante destacar que el libro ha logrado impactar a nuestra propia comunidad, pues permite que cada vez más personas conozcan las discusiones que se están gestando y se atrevan a participar en estos debates desde una mirada feminista.

Esta publicación es una forma de plasmar nuestros ideales. Soñamos que las instituciones que perpetúan un modelo de seguridad militarizado, no cooperativo, patriarcal y negligente comiencen a facilitar espacios para incluir las voces y proteger la vida de las mujeres, personas no binarias, personas trans, etcétera. Estas son vidas que vale la pena defender y que tienen una conexión sistémica con la región y con problemas de seguridad trasnacionales.


 

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