Las inconsistencias de la Fiscalía en la investigación sobre las muertes de los Pizano

Alejandro Pizano y su padre, el excontroller Jorge Enrique Pizano Callejas

Crédito: Fotografía: Archivo particular

24 Noviembre 2023

Las inconsistencias de la Fiscalía en la investigación sobre las muertes de los Pizano

A pesar de haber muerto tres días antes que su hijo, la Fiscalía sostiene que el único sospechoso en la muerte de Alejandro Pizano es su propio padre, Jorge Enrique Pizano. Como el sospechoso murió, la Fiscalía busca que la investigación sea cerrada. Hoy quedaron demostradas serías inconsistencias en las investigaciones. El exfiscal Martínez Neira será denunciado por alteración de material probatorio.

Por: Iván Serrano

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El próximo 8 de marzo, el juez penal tercero del Circuito de Funza decidirá si acata la petición de la Fiscalía de precluir la investigación por el homicidio de Alejandro Pizano Ponce de León, investigación en la que su padre, el fallecido controller de Ruta del Sol II, es el único sospechoso. Según la tesis de la Fiscalía, Pizano Callejas preparó una mezcla de agua con cianuro, la cual terminó siendo bebida accidentalmente por su hijo.

La tesis de la Fiscalía, calificada como exótica por Miguel Ángel del Río, representante de las víctimas, es que a Pizano le dio un infarto fulminante antes de suicidarse. 

El abogado Miguel Ángel del Río aseguró que la Fiscalía no investigó de manera suficiente otras hipótesis y que, incluso, importante material probatorio habría sido alterado.

Miguel Ángel del Río, apoderado de la familia Pizano Ponce de León.


Del Río, al igual que las integrantes de la familia Pizano Ponce de León, tienen el convencimiento de que Jorge Enrique Pizano Callejas fue asesinado, como consecuencia del conocimiento y las pruebas que tenía del caso Odebrecht-Aval, uno de los escándalos de corrupción de mayores proporciones en la historia reciente del país.

Las inconsistencias en la investigación

Sobre cómo llegó la botella de agua al escritorio de donde la tomó Alejandro Pizano, no hay certeza; tampoco hay evidencias de que Pizano haya comprado cianuro, ni certezas de que el excontroller estuviera pensando en suicidarse. En la exposición de la defensa quedaron evidenciados los riesgos de seguridad que percibía el excontroller y la vulnerabilidad de su vivienda, a la que ingresaban personas que no eran de su círculo de confianza. La Fiscalía tiene la tesis de que Jorge Enrique Pizano fue sorprendido por un infarto justo antes de pretender suicidarse.

De esa botella contaminada habría bebido posteriormente su hijo Alejandro. Sin embargo, la defensa exhibió vacíos en la tesis de la Fiscalía y aseguró que muchos de los hechos expuestos por los investigadores no han sido suficientemente probados.

El estado de salud de Jorge Enrique Pizano

Según la Fiscalía, la muerte del excontroller se debió a causas naturales; así lo habría certificado el patólogo Pedro Emilio Morales, quien hizo una necropsía clínica (la cual no tiene los mismos rigores de una necropsia legal) al cadáver de Pizano. El ente investigador sostiene que Pizano habría muerto de un infarto derivado de un cáncer que padecía; sin embargo, la defensa de las víctimas planteó que a la fecha de su muerte el cáncer ya había sido superado.

De otro lado, la tesis de que Pizano estaba fraguando un suicidio fue puesta en tela de juicio por la defensa, esto debido a los diversos planes que tenía el excontroller, como la búsqueda de trabajo, y exhibió una autopsia psicológica que descartaba un ánimo suicida del excontroller en el momento de su muerte.

La Fiscalía también ha sostenido que en el cadáver de Jorge Enrique Pizano no había rastros de cianuro; sin embargo, los tejidos de Pizano fueron guardados en formol, elemento que elimina las trazas de cianuro, por lo que no existen evidencias científicas que nieguen rotundamente la ausencia de cianuro en el cuerpo del excontroller.

Los riesgos de su seguridad

El abogado defensor de las víctimas también expuso la sensación de riesgo y peligro que acompañó a Jorge Enrique Pizano en los últimos días de su vida. Así se lo manifestó en mensajes de chat a los periodistas Iván Serrano, María Jimena Duzán y Darcy Queen. Pizano también instaló un completo equipo de cámaras de seguridad, el cual era monitoreado por su hijo Alejandro, quien también era consciente de los riesgos de seguridad que acechaban a su padre.

El trabajo de Jorge Enrique Pizano no era menor. Fue el auditor del proyecto Ruta del Sol II y desde el año 2010, a tan solo unos meses de su llegada, empezó a advertir una serie de pagos irregulares por trabajos inexistentes a empresas ligadas en algunos casos a exfuncionarios del gobierno y en otros casos a personas vinculadas con grupos paramilitares.

La maraña de contratos fue debidamente advertida por Pizano a sus superiores en Corficolombiana; sin embargo, las mismas no fueron puestas en conocimiento por sus jefes ante las autoridades judiciales. Por el contrario, firmaron un contrato de transacción (una especie de pacto de silencio) en el que las partes, Odebrecht y Aval, se comprometían a solucionar en privado las situaciones encontradas por Pizano.

Jorge Enrique Pizano alcanzó a entregar sus pruebas al FBI, lo que terminó siendo la piedra angular de las investigaciones que en Estados Unidos se adelantan en contra del Grupo Aval y que de momento han dejado sanciones pecuniarias.

A su casa tuvieron acceso personas que no eran de confianza

La Fiscalía ha sostenido que su vivienda de Subachoque no sólo era segura, sino que a ella solo tenían acceso personas de entera confianza del excontroller. Con material gráfico, el abogado Del Río demostró la vulnerabilidad de la vivienda, a la cual se podía ingresar fácilmente desde varios puntos de la propiedad. También demostró que al menos tres trabajadores, entre ellos una mujer que utilizaba un nombre falso, tenían acceso a la vivienda y que tan solo llevaban cuatro meses trabajando con la familia Pizano Ponce de León.

Curiosamente, estas personas nunca fueron indagadas por la Fiscalía, no se les confirmaron sus antecedentes judiciales y hoy se desconoce su paradero.

La alteración del material probatorio

El abogado Del Río reveló en la audiencia que dos aparatos electrónicos del fallecido excontroller fueron manipulados después de su muerte. Uno de ellos, un teléfono iPhone del cual fueron borradas las conversaciones con los periodistas María Jimena Duzán, Cecilia Orozco e Iván Serrano. Estas conversaciones permanecen en los teléfonos de los comunicadores, con las pruebas y evidencias que el excontroller compartió.

Otro aparato que, según Del Río, fue manipulado fue el iPad de Pizano. Este elemento fue fundamental en su trabajo profesional. Con él hizo las grabaciones a Martínez Neira y a alfiles del Grupo Aval, que daban cuenta de que había advertido de manera suficiente y a tiempo de las irregularidades encontradas en Ruta del Sol II.

Este equipo le fue entregado en sus propias manos al exfiscal Martínez Neira, quien se habría aprovechado de la cercanía de su hijo Humberto con la familia Pizano Ponce de León. Sobre este equipo no hubo cadena de custodia y fue devuelto posteriormente a la familia. Un equipo de investigadores forenses contratado por la defensa logró determinar que del iPad fue borrada información del año 2016 en adelante.

Por este motivo el abogado Del Río solicitará a la Comisión de Acusaciones del Congreso que investigue a Martínez Neira.

Las huellas borradas en la botella de cianuro

Aunque varios testimonios dan cuenta de que la botella de la cual bebió Alejandro Pizano fue manipulada, incluyéndolo a él y a su hermana Juanita, el recipiente no tiene una sola huella dactilar.  Este hecho fue calificado como sumamente grave por parte del abogado, porque la botella de agua es una de las partes esenciales de la investigación. Asimismo, la Fiscalía no ha podido comprobar que esa botella fue comprada por Jorge Enrique Pizano, como en su momento aseguró el exfiscal Néstor Humberto Martínez en rueda de prensa.

La Procuraduría apoyó la petición de la Fiscalía de precluir la investigación. Sin embargo, el juez analizará todo lo expuesto por la defensa, que deja muy mal parada a la Fiscalía y pone en evidencia que alrededor de las muertes de Jorge Enrique Pizano y de su hijo son más las dudas que las certezas.

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