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"Tenemos que pensar más allá de Petro": Juan Fernando Cristo
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En medio de la turbulencia política y jurídica que hay en el país, CAMBIO habló con el ministro del Interior sobre el impacto de la decisión del Consejo Nacional Electoral sobre el acuerdo nacional y las declaraciones del presidente Petro sobre un supuesto golpe de Estado en curso. Cristo explicó en qué quedó lo de la constituyente, las dificultades de la paz total y el café pendiente y muy esperado con Álvaro Uribe Vélez.
Por: Andrés Mateo Muñoz
La última semana ha sido de todo menos de receso para el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. A él, como titular de la política -que lanzó hace unos días los puntos del acuerdo nacional- le cayó como un balde de agua helada la decisión del Consejo Nacional Electoral de formular cargos en contra del presidente Petro y su campaña. Tampoco le han ayudado mucho las declaraciones acaloradas del jefe de Estado en las que ha hablado de "golpe de Estado".
Con esa cruz a cuestas, Cristo nos recibió en la sede de La Giralda, al lado de la Casa de Nariño, en donde hay un corre corre para seguir haciendo la carpintería de ese acuerdo a pesar de las circunstancias. El ministro habló con CAMBIO sobre el futuro de esa gran concertación que propone, el rumbo poco prometedor de la paz total, la constituyente y un encuentro esquivo con el expresidente Uribe.
CAMBIO: Esta conversación se da justo después del lanzamiento del acuerdo nacional y la decisión del CNE y es inevitable hablar de ambas cosas por separado. ¿Qué tan fuerte golpea la formulación de cargos al acuerdo que usted acaba de lanzar?
Juan Fernando Cristo: Hay que reconocer que la decisión le hace daño a la posibilidad del acuerdo. Negarlo sería tapar el sol con una mano. Pero creo que al mismo tiempo es una ratificación de que en el escenario actual del país es más necesario que nunca un acuerdo nacional. No podemos seguir en esta confrontación, hay que tener espacios de diálogo abierto.
Lo peor que podría pasar sería romper toda comunicación y que cada quien se meta en una trinchera a disparar y no podamos encontrar escenarios de diálogo. Hay que insistir en el acuerdo nacional y esa es la postura del gobierno más allá de las declaraciones del presidente y de las de muchos sectores de uno u otro lado que vienen desde hace tiempo. Tenemos que ser capaces de aislar a los radicales de lado y lado que obviamente juegan a la polarización en muchas oportunidades.
CAMBIO: Pero, ¿cómo traer a la senda del diálogo al presidente Petro que está hablando de un golpe de Estado en su contra y haciendo declaraciones bastante acaloradas?
J.F.C.: Respeto la pregunta, pero aquí se ha creado una narrativa equivocada por parte de los opositores y mucha gente la ha copiado en el país.
Le doy varios ejemplos de la voluntad de diálogo. El 20 de julio el presidente invitó a un acuerdo nacional y a partir de ese momento le dio instrucciones a la doctora Laura Sarabia y al ministro de Hacienda de avanzar en esa tarea y se hizo realidad el pacto por el crédito barato en Colombia. Hace unos días entregamos en Cali 1.500 hectáreas a indígenas, afros y campesinos en un acuerdo interétnico en conjunto con el sector azucarero. El presidente ha autorizado la mesa técnica de salud en donde estamos buscando concertar la reforma. Ahora mismo está saliendo una reforma laboral muy distinta a la que presentó el Gobierno hace un año.
Además, estamos dialogando con comunidades, alcaldes y gobernadores de las 16 zonas PDET para construir unos pactos territoriales que nos permitan transformar los territorios afectados por el conflicto y esperamos firmar los primeros el 24 de noviembre, con el nuevo aniversario del Acuerdo de Paz.
Entonces, sí hay un espíritu de diálogo y de concertación y no hay que traer al presidente a esa senda. Ahora, es cierto que en el camino se presentan obstáculos como la decisión del CNE. Es el primer obstáculo y no es el último, pero hay que persistir. Como buen santandereano soy terco.
CAMBIO: Podemos convenir que sí hay voluntad de diálogo en el Gobierno. Pero, ¿cómo hablar con Álvaro Uribe -a quien usted invitó hace unos días a un café- o con Germán Vargas Lleras en medio de las declaraciones confrontacionales del presidente Petro?
J.F.C.: Uno diría lo mismo del otro lado: ¿Cómo va a hablar el presidente con aquellos que han hecho ataques a su familia, que lo han maltratado verbalmente? Entonces, si no estuviéramos en eso no sería necesario un acuerdo nacional.
Si nos entendimos en su momento con las Farc, que le hicieron tanto daño al país, ¿por qué no vamos a ser capaces nosotros que siempre hemos estado en la institucionalidad? Yo me resisto a creer que el destino de esta sociedad sea el de la incapacidad de ponerse de acuerdo en las cosas más mínimas. Es que aquí no estamos hablando de un unanimismo; que se acabe la oposición o el Gobierno. No, estamos hablando de cómo somos capaces de tramitar las diferencias de una manera distinta a como lo estamos haciendo ahora y todos tenemos que poner de nuestra parte.
CAMBIO: ¿Y ya recibió un cambio de luces del expresidente Uribe?
J.F.C: Lamentablemente no. He hablado con muchos amigos del Centro Democrático y ellos en privado manifiestan su voluntad pero yo sé que en público esos pasos son difíciles de dar y aprovecho la entrevista para reiterarle la invitación.
CAMBIO: ¿Cómo ha sido su relación con Uribe?
J.F.C: En noviembre de 2016 tomamos chocolate y café con leche aquí en el balcón (de la sede del Ministerio del Interior). Nos paramos a conversar a pesar de que hemos tenido muchas diferencias. Logramos avanzar mucho en la renegociación del Acuerdo de Paz después del plebiscito.
Lamentablemente fue el tema de la participación en política de los comandantes de las Farc lo que impidió que siguiéramos avanzando, porque se hicieron 59 modificaciones de fondo al acuerdo sugeridas por el Centro Democrático. Pero un solo tema bloqueó el consenso. Yo creo que esa fue una gran oportunidad para el país de construir acuerdos.
Entonces lo espero acá para un café. O no sé si en Rionegro o en Antioquia el café sea mejor.
CAMBIO: Usted es el ministro de la Política y es el más versado en trámites legislativos, ¿cómo juegan las reformas en el acuerdo nacional?
J.F.C.: Hay que advertir con claridad que el acuerdo nacional no es para sacar la agenda legislativa, tiene que ir mucho más allá de eso.
Sin lugar a dudas la agenda es importante y ha habido acuerdos que han permitido avanzar con casi todas las bancadas, con excepción del Centro Democrático y Cambio Radical, aunque también se han incorporado propuestas de ellos. Yo lo invito de nuevo a esa doble columna de la reforma laboral, entre el texto que propuso el Gobierno, y lo que se ha venido aprobando. Eso desvirtúa las acusaciones de no concertación e inflexibilidad.
Pero en todo caso, el 7 de agosto de 2026, cuando se posesione el nuevo presidente va a encontrar los mismos problemas que tenemos hoy. Vamos a tener unos problemas estructurales de la sociedad colombiana que no van a desaparecer porque el presidente Petro termine su periodo. Tenemos que pensar más allá de Petro, tenemos que pensar hacia dónde va este país y si vamos a seguir obsesionados con el tema de la confrontación.
CAMBIO: Ministro, el acuerdo tiene cinco puntos fundamentales, unos mínimos y algunos no tanto. Pero, ¿no es un acuerdo muy genérico? ¿no cree que se quedaron por fuera otros puntos más específicos, sustanciales o con más contenido?
J.F.C: Seguramente, pero esto es solo una propuesta. Es que esto no es para que firme alguien y ponga en letra de molde que esto es un acuerdo y no nos salimos de ahí. Hemos hecho reuniones y vamos a hacer más con alcaldes, gobernadores, sectores políticos y empresariales que van a indicar que la gente quiere salir de esta polarización. Por ejemplo, hay una respuesta muy positiva que yo quiero resaltar y es la del presidente de la Andi, Bruce Mac Master, que ha sido crítico de muchas decisiones del gobierno. Entonces estamos listos para escuchar propuestas.
En el escenario del Festival de la Ideas de Villa de Leyva, la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez planteó que a este acuerdo le hace falta un punto de lucha contra la corrupción y de cambio del sistema político y compartimos esa reflexión. Hay otros sectores que dicen que le falta hacer más énfasis en seguridad. En fin, la idea es que esto lo construyamos entre todos. Esto es un punto de partida.
CAMBIO: Desde el Gobierno hacia afuera está muy claro que se quiere concertar, pero dentro del Pacto Histórico hay muchas voces que tienen visiones muy distintas a la suya y lo han criticado por no ser un militante de izquierda…
J.F.C: Voces no, una voz, no generalice..
CAMBIO: Bueno, puede que por lo menos en público sea una, pero créame que fuera de micrófono son varias
J.F.C: Bueno, es natural porque además tienen razón. Yo entro al gobierno sin representar a absolutamente nadie. Entré como un liberal socialdemócrata que cree en la necesidad de hacer reformas en este país y que quiere contribuir. Yo soy liberal, no soy de izquierda y no puedo cambiar la realidad de la noche a la mañana.
Tenemos diferencias en la aproximación de algunos temas hasta con el propio presidente, eso es natural y no hay que ponerle mucha tiza al asunto, como dicen los pelados.
CAMBIO: ¿Y qué pasó con la constituyente? Ese tema desapareció repentinamente del discurso del presidente ¿Fue una petición suya?
J.F.C: Fue una decisión del presidente y una decisión colectiva y la constituyente ya no está en la agenda.
CAMBIO: ¿Pero podría estar dentro del acuerdo nacional?
J.F.C.: Puede surgir. Yo soy franco. Hay temas estructurales de la sociedad colombiana sobre los que el Congreso está en mora de tomar decisiones desde hace décadas y hay una ciudadanía exigiendo reformas y lamentablemente en muchas ocasiones el Congreso no escucha. Hablo de tres temas en específico: reforma política, reforma a la justicia y reforma al ordenamiento territorial y tenemos que avanzar en ellos.
¿Cuál es la mejor manera de avanzar con reformas constitucionales? Pues el trámite en el Congreso. Pero si pasan unos y otros intentos de reforma y no se avanza pues es inevitable que surjan voces como las que han venido surgiendo pidiendo que se acuda a los mecanismos extraordinarios que están contemplados en la misma Constitución.
CAMBIO: Pero eso no deja de atemorizar a ciertos sectores...
J.F.C.: El tema de la constituyente no se puede convertir en un coco, como si fuera algo ilegal o arbitrario. Está contemplado en la Constitución.
Ahora bien, a estas alturas del Gobierno ya no es el momento para una constituyente. Pero más adelante yo no descarto que sigan subiendo voces que planteen esa necesidad. Si no se avanza en esas reformas va a ser inevitable que crezcan esas voces.
CAMBIO: ¿Pero cuáles serían las condiciones mínimas para que en el acuerdo nacional se hable de una constituyente?
J.F.C.: Hay dos elementos que son fundamentales para que, en mi concepto, la idea de una constituyente acotada y limitada a unos temas pueda abrirse paso. Primero, que sea por consenso y segundo, que se ajuste a la Constitución. Sin ninguno de esos dos requisitos no tiene futuro.
CAMBIO: Hace unas semanas usted dijo en un foro de CAMBIO que el Gobierno no va a tener éxito con la paz total y la polémica no fue menor. ¿Qué quiso decir? ¿Le halaron las orejas por eso?
J.F.C.: (Risas) No, no me halaron las orejas. El respeto a la diferencia al interior del Gobierno es muy importante. Mire, yo creo que esa frase se sacó de contexto.
La política de paz total es una apuesta muy ambiciosa del presidente Petro y es una apuesta generosa con los violentos. Pero estos grupos no han entendido. Confundieron la generosidad, la audacia y la ambición con debilidad del Estado colombiano. Y eso ha llevado -no hay que ocultarlo- a unas dificultades serias en varios procesos.
Entonces yo lo que digo es que al terminar el gobierno del presidente Petro seguramente no vamos a tener unos resultados de desmovilización y de desarme como los que queríamos. Pero para mí el problema de fondo no es eso, el problema de fondo es que debemos entender que no hay desmovilización ni acuerdo de paz que valga, si no transformamos de verdad los territorios.
CAMBIO: Con tantos problemas es inevitable preguntarle: ¿Por qué se metió en este chicharrón? ¿Por qué no se quedó viendo todo desde afuera?
J.F.C.: Pues era la posición cómoda. Yo estaba muy tranquilo y muy feliz afuera y con mucho más tiempo para jugar tenis todos los días. Ahora no puedo jugar ni siquiera una vez a la semana. Y me he dedicado estos últimos años a mi familia, a mi hogar, a mi señora, que se ha sacrificado muchísimo en este ejercicio de la política.
Pero creo que hay momentos en los cuales por encima de la comodidad personal hay unos compromisos con el país. Uno puede ayudar en este propósito de sacar adelante las reformas, pero al mismo tiempo buscar consensos, acuerdos. Ayudar a hacer mucho más eficaces las ideas del presidente y trasladarlas a la ejecución diaria.
Y parte de ese espíritu reformista, que comparto con el presidente Petro, me hizo entender que valía la pena meterse a la candela.
CAMBIO: A usted le tocó otro chicharrón hace unos años y fue el de tramitar los acuerdos de paz en el Congreso ¿Qué aprendió de esa experiencia para aplicar a su trabajo actual? ¿Qué tan diferente es este Congreso al de esa época?
J.F.C.: Es un Congreso muy distinto porque el país también ha cambiado. Primero, es un Congreso que se parece mucho más a lo que es el país; más diverso, más influyente, más cultural, más territorial. Creo que eso es muy importante para la democracia.
Segundo, es un Congreso más conectado. Hace siete años las redes no habían tenido el desarrollo que tienen hoy y eso dificulta el debate. Antes solo era la televisión, ahora todo el mundo puede aparecer en su red y hablarle a su electorado, lo cual es válido y legítimo democráticamente, pero dificulta mucho el avance de las discusiones.
Tercero, me ha sorprendido mucho que se haya diluido el concepto de bancadas. Y ese concepto es fundamental para el ejercicio del Congreso para ser más eficaces. Ya no hay esa organización y disciplina de bancadas.
Aprendí que no hay que cansarse de hablar, escuchar y buscar consensos. Siempre hay salida.
CAMBIO: Las comparaciones son odiosas, pero, ¿qué tan diferente es tener como jefe a Juan Manuel Santos y a Gustavo Petro?
J.F.C.: A mí me ha llamado mucho la atención cuando converso con muchos sectores del país, que ven este gobierno y dicen ‘oiga, qué problema tan grave que están peleando este ministro con el otro’. Y yo digo: ‘A ustedes se les olvida lo que era. Eso de nuevo no tiene nada. Es el Estado colombiano y así es como funciona’.
La diferencia de fondo, diría, es que hay nuevos liderazgos, hay nuevas caras y hay nuevas ideas y yo creo que eso es bueno. Se han puesto sobre el tapete en estos dos años debates que antes eran inimaginables en Colombia.
Hay funcionarios, ministros, directores de entidades que son nuevos, que no habían tenido acceso al poder público en toda su vida, que no habían visto lo difícil que es gobernar.
CAMBIO: ¿Cuál es esa conversación que sí o sí usted quisiera tener en el marco de este acuerdo nacional?
J.F.C.: Yo he conversado con mucha gente. Pero le confieso que la conversación con el expresidente Uribe me gustaría mucho tenerla para con franqueza mirar hacia el futuro más allá de Petro. Yo lo conozco desde hace mucho tiempo. Nos separó en su momento su intento exitoso de modificar la Constitución para reelegirse, porque nunca estuve de acuerdo con eso. Por eso lideré en 2015 la reforma para prohibir la reelección y así estamos bien. Como dice Andrés López: ‘Deje así’.
Por eso le insisto a que nos tomemos un café, pero hasta ahora no me ha respondido.