¿Cómo podría el presidente Gustavo Petro lograr el gran acuerdo nacional?
Gustavo Petro, presidente de la República de Colombia.
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Se cumple un año desde que el mandatario hizo la invitación al Congreso de la República. Ahora, Juan Fernando Cristo asume el Ministerio del Interior con este propósito. ¿Qué ha pasado?
Por: Armando Neira
La propuesta de lograr un gran acuerdo nacional cumple un año. El 20 de julio de 2023, el presidente Gustavo Petro invitó a todas las fuerzas políticas a buscar una hoja de ruta que lleve al país en la consecución de políticas públicas para beneficio de todos. Hoy, sin embargo, la iniciativa está en el mismo punto de partida.
En vísperas de su posesión como ministro del Interior, Juan Fernando Cristo anuncia que este propósito será su prioridad. “Es indispensable que nos escuchemos, que comencemos ese diálogo. Esa será mi otra prioridad”, le dijo a la periodista Patricia Lara Salive en CAMBIO. En la entrevista anunció que desde esta semana lo hará “con todos los sectores políticos, sociales y económicos, sobre la idea de un acuerdo nacional en el cual podamos consensuar unas mínimas reformas que se necesitan y que se podrán seguir tramitando por el Congreso”.
Su argumentación es en esencia la misma que usó el presidente Petro en la instalación de la segunda legislatura. En un discurso de algo más de dos horas, el jefe de Estado llamó “a construir un gran acuerdo nacional” que, reconoció, tiene como escenario fundamental la discusión en las cámaras legislativas. “Es momento de ceder y construir un gran acuerdo nacional”, dijo el mandatario, y acto seguido reconoció que el Congreso “es la expresión condensada de ese acuerdo, que se tramita aquí (en el Parlamento) a través de las reformas”.
En aquella ocasión, el presidente Petro dijo que, si bien cada sector tiene ideas distintas de lo que es mejor para el país, llegar a un acuerdo permitirá construir una sociedad “más justa y productiva y que es el camino de la paz, de una gran Colombia”. “Podemos hacerlo en medio de las diversidades económicas, sociales, culturales y políticas”.
“Es fundamental el acuerdo nacional, y la constituyente es una opción para ese acuerdo. Yo les pido a los críticos del Gobierno que le den una oportunidad al acuerdo nacional”, subrayó Cristo en su entrevista con CAMBIO. “Miremos si nos ponemos de acuerdo en las reformas y después decidimos si el mecanismo para sacarlas adelante es la vía ordinaria del Congreso, un referendo o una Asamblea Nacional Constituyente”, argumentó.
La propuesta del acuerdo no es nueva, recuerda el senador independiente Humberto de la Calle: “Petro ya la había hecho el 7 de agosto, cuando tomó posesión del cargo”. “Es la aspiración de que lleguemos a una concertación nacional sobre lo fundamental y podamos reunir a las fuerzas que están hoy en la derecha, en el centro y en la izquierda, a los gremios económicos, a las fuerzas sociales, para hallar una solución definitiva a los grandes problemas. Como ocurrió en Chile, España e Irlanda del Norte”, aseguró en su momento el senador Iván Cepeda del Pacto Histórico.
El tiempo pasó y ocurrió una situación difícil de explicar: el presidente mantenía sobre la mesa la propuesta, pero no había diálogos con los actores políticos para ver cómo se aterrizaba, se discutía la mecánica y, por supuesto, se empezaba.
Por el contrario, el jefe del Estado empezó a subir el tono: “Les hemos propuesto un acuerdo nacional, les hemos dicho que hablemos. No para que el presidente se arrodille al poder económico, sino para que las élites de Colombia puedan hablar con su pueblo por primera vez”, dijo el 27 de septiembre pasado, ante una Plaza de Bolívar con 30.000 personas, 18.000 de ellos indígenas procedentes de sus resguardos, según cifras oficiales.
Aunque, eso sí, enumeró tres ejes por los que debería pasar el acuerdo:
1. Verdad. “Cada vez más descubrimos el horror que ha sido los años que han pasado, cada vez más los actores de la violencia deciden hablar su verdad. La verdad es la que permite reconciliarnos y no repetir las desgracias del pasado”, aseguró.
2. Tierra. “Nosotros queremos que la tierra sea el segundo elemento. Es decir, que Colombia sea una potencia de los alimentos y de la vida, pero se requiere que quienes tengan esa tierra sean campesinos y campesinas y se puedan enriquecer; queremos una reforma agraria, la hemos planteado y haciendo, pero en un acuerdo nacional lo podemos hacer más rápido”, agregó.
3. Educación. “La principal partida es la educación, a pesar de que hemos hecho un esfuerzo para acrecentarla no es insuficiente, por eso tenemos que hacer un acuerdo nacional, ¿de dónde van a salir los recursos para que toda nuestra sociedad se eduque? Es una inversión fundamental, es un instrumento para resolver en parte la desigualdad social”, añadió.
En ese momento, empero, la propuesta era muy difícil de llevar a cabo porque el país estaba inmerso en las elecciones territoriales. “Como siempre, el presidente Petro se queda solo en discursos. Dijo que no se arrodillaría ante nadie, pero ¿entonces por qué tendríamos nosotros que arrodillarnos ante él?”, preguntó el senador de Cambio Radical David Luna.
Mientras que la tensión entre el presidente Petro y los partidos de oposición continuaba, hubo un hecho para destacar. Un cordial y muy respetuoso encuentro del jefe del Estado con buena parte de los grandes empresarios del país. Fue el martes 22 de noviembre en la Casa de Huéspedes Ilustres, en Cartagena, cuando el primer mandatario de izquierda de la historia colombiana incluso posó sonriente con sus invitados.
Fue una imagen poderosa porque en ella estaban, entre otros, Luis Carlos Sarmiento Ángulo, Alejandro Santo Domingo, y Carlos Julio Ardila, entre otros. Se acordó empezar a trabajar en mesas técnicas para llevar a cabo soluciones concretas en tres puntos de la geografía: La Guajira, la Orinoquia y el Pacífico. Hubo un consenso en, por ejemplo, medírsele a estudiar a la ambiciosa posibilidad de conectar el oriente con la costa Pacífica.
Luego los días avanzaron y así como se empezaron a ver los efectos positivos en el territorio de esa reunión, la distancia entre los líderes políticos y el presidente Petro se hacía más amplia. De hecho, el presidente Petro empezó a hablar de “un golpe blando” con la intención de oponerse a sus reformas y de “tumbarlo”.
¿Cómo explicar esta coyuntura? En su momento, el senador De la Calle lo sintetizó así: “Es tal la cantidad de mensajes cruzados que es difícil seguirle el paso al presidente. No sé si sea una estrategia o si es que se mueve solo a base de impulsos. Los llamados al Acuerdo Nacional se entremezclan con lecturas de la historia de Colombia bastante pugnaces. Basta mirar las últimas semanas. De la buena reunión con los cacaos pasamos a la diatriba y al odio. Luego de la comisión para la reforma a la justicia, que está muy bien, llegamos al discurso del 21 de diciembre, cuya retórica es arrasadora: “No va a venir la derecha a borrar lo que he hecho”, afirmó. ¿Eso no lo deciden los electores? Un mensaje frente al cual uno se debate entre la preocupación y la perplejidad”.
¿Cómo podría llegarse al acuerdo nacional?
Con estos antecedentes, ¿por qué habría de funcionar ahora sí? ¿Es factible cuando el presidente pasó de 3 puntos a 9 y en el ambiente gravita la intención de ir a una constituyente? “Creo que pensar en un acuerdo nacional y la posibilidad de lograrlo es difícil”, dice el analista Gabriel Cifuentes. “Pensar que revivir el acuerdo que se buscó y logró en la primera legislatura, cuando se tenía el capital político y cuatro años al frente, y que a su vez se cayó por la inflexibilidad del Gobierno, es ingenuo”, asegura este experto.
El también analista Pedro Viveros, por su parte, dice que el problema de los consensos con sectores como el que encarna el actual Gobierno “es su extrema ideologización”. “A veces pareciera que las peticiones para lograr acuerdos fueran una especie de impugnaciones a los que hacemos parte de la sociedad colombiana. El reto del ministro Cristo pareciera ser aumentar la confianza entre los sectores no petristas y aterrizar al presidente en la dura realidad de lo no ideológico. Esperar a ver si como el redentor, este Cristo hace milagros”.
Para Cifuentes, el ministro Cristo buscará recomponer de cierta manera las fuerzas políticas, pero llegar a un acuerdo en el ocaso del Gobierno y con una legislatura que estará marcada por una oposición envalentonada y por los escasos resultados es complicado. El Gobierno tendrá que demostrar altos niveles de ejecución y recobrar confianza ciudadana, de lo contrario, los sectores políticos evitarán darle espacio a un Gobierno que viene perdiendo terreno.
“Detrás del acuerdo que se busca está el temor de que en 2026 la derecha llegue al poder y deje sin oxígeno no solo a la izquierda sino a los sectores moderados. En ese sentido, se tienen dos años para convencer a los políticos y a los partidos que es mejor buscar salidas concertadas donde quepan todos, aislando así a la oposición más radical, y no correr el riesgo de que las fuerzas de la oposición dejen sin juego político a los partidos tradicionales. En ese orden de ideas creo que el acuerdo serviría para anticipar o aminorar un posible golpe de la derecha tratando de juntar al progresismo con las fuerzas de centro moderadas. Pero, nuevamente, ese cálculo parte de la base de que podrán convocar a las fuerzas políticas cuando el país está mirando hacia el otro lado. Es una jugada muy arriesgada” añade Cifuentes.
“Las preocupaciones de los colombianos que son muchas y no menores, giran en torno a la situación económica, el costo de vida, la educación, la paz, y, en general, a poder tener un futuro en un país que deja mucho en manos de la incertidumbre y muy poco en la certeza. El acuerdo nacional, es posible, cuando el Gobierno busca unir en una misma causa a los extremos, pero es difícil cuando el Gobierno mismo está en uno de los extremos", reflexiona, entre tanto, Gonzalo Araújo, politólogo de la Universidad Javeriana.
“En Colombia hoy son más los temas que nos dividen como sociedad que los temas que nos unen, y la división y polarización la exacerba constantemente el presidente a través de sus pronunciamientos en X y su interacción a través de redes sociales”, añade Araújo.
Para él, quien tiene un máster en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, “es imposible un acuerdo nacional imponiendo puntos de vista, amenazando, llamando a los contradictores golpistas o a las instituciones que hacen pesos y contrapesos que están haciéndole un golpe blando".
¿A qué acuerdo ha llegado el Gobierno con la oposición para efectos del acuerdo nacional? El acuerdo se construye con el que piensa diferente, y en este país y en este Gobierno, en particular, la diferencia no es bien vista, concluye Araújo.
El ministro Cristo tiene entre manos un reto enorme en su sueño de alcanzar un gran acuerdo nacional.