Sandra Borda
16 Abril 2023

Sandra Borda

Cumbre Petro-Biden: La esencia de una conversación

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Resulta muy pertinente que los mandatarios de Colombia y Estados Unidos se hayan puesto una cita para discutir los temas bilaterales. La llegada de la administración Petro a Colombia ha implicado cambios importantes y muchos de ellos no tienen solo una dimensión doméstica: para que sus planes puedan llegar a feliz puerto, será necesaria la concertación con varios miembros de la comunidad internacional, pero particularmente, con Estados Unidos. 

Hay dos temas claves en donde las transformaciones son notorias y por lo que hemos visto, son susceptibles de generar desencuentros entre los dos países: los cambios de la política en contra de las drogas ilícitas propuestos por el gobierno colombiano y la política de sometimiento a la justicia de las organizaciones criminales en el contexto de la paz total. Estos dos temas están íntimamente vinculados y aunque Estados Unidos ha preferido actuar con cautela, reacciones públicas de varios funcionarios dejan ver que la preocupación no es ninguna ficción. 

El presidente Petro ha sugerido, siguiendo entre otras cosas las conclusiones a las que han llegado la gran mayoría de los estudios académicos sobre el tema, que el énfasis de la guerra contra las drogas debe estar en la interdicción y no en el cultivo. La guerra no debe ser contra los campesinos con pequeños sembradíos y por ello, ha preferido una aproximación basada en la sustitución voluntaria y gradual de estos cultivos. Por la misma razón, ha sido crítico de la erradicación forzada que constantemente enfrenta a la fuerza pública con el campesinado y ha decidido que esta estrategia sea solo usada en contra de los grandes cultivos industriales.  

Washington, que con reticencia terminó por aceptar la negativa colombiana al uso de la aspersión aérea de glifosato, no ve con buenos ojos que ahora se renuncie a la erradicación forzada. Uno de los grandes retos que tendrá el gobierno colombiano será el de presentar una estrategia integral, estructurada y clara que convenza a Washington de que la nueva posición del gobierno colombiano no consiste simplemente en cruzarse de brazos frente al problema. 

Misma tarea que tendrá que hacer con el componente de la paz total dedicado a las organizaciones criminales. El gobierno colombiano tiene el reto de explicar en detalle cuál es el contenido de su política de sometimiento a la justicia de grupos criminales, cómo esta política está acompañada de una estrategia concreta de seguridad y de combate a los mismos que les incremente los costos de no participar en la paz total, y qué garantías existen de que el plan del gobierno no terminara en impunidad ni empoderamiento de estas organizaciones criminales. 

Pero hay otro par de retos grandes para Colombia en el escenario de esta reunión bilateral. El primero, será demostrar que hay un plan definido para contribuir con la reanudación de las negociaciones entre el oficialismo y la oposición venezolanos. La normalización de las relaciones entre los dos países tenía como uno de sus objetivos, justamente, que Colombia contribuyera directa o indirectamente a la democratización en el vecino país. Es un interés claro de Colombia, de Estados Unidos y de todo el hemisferio que Venezuela pueda realizar sus próximas elecciones de forma legítima y que se empiece a allanar el camino hacia la alternancia. La cumbre será un buen escenario para aunar esfuerzos en esa dirección. 

Finalmente, Petro tendrá el enorme reto de involucrar a Biden y a su gobierno, en su nueva propuesta de política exterior. Su desafío consistirá en demostrar que tiene una política exterior articulada y clara en materia de cambio climático y que adelantarla en compañía de Estados Unidos (se trata de un tema fundamental para Biden) puede ser el inicio de una estrategia hemisférica que rinda frutos. Como lo ha sugerido el embajador Luis Gilberto Murillo, también podría ser el comienzo de un acuerdo bilateral alrededor del tema de las migraciones y de la desigualdad y exclusión en todas sus formas.  

Si Petro logra convencer a Estados Unidos de que tiene una estrategia clara y estudiada frente a los temas de seguridad (drogas y sometimiento a la justicia de las organizaciones criminales) y con ello consigue disipar algunas de las dudas en Washington, tendrá entonces un compás de espera y más posibilidades de llamar la atención sobre los otros temas.  Solo de esta forma podrá adelantar, en el espacio de la agenda bilateral, aquellos asuntos que ha definido como prioritarios en su agenda de política exterior.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas