'El origen de las especies': otro cine, otro mundo, otro mito

Crédito: Crisalida Cine

11 Julio 2024 07:07 am

'El origen de las especies': otro cine, otro mundo, otro mito

Durante todo julio, en la Cinemateca de Bogotá y en teatros de Cali, Manizales y Medellín, se podrá ver 'El origen de las especies'. Hablamos con sus directoras para profundizar en la propuesta de la película.

Por: Juan Francisco García

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El origen de las especies postula, conscientemente pero también desde las profundidades de su narrativa, que en Colombia sí hay espacio para otro cine. Lejos de las fórmulas y las narrativas lineales, aristotélicas y canónicas que, para bien y para mal, en gran medida definen la oferta –tanto local como internacional– de las carteleras en el país. 

Sus directoras Juliana Zuluaga, Tiagx Vélez y Analú Laferal se refieren a la película como una propuesta poshumanista y transfuturista que, para los inadvertidos, podría traducirse como una forma de hacer cine que especula, juega, fantasea e imagina nuevas formas de pensarnos como especie. Como especie y como mito. Y como contadoras de mitos. 

Crisalida Cine

La sinopsis dice así: “Después de atravesar el cosmos, viajando al interior de gélidas rocas de hielo, una nueva especie cambia el rumbo del planeta azul, cuando millones de estas, impactan en la vastedad de la tierra. Una película mutante y capitular, que recoge el trabajo transfuturista del colectivo Crisálida Cine, durante los últimos años”. 

Por trabajo mutante y capitular, le explicaron las directoras a CAMBIO, se refieren a la reutilización de archivos de proyectos audiovisuales anteriores de cada una que, al ensamblarse, fundirse, dialogar entre sí, fueron armando El origen de las especies, que se entrega al mundo como una especie de Frankestein mutante. 

La película es un viaje, y en efecto vamos conociendo a esas criaturas que llegan a la Tierra en el interior de las gélidas rocas para cambiar el rumbo del planeta; pero en contravía a la experiencia de viaje que solemos ver en las pantallas, este es un viaje cósmico, en el sentido cósmico de la palabra: el tiempo se presenta –y se esconde– fragmentado, congelado, vivo, quieto, explosivo. El tiempo es una experiencia. En la película, y en eso hicieron énfasis sus creadoras, pesa mucho más la experiencia, lo sensorial, la sugerencia y la imaginación que el argumento. 

Por eso, entre otras cosas, El origen de las especies es una película difícil de ver. Exige atención. Se roba la atención. Implica al cuerpo y a la cabeza. Hace preguntas. No responde las preguntas. Susurra. Grita. Filosofa. Piensa. 

El origen de las especies es ciencia ficción de bajo presupuesto, lo que también desmiente y desoye y se rebela contra esa idea repetida y reforzada que afirma que hacer cine es sinónimo de inversiones millonarias, tecnología de vanguardia y equipos robustos e impagables. El cine, si se decolonializa y no se arrodilla ante el mercado, –afirman– puede ser austero, responsable y digno.  

La película, que estará por todo julio en la cinemateca de Bogotá y en teatros independientes de Medellín, Cali y Manizales, no está masticada ni editada para complacer a los sentidos, sino para exacerbarlos, para sacarlos de su lógica y adentrarlos en lo desconocido. En esa especie poshumana que siente el mundo distinto y vive bajo una poética nueva. Poética que, dice Tiagx Vélez, es un bálsamo y una suerte de refugio para todos a quienes les interesa especular un mundo que rebase la dureza del mundo actual, con sus narrativas hegemónicas, tan blancas y machistas. Empezando por Darwin y su teoría evolucionista. 

No es esta, pues, una recomendación fácil a una de esas películas con las que “se va a la fija” y que luego van a dar al baúl infinito de Netflix. Es un llamado amistoso a darse la oportunidad de conocer, de sentir, otro cine, otro mundo, otro mito. Hecho en Colombia. 
 

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