Daniel Coronell
4 Diciembre 2022

Daniel Coronell

LAS MENTIRAS DE BARBOSA

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El fiscal general, Francisco Barbosa, no ha logrado juntar valor para someterse a una entrevista con un periodista independiente. Prefiere despachar preguntas suavecitas y aduladoras que responder los múltiples cuestionamientos sobre los abusos e indelicadezas que ha cometido con los recursos de la Fiscalía, que no son de él sino de los contribuyentes.

El último de esos abusos revelado por una investigación de la periodista Sylvia Charry en CAMBIO tiene que ver con la asignación de empleadas de una empresa contratista de la Fiscalía a labores domésticas en la casa de la familia Barbosa.

La Fiscalía empezó diciendo que eso simplemente no había pasado. Sin embargo, cuando CAMBIO hizo público el documento que muestra que las operarias de cafetería Dora Priscila Muñoz y Sara Inés Segura tenían como ubicación la casa del fiscal Barbosa, la afirmación se quedó sin piso. La metadata permite establecer que el documento fue creado en enero de 2022 por el funcionario de seguridad Egidio Fajardo, adscrito al despacho del fiscal.

cafeteria

Tratando de tapar una mentira con otra, el fiscal Barbosa le dijo a Semana que “ellas, como personas privadas y por fuera de cualquier jornada en la institución, ayudaron en mi casa con el trasteo y se les pagó con recursos de la familia”.

La verdad es que las contratistas –hoy amedrentadas para que no cuenten la verdad– trabajaron de lunes a viernes durante meses en prolongadas jornadas que arrancaban a las 4:30 de la mañana, cuando las recogían en vehículos de la Fiscalía, y algunos días no habían terminado a las 9:26 de la noche. No era en los tiempos libres que servían en la casa de los Barbosa. Así lo demuestra este mensaje de WhatsApp de la operaria, convertida en empleada doméstica, Dora Priscila Muñoz.

Dora Aseo

La señora Muñoz seguía asignada a la casa del fiscal Barbosa en marzo de este año, de acuerdo con el reporte del agente Fajardo.

¿Entonces cuánto duró el trasteo? A juzgar por la cómoda entrevista del fiscal Barbosa, más de siete meses. Porque también usó el trasteo para justificar que su esposa Walfa Téllez hubiera extraído cinco maletas de un piso arrendado por la Fiscalía. El retiro de las maletas, de acuerdo con el informe oficial, tuvo lugar en septiembre 8 de 2021.

carta

Ocurrió a una hora inusual. Eran casi las nueve de la noche, cuando la señora esposa del fiscal llegó a un edificio arrendado por la Fiscalía para la Subdirección de Bienes que maneja enseres incautados o abandonados y para la Dirección de Protección. La primera dama de la Fiscalía se apareció con su esquema de seguridad para retirar cinco valijas –que según Barbosa contenían vestidos suyos– porque los necesitaba urgente. Lo raro es que no hubiera pensado que podría necesitar vestidos cuando hizo el trasteo. Debía necesitar también dos máscaras venecianas que la señora se llevó esa misma noche.

Lo único que le preocupa al fiscal es saber quién pudo haberle entregado la información a CAMBIO, como se lo dijo a su interlocutora: “Ya hay un proceso penal en curso contra quienes entregaron ese video porque viola la confidencialidad. Llegaremos hasta las últimas consecuencias. En últimas, esas fotos que aparecieron y ese video son de mi señora retirando mi ropa. Necesitaba los vestidos”. 

En fin, las pretendidas maletas del trasteo fueron retiradas por doña Walfa en septiembre, pero en marzo del año siguiente, siete meses después, las operarias de cafetería de la Fiscalía seguían trabajando en la casa de los Barbosa para ayudar con el tal trasteo. Ni el éxodo de Egipto tomó tanto tiempo.

Contra Walfa Téllez hay una denuncia en la Fiscalía porque una fundación que dirige contrató con una empresa que ella, meses antes, vigiló como contralora delegada para el medio ambiente. 190 millones de pesos vale el contrato para que la fundación de Walfa ejecute lo que ordenó la contralora Walfa.

El fiscal y esposo, que debía declararse impedido para el caso, mañosamente esperó el siguiente viaje para que su vicefiscal Martha Mancera le asignara la investigación al fiscal de bolsillo Javier Cárdenas, el mismo encargado de archivar el caso contra Álvaro Uribe. La denuncia además está refundida en el ente acusador.

El fiscal que usa carros de seguridad para que escoltas saquen a caminar a sus perritos, en lugar de pagar un paseador con su propia plata, explica que lo hace porque la Fiscalía tiene un programa para proteger a los animales y asegura que “La Contraloría determinó que no existió ningún tipo de recursos públicos involucrados”.

Una vez más falta a la verdad el fiscal Barbosa. Una fuente de la Contraloría General señaló que ante la denuncia del columnista Yohir Akerman, el ente de control solicitó información a la Fiscalía y que “se hará evaluación a la ejecución presupuestal de la vigencia 2022 de la FGN, en la auditoría financiera que adelantará a partir de enero de 2023”.

Toda esta entrevista regalada era solo un envoltorio para la única pregunta que Semana realmente necesitaba hacer: “Fiscal, no quisiera dejar pasar un tema que me parece de mucha gravedad. Todo el mundo sabe que Gilinski es accionista de Publicaciones Semana. Le quiero preguntar por la decisión de la Fiscalía de abrir una investigación en torno a las acciones del juez quinto del Circuito de Medellín, Rafael Antonio Matos, frente a las demandas de Sura y Cementos Argos en medio de la opa por Nutresa. ¿Qué nos puede contar?”.

Francisco Barbosa, sumiso con los poderosos, arrogante con los débiles, agrandado por el cargo y agradecido con la oportunidad de insultar a quienes lo investigan, respondió: “De manera rápida, le estaremos contando al país los resultados. Lo que no puede pasar es que se presenten dudas alrededor de operaciones de ese nivel, máxime cuando estamos hablando de empresas que además cumplen una función fundamental para los colombianos en torno a la alimentación y el aseguramiento en salud”.

El juez que se atrevió a fallar contra los intereses de los amigos del fiscal ya sabe lo que le espera. Los periodistas que lo seguiremos investigando, a pesar de sus amenazas, también.

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