Valeria Santos
9 Febrero 2022

Valeria Santos

La gran mentira

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Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Este es uno de los principios de la propaganda nazi, diseñados por Joseph Goebbels y parece ser la estrategia de la derecha colombiana para no reconocer una posible victoria de cualquier otro candidato que no sea el de ellos en las elecciones presidenciales.

El exalcalde de Nueva York y abogado personal del expresidente Donald Trump, Rudy Giuliani, acusó en 2020 a la compañía Indra de intervenir en las elecciones estadounidenses en favor del presidente Joe Biden, a pesar de que esa multinacional no tuvo ninguna participación en ese proceso electoral.

Esta denuncia falsa hubiera sido irrelevante y parte del paisaje de las mentiras conspiracionistas del ala radical del Partido Republicano, si no hubiera instigado a una turba de fanáticos a tomarse el Capitolio el 6 de enero de 2021.

Un año después, la derecha colombiana, sin aportar ninguna prueba, sugiere que Gustavo Petro se va a robar las elecciones con la ayuda de la misma empresa española, Indra.

A través de su cuenta de Twitter, el expresidente Andrés Pastrana solicitó al registrador aclararle al país “…los motivos de la sospechosa reunión de Petro hoy en Madrid con el presidente de INDRA, contratista y proveedor de software de la Registraduría y el Consejo Nacional Electoral”.

Este trino activó la “bodeguita uribista” y rápidamente se convirtió en la premonición de un fraude electoral promovido por el presidente de España, Pedro Sánchez, y el registrador de Colombia, Alexander Vega, para entregarle la presidencia de Colombia a Gustavo Petro.

Es necesario aclarar que la supuesta reunión privada entre el candidato Gustavo Petro y el funcionario de la empresa Indra en Madrid nunca sucedió. La empresa española le aclaró a Blu Radio que el presidente de Indra, Marc Murtra, no estaba en España, pues estaba en una gira en Medio Oriente.

Lo siguiente que hay que entender es que Indra es una compañía española, con participación accionaria pública, que ha desarrollado más de 300 procesos electorales en países como España, el Reino Unido, Noruega, Francia, Eslovenia, Portugal, Italia y Estados Unidos, entre otros.

También ha realizado el escrutinio de las elecciones del Parlamento Europeo y desde su constitución ha efectuado diferentes procesos electorales en España, locales y nacionales, donde en algunos ha ganado la derecha y en otros la izquierda.

El hecho de que la multinacional cuente con una mayoría accionaria estatal no puede ser usado por la derecha colombiana como argumento para concluir que la reunión entre Pedro Sánchez y Gustavo Petro tenía como fin usar a Indra para darle la victoria a la izquierda colombiana. Esta acusación es irresponsable y peligrosa, y la violencia que se generó en Estados Unidos por esas mismas mentiras es prueba de esto.

Ahora bien, al margen de los cuestionamientos válidos que le ha hecho la Misión de Observación Electoral al proceso de adjudicación del contrato a Indra, principalmente por no haber contado con más proponentes, no hay evidencia para demostrar que el registrador Vega sea un aliado de Gustavo Petro o de Pedro Sánchez.

Indra ha aclarado en varios escenarios que su responsabilidad es únicamente desarrollar el software, y que el manejo estará a cargo del Estado colombiano, más específicamente del Consejo Nacional Electoral.

Esto además proviene de una orden del Consejo de Estado que obligó a las autoridades electorales a tener un programa propio para el conteo de votos. El registrador también aclaró que habrá “una sala de auditoría del software de escrutinio nacional para las elecciones de 2022 en la que tendrán asiento todos los partidos políticos y misiones de observación electoral internacional”.

Y aunque el registrador Vega es un funcionario polémico que no le gusta dar explicaciones a los medios y prefiere decirle, equivocadamente, al país sobre el proceso electoral que “el que no sienta garantías o crea que le harán fraude, pues no debería presentarse”, es difícil justificar que esté organizando un plan criminal para ayudar a Gustavo Petro, o a cualquier otro candidato, a robarse las elecciones.

Es más, esta polémica frase del registrador se dio después de que la oposición pidiera garantías en el proceso electoral. De hecho, unos días después, miembros de la Colombia Humana hicieron una protesta frente a la Registraduría Nacional pidiendo la renuncia del registrador.

Es cierto que los extremos políticos son más propensos a creer en teorías conspirativas y que sembrar dudas sobre los procesos electorales ha sido una fórmula exitosa para erosionar los sistemas democráticos. La gran mentira repetida por el expresidente Donald Trump sobre el proceso electoral de 2020 se convirtió en verdad para millones de estadounidenses que todavía creen de manera errada que Joe Biden es un presidente ilegítimo y fraudulento.

Algunos de los congresistas del Centro Democrático que están repitiendo esta mentira en Colombia, como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Ernesto Macías, entre otros, dejaron claro que el partido de gobierno no solo apoyó la reelección de Donald Trump, acabando con la tradición de neutralidad e hiriendo profundamente nuestra diplomacia, sino que también están dispuestos a emular las muy cuestionadas formas que utilizó el expresidente de Estados Unidos para quedarse en el poder.

Este engaño deliberado es peligroso porque tiene como fin socavar las instituciones, desconocer la voluntad del pueblo y fortalecer a los líderes autoritarios y populistas. Por esta razón y en aras de proteger la democracia, la Corte Suprema de Brasil le abrió una investigación al presidente Jair Bolsonaro por cuestionar y difundir noticias falaces sobre el sistema electoral brasileño.

En Colombia las autoridades deberían ponerle atención a esta gran mentira impulsada por algunos miembros de la derecha colombiana. Propagar una mentira de tal magnitud en medio de un proceso electoral no es solamente ética y moralmente reprochable, es una estrategia potencialmente delincuencial para quedarse en el poder.

Proteger el sistema electoral de estos ataques sin fundamento es proteger nuestra democracia.

Más vale que la contienda electoral se desarrolle de manera transparente y leal. A Gustavo Petro se le debe ganar en la plaza pública, de manera democrática, y no en el oscuro mundo de las redes sociales donde reside la posverdad.

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