El nombramiento del nuevo presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, César Augusto Pachón Achury, como muchas cosas de este gobierno, no está libre ni de grandes mentiras ni de complicados escándalos. La hoja de vida que presentó para quedarse con el importante cargo para el progreso del campo está llena de falsedades. Fuera de eso el exsenador por el Pacto Histórico, está envuelto en un caso de corrupción que investiga la Corte Suprema de Justicia.
Esta es la historia que, de nuevo, como todo en este gobierno, es de no creer, pero ya nadie se sorprende. Empecemos por lo fácil. El 10 de agosto de 2023, la Sección Quinta del Consejo de Estado anuló la elección de César Pachón, como senador por el Movimiento Alternativo Indígena y Social, Mais, para el periodo entre 2022 y 2026.
Esto por haber incurrido en doble militancia, al apoyar al entonces candidato a la Cámara de Representantes por Boyacá, Pedro José Suárez Vacca. Este representante fue llamado a juicio hace pocos días por la Corte Suprema por un caso también de corrupción denunciado en esta columna en el que básicamente vendió detenciones domiciliarias a cambio de sobornos. Dios los hace, y los tapados de ruana los juntan.
Volvamos a Pachón. La sala electoral precisó que, si bien ambas colectividades políticas hacían parte de la misma coalición Pacto Histórico, no podía desconocerse que, para el caso particular de la Cámara de Representantes por Boyacá, se había conformado una lista abierta con voto preferente. Es decir, Pachón y Suaréz Vacca, cada loro con su estaca.
Pero de nuevo, esto es menor. Por eso vamos a lo más grueso y votemos la carne en el asador. Empecemos de atrás para adelante. El pasado 25 de junio, la Sala de Instrucción de la Corte abrió una investigación formal por los presuntos delitos de cohecho propio, falsedad ideológica en documento público, peculado por apropiación y concusión. Lo de la falsedad en documento público parece ser una rutina continuada. Ahora vamos para allá.
Los delitos se conocieron después de que saliera a la luz pública que Pachón había contratado al señor José Isaac Torres desde el 25 de septiembre de 2018 al 1 de diciembre de 2019, como asistente en su Unidad de Trabajo Legislativo, UTL, con el único propósito de pagarle una deuda personal con el salario proveniente de recursos públicos. Nada más privado que los presupuestos del Estado en manos de corruptos. Caja menor y sin pudor.
La Corte consiguió evidencia documental del celular aportado por el denunciante José Isaac Torres, en donde estaban todas las conversaciones que sostenía con Pachón. El denunciante le confirmó a la Corte que nunca cumplió ninguna función en la UTL. “Realmente iba a acatar los mandatos de César, que en muchos casos fue llevarles dinero a diversas personas”. En los chats conocidos, se muestra cómo César Pachón le decía: “hola José. ¿Cómo va? ¿Ya reclamó los papeles? ¿Cuánto tiene? Necesito que x fa le lleva al padrino 1.5 hoy x (sic) fa”.
En otra conversación del 2 de abril de 2019, Pachón le dice a Torres: “Compa x fa consigne 1 millón hoy a esa cuenta. Es del BBVA”. José Isaac le responde “ahorita en una hora le consigno”. Lo curioso en esa conversación es que el congresista le sugiere “bórrelo x por fa”. Curioso no, oscuro.
La Corte encontró que “el investigado habría obligado al denunciante José Isaac Torres a solventar otras de sus obligaciones personales, para lo cual le requirió en múltiples oportunidades la consignación o entrega de dineros a terceras personas expresamente indicadas por aquel”. Es decir, las deudas de Pachón eran muchas, no solo con Torres, y las seguía agrandando.
Dentro de unos audios que llegaron al expediente también se escucha a César Pachón decirle a José Isaac: “hágame un favor, pregúntemele a Paulina que, si necesita para pagar servicios o algo más cuánto necesita, y hágame un favorcito, por fa, présteme lo que haga falta y yo se lo cuadro en estos días compa cuando nos veamos. Bueno, le agradezco”. Si Pachón les rima con hampón, es tan sólo una expresión.
Para colmo de males, el señor José Isaac Torres terminó recibiendo una orden del nuevo presidente de la Agencia de Desarrollo Rural para que solicitara un crédito al Banco Bilbao de Colombia, por un monto de 80 millones de pesos para pagar con los dineros del Congreso. Préstamo que, después de su desvinculación al Congreso, le tocó seguir pagando personalmente a Torres ya que Pachón se desentendió.
Fuera de los chats y documentos de evidencia, nueve testigos ratificaron la versión que manejan los investigadores y, para rematar, se encontró material probatorio del vínculo entre el excongresista y el señor José Torres antes de esta situación. Acá se pone más complicado.
En la denuncia que llegó al Alto Tribunal se afirma que el afectado José Torres conoció a César Pachón por medio de un intermediario llamado Rafael Andrés Flórez Carbono, para que “facilitara su empresa denominada Dismon SAS”. Esto con miras a que Carlos Andrés Amaya, gobernador de Boyacá en ese momento y ahora, le adjudicara, por previo acuerdo con el investigado, la contratación para la iluminación navideña del Puente de Boyacá. Torres, ¡salve usted la patria, perdón al vendepatria!
El supuesto arreglo entre las partes consistía en la elaboración de las figuras eléctricas del alumbrado por parte del afectado y la remuneración de su labor, al igual que el compromiso de Flórez Carbono y Pachón de “pagar el impuesto de valor agregado y las retenciones de la fuente a la Dian”. Ese último punto no se cumplió, ya que hasta la plata de los impuestos se la mecatearon en el torcido y quedaron viendo lucecitas.
Por la infracción, la empresa licitante recibió sanciones económicas. Para evitar que su vinculación al caso saliera a la luz, cual alumbrado navideño, “Pachón le ofreció a José Isaac Torres vincularlo a la UTL, con el propósito de suplir la referida deuda a partir de los recursos que obtendría por esa designación”. Gente que le pone el alma a las soluciones.
Basándose en el material probatorio, fuentes al interior de la Corte Suprema establecieron que tienen un caso sólido para juzgar a Pachón por el delito de cohecho propio, y que responda por la apropiación de los recursos correspondientes a los salarios percibidos por el demandante José Isaac Torres, por un valor total de 92.105.248 pesos.
De igual manera, lo acusan del delito de falsedad ideológica en documento público, debido a que presentó en 14 oportunidades certificaciones en las que hacía constar de manera ficticia el cumplimiento de labores en la UTL que en realidad no eran desarrolladas por el asistente. Un pequeño detallito continuado.
Lo más grave de todo el caso es que el señor Torres se allanó a los cargos formulados, lo que implica que se encuentra a la espera de su condena con privación de libertad. Mientras tanto, al otro involucrado en este escándalo para que se cometiera el delito, lo premian con la presidencia de la Agencia de Desarrollo Rural.
Por eso quedemos en el tema de falsedad en documento público y falsedad ideológica, porque parece que no es una coincidencia sino el modus operandi del señor César Ladrón, perdón, Pachón.
Un análisis detallado de la hoja de vida publicada para el cargo muestra varias inconsistencias y una que otra falsedad. Vamos a eso. En la experiencia laboral se muestra que el señor Pachón se desempeñó como profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC y también en el cargo de investigador científico de la misma entidad. En específico en la dependencia de Investigación y Desarrollo Tecnológica, desde el año 2005 hasta el 2012. Para eso aporta como dirección del trabajo la calle 4 Sur#14-139, de Tunja, Boyacá.
Después de una revisión con esa entidad educativa, se concluye que esa dependencia no existe en la citada universidad, y con un simple ejercicio de trabajo de campo se pudo constatar que en la mencionada calle 4 Sur con carrera 14 ni siquiera existe la nomenclatura 139. (Ver Anexo 1)
Podría ser un error de tipeo, aunque no lo es. Es una mentira premeditada. Eso porque para dicha experiencia laboral, Cesar Pachón no anexa certificado laboral, sino que aporta una carta del 19 de marzo de 2024, firmada por el señor Fanor Casierra Posada, en la que dice que fue miembro activo del grupo de Investigación Ecofisiología Vegetal, adscrito a la facultad de ciencias agropecuarias de la UPTC desde el año 2005 hasta el 2012.
La certificación establece que durante su permanencia en el grupo de investigación desarrolló su trabajo de grado para optar por el título de Ingeniero Agrónomo, obteniendo su título en el año 2006. Esto es importante por las fechas. También certifica la coautoría de Cesar Pachón en tres artículos sobre su trabajo de grado, con ocho horas de dedicación. Tremendos artículos tenían que ser. Pero lo que nunca muestra la certificación es la actividad registrada como profesor o durante siete años desde 2005 hasta 2012. (Ver Anexo 2)
Vamos más adentro. Para hacer parte de un grupo de investigación acreditado por la UPTC, en calidad de estudiante de pregrado, se necesita estar vinculado formalmente como profesor a un grupo de investigación. No existe ninguna evidencia en la Universidad de que esto se dio.
Al consultar las plataformas de la UPTC y del Ministerio de Ciencias, no aparece registrado Cesar Pachón como investigador después de ser egresado de la UPTC como ingeniero agrónomo. Solo aparece como estudiante de pregrado. Ni la rectoría de la entidad lo pudo corroborar y no se encuentra producción científica con su nombre en ninguna parte.
Esta mentirilla, que no es menor, se da ya que para el cargo al que va a ser nombrado en la agencia más importante del progreso agropecuario del país, se necesita cumplir el requisito legal de tener un título de maestría, o en su ausencia siete años de experiencia profesional en el área de desarrollo rural. Pachón no tiene ni una, ni otra. (Ver Anexo 3)
Los siete años que certifica el señor Casierra con esa carta, no demuestran ningún vínculo laboral, ni producción científica registrada, sino tres artículos con ocho horas de dedicación y el tiempo destinado para terminar su tesis de grado en 2006. Ni las fechas le dan.
Queda probado que el señor César Pachón volvió a poner falsedades que deben ser investigadas por las autoridades correspondientes ya que no trabajó como investigador científico siete años, su relación con la universidad únicamente fue ser estudiante, la dependencia de la que dice haber hecho parte no existe, ni tampoco el cargo, no está acreditado como investigador ni en la universidad, ni en el ministerio, no tiene producciones científicas y la dirección que usó para justificar su trabajo, es inventada. Una joya el nuevo presidente de la Agencia de Desarrollo Rural. Todo lo que el campo no necesita: un presunto corrupto y otro mentiroso más. Tras de Pachón, bufón.
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