Weildler Guerra
22 Febrero 2023

Weildler Guerra

Rituales de armonización

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Los pueblos indígenas en Colombia son cada vez más similares. Ellos parecen marchar hacia un proceso de homogeneización cultural sin precedentes en el pasado. Esta situación diluye  la diversidad que ha existido entre grupos humanos con trayectorias históricas distintas y que habitan áreas geográficas tan diversas como son las montañas andinas, la selva amazónica, las riberas de los grandes ríos del país y los litorales del Pacífico y el Caribe. Su convergencia en grandes organizaciones nacionales para fortalecer su capacidad negociadora frente al Estado y ante poderosos grupos económicos ha sido conveniente para alcanzar sus objetivos comunitarios. Hoy preocupa el ver que algunos grupos amerindios comparten instituciones, nociones de autoridad y rituales específicos, como los coleccionistas intercambian raras estampas para llenar sus álbumes deportivos. 

Esta capacidad de indiferenciación, propia de tiempos míticos, los lleva a adoptar figuras sin precedentes en su organización social, en sus cosmologías y en sus sistemas normativos. Los pueblos indígenas con mayor capacidad de movilización y negociación son percibidos como fuertes y exitosos. Por ello son sus instituciones y organizaciones las que son imitadas. Ante ello, nos hemos llenado de mingas y sabedores, de guardias indígenas y rituales de armonización que son extraños a otros grupos amerindios. Estos pueden ser mecanismos admirables surgidos en el sur del país en una lucha larga y digna en la defensa de sus territorios. El Cauca y sus pueblos son un ejemplo de esa resistencia. Pero es innegable que, para pueblos que tienen sistemas normativos basados en principios, procedimientos y normas propias, son instituciones extrañas y en algunos casos incompatibles con su organización social y política. Para dar  solo un ejemplo, no puedo imaginarme una guardia indígena wayúu que no corra el riesgo de ser empleada con parcialidad en conflictos interfamiliares.

En esta semana en la que conmemoramos el Día Nacional de las Lenguas Nativas debemos celebrar la diversidad lingüística de las comunidades afrocolombianas e indígenas. El nombre dado a cada especialista en un campo del conocimiento en cada lengua nativa tiene una fundamentación etimológica muy rica, así en la salud quien puede curar niños, atender fracturas, tratar enfermedades de la piel, emplear hierros calientes o leer el tabaco, tendrá un nombre especifico y jamás será llamado con el genérico e hispánico término de “sabedor”. Esa diversidad lingüística se expresa en sofisticadas taxonomías y en enriquecedoras toponimias que dotan de sentido a uno o a varios territorios. 

Una última práctica que se ha expandido al territorio wayúu son los llamados “rituales de armonización”. Este tipo de rituales deben tener sentido y arraigo en otros pueblos amerindios, Mis respetos hacia ellos. Admito, sin embargo, no conocer de su existencia en la península de La Guajira. Los wayúu tienen diversos rituales que van desde el paso de una niña a la pubertad hasta impregnar las redes de una embarcación para obtener una mayor cantidad de peces. Otros están vinculados con sueños, enfermedades y guerras. 

Lo grave de esto es que en algunos procesos de diálogo y negociación con las empresas de energía eólica, el tema de los rituales está adquiriendo connotaciones perversas en ambas partes. Un ritual de armonización puede llegar a costar alrededor de 200 millones de pesos. No se trata de proyectos de beneficio colectivo. Es dinero rápido y en efectivo que complace a líderes inescrupulosos y les conviene a las empresas. Algunas, que tienden las líneas de transmisión eléctrica, ya los contemplan en sus catálogos. “No puedo construirles una escuela, pero puedo ofrecerles un ritual de armonización”, le ofreció un agente oficial a una comunidad. Estos también surgen cuando se encuentran objetos de valor arqueológico. Las piezas se vuelven a enterrar y el reporte oficial se sustituye por un ritual de armonización acordado entre las partes.             

A este paso, la homogeneización de los indígenas será cada día más fácil. El Estado colombiano en lugar de lidiar con más de 100 sociedades amerindias con complejas formas organizativas y diversas cosmologías, tendrá al frente a un solo interlocutor, uniforme  e indiferenciado.

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