Los niños que toman agua son más inteligentes que los que toman jugo: seis hábitos para niños más inteligentes
7 Febrero 2023

Los niños que toman agua son más inteligentes que los que toman jugo: seis hábitos para niños más inteligentes

Crédito: Foto cortesía Pixabay

Los hábitos saludables de alimentación, hidratación, ejercicio y sueño, el refuerzo de vínculos afectivos y la eliminación o reducción de la exposición a las pantallas son claves para fortalecer el cerebro de los niños.

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Por: Natalia Romero Rosanía 

La odontopediatra y Ph.D en Neurociencias, Claudia Restrepo Serna, además de dirigir un grupo de investigación en Fisiología y Neurociencia con la Universidad CES de Medellín, trabaja con el equipo de profesionales de la Fundación Lucerito, que atiende a niños que han sido víctimas de abuso sexual, en esta misma ciudad. Aquí desarrolla terapias no solo para ayudar a estos niños a sanar sus traumas, sino también en la creación de hábitos de vida para restablecer las funciones de neurodesarrollo que se pierden, precisamente, debido a estos traumas.  

Con base en su experiencia y en la evidencia médica existente, estos son seis hábitos de la vida cotidiana que deben tener los niños y niñas para garantizar el correcto desarrollo y la salud de su cerebro:

Comer bien

“Recomiendo una dieta muy baja en azúcar refinada o añadida, pues una dieta rica en azúcares hace que el sistema de recompensa del cerebro se vea alterado, lo cual se refleja en niños más dispersos y a los que se les dificulta poner atención y conciliar el sueño. Un niño no debe consumir más de 20 gramos de azúcar al día, es decir, lo que tiene un yogurt. En cambio, sí deben consumir mucha glucosa, proveniente de frutas y verduras, que es lo que necesita el cerebro para funcionar correctamente y crear conexiones neuronales. Los niños pueden comer todas las verduras y frutas que quieran, siempre y cuando sean enteras o picadas. Los jugos de frutas no aportan lo que se requiere para la salud del cerebro, pues se absorben en el intestino delgado y no en el grueso, que es en donde está la flora que metaboliza los neurotransmisores. Cuando me preguntan si los niños que toman agua son más inteligentes que los que consumen jugos en caja, no solo les respondo que sí, sino que además les digo que los jugos de cajita son un adefesio y, simplemente, no deberían existir. 

Los alimentos que recomiendo para un cerebro más saludable son: atún (no de lata), salmón, trucha, nueces, almendras, marañones, aguacate, todas las verduras verdes, como brócoli, espinaca y acelga, frutos rojos, plátano, banano, yuca, ñame y cacao puro (no chocolatinas)”. 

Tomar agua

“Si queremos que nuestro cerebro funcione bien, el único líquido que deberíamos consumir es agua. Un cerebro deshidratado es como un carro sin gasolina. El agua es constitutiva del cerebro y, además, es el mejor conductor nervioso. Un cerebro deshidratado es un cerebro que no aprende. 

El mejor indicador de que estamos tomando suficiente agua es que la orina sale completamente clara. Si se lo explicas así a tu hijo, seguramente lo va a asimilar mejor que si le dices que se tiene que tomar un litro de agua. 

Hasta los 3 años de edad, un niño debe tomar 750 mililitros de agua, distribuidos durante todo el día. Entre los 3 y los 10 años, un litro y medio. Y a partir de esta edad y hasta la edad adulta, dos litros diarios”. 

Dormir suficiente

“Antes de un año los niños no tienen un sueño continuo. Del primero a los 12 años, los niños deben dormir de 10 a 12 horas, para que así se incorporen todos los conocimientos del día”.

Hacer ejercicio

“Este aumenta la producción de endorfinas y favorece nuevas conexiones neuronales”.

Tener vínculos afectivos

“El relacionamiento con los padres, los familiares y los amigos es esencial para el neurodesarrollo”.

Evitar las pantallas

“Antes de los 3 años los niños deben tener CERO exposición a las pantallas de computadores, tabletas, televisores y celulares, incluso si no las están mirando. Si el niño duerme con los papás, estos deben evitar prender el televisor, por ejemplo. 

La exposición a pantallas que se permite a partir de los 3 años es de máximo 20 minutos al día. A los 4, 40 minutos. A los 5, una hora y, así, de 20 en 20 minutos, hasta alcanzar el tope máximo de dos horas de exposición permitida a pantallas recreativas. Es decir, a videojuegos o redes sociales. Esta limitación no incluye el tiempo dedicado a las tareas”. 

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