“Uy, perdimos conexión”, es una frase común en Los Danieles. La emisión de nuestro en vivo todos los domingos a veces parece una gesta contra todo pronóstico. En Colombia, a diferencia de países comparables, los servicios de telecomunicaciones son malos. Cobertura insuficiente, conexión precaria, tecnología obsoleta, en especial en la ruralidad. El amo del mercado es Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, con un holgado 60%.
Frente a otros “competidores” (y ese calificativo puede resultar demasiado generoso), la Superintendencia de Industria y Comercio autorizó la fusión entre Movistar y Tigo, mientras cumplan algunas condiciones (Resolución SIC 61548 de 2023). Algunos señalan que el matrimonio pendiente podría hacerle frente al gigante mexicano, mientras otros advierten los peligros de la conformación de un duopolio. El ministerio de Comunicaciones me dijo que eso es por ahora solo “una posibilidad” y que ofrecerán su concepto al respecto cuando los prometidos presenten la solicitud formal de estudio. A quien sí le emociona visiblemente la fusión es a Claro, que desde su panóptico se le hace agua la boca.
Otros operadores se han quebrado sistemáticamente y WOM amenaza con lo mismo de no encontrar pronto un comprador. Y la verdad es que cuál inversionista quisiera apostarle a un mercado tan poco competitivo. En el ranking de la Superintendencia de Sociedades del año pasado la única empresa de telecomunicaciones que reportó ganancias fue Claro.
Y no podía ser de otra forma porque al señor Slim lo que le interesan son los monopolios o lo que más se le parezca. Slim favorece la presencia de su gigante de las comunicaciones en los países en donde pueda tener posiciones dominantes, como ocurre en México, Ecuador o República Dominicana.
Sobre el abuso de posición dominante la Comisión de Regulación de las Comunicaciones (CRC) ya declaró la dominación de Claro, pero no sumó las medidas que deberían adoptarse para atajarla (Resolución CRC 6146 de 2021). En el 2013 la Superintendencia de Industria y Comercio multó a Claro por lo mismo y en junio de 2022 le recordó a la CRC que estaba en mora de sustentar sus palabras con acciones. La OCDE también le ha jalado las orejas al Estado colombiano al recordarle la urgencia de ofrecer mejores condiciones de competencia. Hasta ahora las entidades responsables no han decretado ninguna medida concreta.
Le pregunté a la CRC por las acciones que ha tomado para contener y sancionar el abuso comprobado. La entidad concuerda con los posibles peligros para los usuarios, no solo de la posición dominante de Claro sino ante la conformación de un posible duopolio, tras la fusión de Tigo y Movistar. Aun así, las acciones tomadas hasta el momento se refieren a estrategias generales, sumadas a una cantidad de análisis y estudios que parecen concluir lo mismo una y otra vez.
La competencia entre empresas de telecomunicaciones es importante por las mismas razones que lo es en tantos otros mercados. En la medida en que existan diferentes proveedores cada uno se esforzará por ofrecer mejores servicios y tarifas. La llegada de WOM redujo los precios de la telefonía celular, dicha que puede durar poco. Además, experiencias como la chilena demuestran que en la medida en que se estructure y supervise adecuadamente un mercado diverso, los mismos operadores pueden contribuir a incrementar la conectividad.
La llegada del primer gobierno de izquierda esperanzó a algunos con una reorganización justa de un mercado tan importante para el desarrollo equitativo del país. Nada de eso ha pasado, y este año promete concentrarse más para beneficiar a sus dueños y perjudicar a los consumidores.
Hace años Petro increpaba públicamente a Slim, pero esa retórica se ha apaciguado o, mejor, silenciado. El onceavo señor más rico del mundo supo cobijarse con el progresismo mexicano, de quien ha recibido todo tipo de gabelas. A Andrés Manuel López Obrador le tuvieron sin cuidado las incoherencias frente a su discurso, y se espera lo mismo de Claudia Sheinbaum. Y es que Slim no es un mal amigo para tener.
Tras dos años de gobierno, el presidente Petro no ha nombrado a su delegado en la CRC y tampoco es clara la línea que persigue frente a este mercado que promete ahogarse —y con él los usuarios— en la ausencia de sana competencia. Qué bueno era el Petro que se le paraba a Slim, ¿habrá perdido la conexión?