Daniel Coronell
31 Mayo 2020

Daniel Coronell

El vuelo fatal

La información señala: “Los aviones, de acuerdo con indicios firmes, pertenecen a Carlos Ledher, Pablo Escobar, Fabio Ochoa y Samuel Alarcón, entre otros, aunque ante la Aeronáutica Civil están registrados a nombre de otras personas”.

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La relación entre el hoy senador Álvaro Uribe Vélez e Israel Londoño Mejía, cuñado de los narcotraficantes Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa Vásquez, no se limitó a la venta de un pequeño apartamento como lo presentó el jefe del partido de gobierno esta semana. Un documento oficial comprueba que Álvaro Uribe, actuando como director de la Aerocivil, autorizó al mismo Israel Londoño para importar un helicóptero. Un tiempo después ese helicóptero fue inmovilizado por solicitud del Consejo Nacional de Estupefacientes y del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Y ahí no paran las sorpresas.

El portal de investigación periodística Cuestión Pública reveló que la escritura de venta del apartamento fue firmada por Israel Londoño y Álvaro Uribe, el 28 de junio de 1979. A lo cual Uribe respondió, hace unos días, diciendo que Londoño había sido su compañero de estudio y que solo había sido mencionado en un memorando de la DEA, años después, por ser el esposo de Fresia Ochoa Vásquez.

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Lo que el senador Uribe no contó es que el 16 de junio de 1980, menos de un año después de la venta del apartamento, firmó la autorización para que Israel Londoño trajera a Colombia un helicóptero Bell 206.

El tema consta en el acta número 59 del Consejo Superior de Aeronáutica, documento que fue encontrado por investigación del periodista Gerardo Reyes. La reunión, presidida por el director de la Aerocivil, se extendió hasta casi la medianoche. Cuando ya iba finalizando, el consejo acordó lo narrado en el documento:

“De la misma manera recomendó la importación de un helicóptero Bell 206B Jet Ranger III para el señor Israel Londoño Mejía y de un helicóptero Hughes 500D para el señor Antonio Correa Molina. Siendo las 23:30 horas y no habiendo más para tratar, se levantó la sesión”.

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El acta está firmada por Álvaro Uribe Vélez como presidente del consejo y por Hugo Nel Ramos Villamil como secretario. Por esa decisión la Aerocivil le otorgó a la aeronave la matrícula HK 2496-P.

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El 8 de septiembre de 1983, el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla denunció en la Cámara de Representantes que varios capos del narcotráfico habían obtenido licencias de aeronaves y pistas de la Aerocivil. Al día siguiente, la agencia Colprensa publicó una noticia titulada “Suspenden operación de 57 aviones de narcotraficantes”, dando cuenta de la decisión de la Aerocivil y el Consejo Nacional de Estupefacientes. En la lista aparece el helicóptero HK-2496 P.

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La información señala: “Los aviones, de acuerdo con indicios firmes, pertenecen a Carlos Ledher, Pablo Escobar, Fabio Ochoa y Samuel Alarcón, entre otros, aunque ante la Aeronáutica Civil están registrados a nombre de otras personas”.

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Y les decía que ahí no terminan las sorpresas porque el helicóptero HK2496 –vaya uno a saber cómo– terminó en manos de la empresa Helicargo, controlada por el amnistiado narcotraficante Luis Guillermo ‘Guillo’ Ángel, hombre cercano a los Ochoa y miembro del grupo llamado “Los doce del patíbulo”.

El viernes 24 de febrero de 2006, a las 6:15 de la mañana, el HK2496 despegó con cuatro personas del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. El reporte del tiempo era bueno, tanto en el punto de partida como en el de llegada: el aeropuerto Los Cedros en Carepa. Sin embargo a las 7:28 de la mañana se perdió todo contacto con el aparato.

Unidades de la Fuerza Aérea encontraron los restos calcinados de la aeronave en un agreste paraje de Mutatá. Los cuatro ocupantes murieron. Ellos eran el experimentado piloto Jaime Taborda con más de 1.600 horas de vuelo, la joven dirigente conservadora Ana María Palacio, Juan Gilberto Moreno y su padre el empresario y político Pedro Juan Moreno Villa, quien después de ser secretario de gobierno de Uribe en la Gobernación de Antioquia se había distanciado de él durante su presidencia.

La Aerocivil, del gobierno Uribe, concluyó pronto que se había tratado de un accidente. Aunque el informe advierte que, por ley, esa investigación no puede determinar culpa o responsabilidad, termina sugiriendo que el pretendido accidente fue causado por decisiones del capitán Taborda al recomendar: “A la empresa explotadora para que establezca estándares más elevados para la selección de los pilotos que van a realizar vuelos con altas personalidades”.

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El reporte lo firma Fernando Sanclemente, director de la Aerocivil de la época y quien recientemente tuvo que renunciar a la embajada de Colombia en Uruguay por el hallazgo de un laboratorio para procesamiento de cocaína en su finca. El informe contiene varias conjeturas sobre el clima –que no puede demostrar– y omite cualquier mención sobre Israel Londoño Mejía, el propietario original del helicóptero. Habla de otros propietarios pero de Londoño, ni una palabra. Descarta el sabotaje al aparato, diciendo que la misma empresa Helicargo (!) efectuó pruebas para que no hubiera agua en el tanque de gasolina.

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Ese informe de la Aerocivil está fechado en diciembre de 2006. El 27 de agosto de 2014, el CTI de la Fiscalía emitió un reporte de policía judicial en estos términos:

“Hasta la fecha se ha avanzado en aspectos que eran desconocidos para la presente investigación y se avizora que es factible que la causa de la caída del helicóptero marca Bell, modelo 206B, de matrícula HK2496, de la empresa Helicargo S.A. piloteado por el capitán Jaime Taborda Botero, obedezca a acciones criminales que se hayan producido dentro del Aeropuerto Olaya Herrera, con anterioridad al despegue de la aeronave en mención”.

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La investigación duerme plácidamente en los anaqueles de la Fiscalía, pero la historia de ese helicóptero importado por el cuñado de los Ochoa, con autorización de Álvaro Uribe, aún no ha terminado.

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