Catalina Ceballos
8 Febrero 2022

Catalina Ceballos

Estética y ética

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Desde hace tiempos hemos venido, como sociedad, refiriéndonos a la estética y la ética, un tema que siempre ha llamado mi atención, y mientras escribo se me vienen a la cabeza el punk de los 70 en Inglaterra y sus sonidos ásperos o sucios con unas letras contra un sistema neoliberal recién implementado por Margaret Thatcher o por qué no, la obra de Beatriz González, quien pone en evidencia gobiernos autoritarios e indolentes con un colorido propio del arte pop, aquí, las estéticas del punk y la de Beatriz González ponen al servicio de las audiencias las emociones propias de la estética y del disfrute de un buen concierto o de una bella obra, para tratar dilemas que muchas veces quedan en el vacío. Y con esto recuerdo cómo Duchamp nos mostró que el arte también es una declaración, un concepto, al instalar un sanitario en la mitad de una galería. Y claro, visto así, el arte es cualquier cosa que un artista decida que es arte. Mientras, tarareo en mi cabeza Contracorriente, canción de Telebit, que oímos por primera vez en el marco del paro nacional de 2019, donde las guitarras y la voz son más bien una súplica para hacer los cambios que a gritos piden los jóvenes en Colombia a un Gobierno que implementa pobremente el Acuerdo de Paz.  

No se me ocurre otra mejor manera de enfrentar problemáticas contemporáneas que a través de las expresiones artísticas. Gracias a esa virtud de la visión de los artistas, podemos como sociedad adentrarnos en espacios que de otra manera hubiesen sido considerados exclusivos para los políticos, precisamente por eso, siempre resultan útiles al momento de tramitar vacíos que quedan de la religión, la academia y por supuesto, los medios. Ejemplo de ello son el surgimiento de los actos y acciones simbólicas que se usan para retirar monumentos que representan ideas de un racismo estructural e inmediatamente se convierten en contramonumentos, o la reivindicación de la dignidad e integridad de pueblos ancestrales, gracias a un performance de expresión estética y ética. 

Las artes, las expresiones artísticas, la música, no importa su género (aunque no sé si incluiría el reguetón), las artes plásticas y sus múltiples expresiones como la fotografía, la escultura, el performance, las artes escénicas, la escritura poética y de ficción, las artes audiovisuales, son casi siempre un conjunto de expresiones simbólicas que representan el valor artístico de una sociedad. Desde una perspectiva antropológica, se trata de un valor cultural que también nos permite como sociedad comunicarnos y entendernos entre personas, nos permite un diálogo entre diferentes pensares y sentires. Nos permite comprender el valor de lo ancestral, de lo desconocido y sobre todo, el valor de la verdad.

Ahora bien, sin personas que disfruten las obras artísticas, difícilmente se lograría ese diálogo al que me refiero, son las audiencias las que se apropian y replican las estrofas de una canción o los versos de un poema, es en esa transacción, entre la obra y las audiencias, que surge el pensamiento crítico, la posibilidad de asumir posiciones, de resarcir los dolores, de comenzar otras conversaciones. Esa relación entre la estética y la ética no es unilateral, yo entendí de qué se trataba el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala cuando vi la obra de Beatriz González dedicada, con mirada crítica, a develar las decisiones tomadas por ese gobierno, y qué delicia aprender de semejante esperpento antidemocrático deleitándome con la estética de Decoración de Interiores, esa hermosa y enorme cortina donde en un coctel, todos con vaso en mano disfrutan entre risas y brindis. 

El arte narra y narrará por siempre la historia de las sociedades, no importa el lado que narre, está en nuestras manos armar el rompecabezas para tener todos los elementos de esa historia, yo mientras tanto me quedaré con aquellas expresiones que me inviten a una reflexión constante, que me permitan tener conversaciones a favor y en contra, incluso de mí misma, me quedo con las canciones que expresan mi dolor ante la violencia policial y me quedo con los artistas que entienden que su voz es importante para lograr cohesión como sociedad.

Espero traer estas preguntas a esta columna cada miércoles, la idea no es otra que se unan conmigo en esta conversación que busca conjugar muchos elementos, para comprender la importancia de las artes y la cultura para el desarrollo de una sociedad.

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Antes de terminar, ¿qué campañas están pensando que el arte se trata de una transacción comercial o la continuidad de una nefasta política de economía naranja? y ¿quiénes se están pensando que las expresiones artísticas son el valor cultural de una sociedad? Hasta ahora solo Francia Márquez y Gustavo Petro han dado pistas de por dónde irán sus campañas en este sentido. 

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