Johana Fuentes
20 Octubre 2022

Johana Fuentes

Más honestidad y menos ego

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Con las ínfulas de rockstar que lo caracterizan, Daniel Quintero decidió usar el Atanasio Girardot para hacer entrega de 20.000 computadores que hacen parte de una de las apuestas más ambiciosas de su plan de gobierno. El evento tuvo una masiva –y cuestionada– difusión por parte de un grupo de tuiteros, lo que no nos dijeron los influencers es que ese contrato ha tenido varías prórrogas e incumplimientos.

El programa Computadores Futuro se comprometió a entregar 70.945 computadores a estudiantes de secundaria de los colegios oficiales de Medellín. El contrato por 80.000 millones de pesos fue adjudicado en septiembre del año pasado a Nueva Era Soluciones S.A.S. (NES) y la idea era entregar los equipos en octubre, noviembre y diciembre de 2021, sin embargo, cincuenta días después del acta de inicio se solicitó la primera modificación de los plazos.

La excusa del contratista fue que no tenía disponibles los computadores ya que inicialmente la subasta inversa la había ganado otra firma que no pudo sustentar los costos ofertados y fue descartada por la alcaldía. La entrega, entonces, se fijó para febrero de este año, pero solo se entregaron 5.500 y se amplió el cronograma hasta mayo. En ese mes tampoco se cumplió y se hizo una nueva modificación con fecha límite en agosto.

El 18 de julio el contratista pidió otra prorróga, esta vez, el argumento fue que hubo afectación en la fabricación, producción y distribución por consecuencias derivadas de la pandemia del covid-19. De esta manera, se pactó recibir la totalidad de los computadores el 31 de octubre. Es decir, a la fecha se han entregado 47.000 computadores y los casi 24.000 restantes se tendrían que entregar en los próximos diez días. Lo más probable es que vuelvan a quedarles mal a los estudiantes. ¿Por qué el alcalde Quintero saca pecho con un programa que ha estado plagado de incumplimientos?

Hablemos ahora de las personas que le ayudaron a Quintero a difundir el evento en el estadio. Se trata de un grupo de tuiteros cercanos al progresismo –muy activos durante la campaña a la presidencia de Gustavo Petro– y que se presentan en muchos casos como activistas de distintas causas ligadas a este movimiento político.

Los hemos visto promover iniciativas del gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, y su partido Fuerza Ciudadana, pero también estuvieron presentes durante la puja por la presidencia al Senado usando el hashtag #RoyNoEs. Aunque para sorpresa mía también han divulgado varias columnas de Simón Gaviria, pese a que es una persona que en otras ocasiones han criticado por tener ideas contrarias a todo lo que dicen defender.

La única explicación que se me ocurre es que reciben un pago por esto, y no estaría mal, la mayoría de los influencers reciben dinero por trabajar en campañas digitales, lo que sí está mal es ocultarlo y posar como activistas que tuitean de forma orgánica, cuando detrás de todo se mueven otros intereses.

Por eso me pareció pertinente preguntar a la Alcaldía de Medellín si se había pagado a estas personas algún tipo de publicidad por los tuits sobre la entrega de los computadores, ya que inundaron Twitter –a la misma hora– con las imágenes del estadio acompañadas de palabras adulando la “loable” gestión de Daniel Quintero. La repuesta de la alcaldía fue un rotundo no, además dijeron desconocer la razón por la cual estos tuiteros estaban todos reunidos en Medellín hablando de lo mismo. ¡Vaya coincidencia!

Lo que no tuvieron en cuenta es que hay compañeros que no cuidan las comunicaciones. Esteban Restrepo, que hasta hace poco fue secretario de gobierno –renunció porque es la ficha de Quintero a la gobernación–, respondió a las críticas en su Twitter, pero dejó al descubierto que sí habría un pago de por medio: “Algunos medios de comunicación no aceptan que influenciadores quiten ingresos económicos a sus canales. La verdad es que las personas cada vez se conectan más con esta nueva forma de comunicar”. 

Se equivoca el alcalde Daniel Quintero al decir que quienes cuestionamos dicho evento o este contrato estamos en contra del desarrollo de Medellín y de que los jóvenes de escasos recursos tengan una herramienta tecnológica que los ayude con su educación, lo que pedimos es que sea honesto y nos cuente si con recursos públicos se financió –como insinuó su exsecretario– una campaña para inflar su ego y hacer alarde de algo que no es un favor sino una obligación que asumió con su mandato

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