Mauricio Cabrera
9 Septiembre 2023

Mauricio Cabrera

Allende y la canción chilena

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11 de Septiembre de 1973. El palacio presidencial de Chile es bombardeado por aviones y tanques de las propias fuerzas armadas chilenas. El traidor general Pinochet, con el apoyo de Nixon, Kissinger y la CIA, dirige un sangriento golpe de Estado para  derrocar al gobierno legítimo de Salvador Allende, el primer presidente socialista elegido por el voto popular en América Latina. Allende prefiere morir antes que entregar el poder a los golpistas.

Al cumplirse 50 años de ese día aciago que cambió la historia del continente, se han hecho conmemoraciones, se han escrito artículos y libros, lo mismo que realizado eventos, para analizar el golpe, sus causas y consecuencias, el proceso del neoliberalismo chileno desde la dictadura y su caída, los años de la concertación social demócrata, el péndulo que regresó a la derecha al poder y que nuevamente dio paso a una izquierda más radical. 

Son tantos los materiales producidos que es casi imposible decir algo nuevo sobre esta historia, de manera que quiero intentar una lectura diferente, a partir de un elemento que ha estado presente en todas las etapas, expresando en sus versos y su música los sentimientos de los actores del experimento revolucionario de Chile, de las víctimas de la dictadura y de los sobrevivientes que miraron haca adelante y reconstruyeron la esperanza. 

La Nueva Canción Chilena (NCC)

En los años 1960 se desarrolló en Chile un movimiento de músicos que buscaba recuperar e innovar la música folclórica del país, a partir de los trabajos de folkloristas como la gran Violeta Parra y sus hijos Isabel y Ángel, quienes fundaron en 1965 la “Peña de los Parra”. Allí llegaron con sus canciones Víctor Jara, y grupos como Quilapayún, Inti-Illimani o Illapu. 
Pronto el contacto con las raíces populares los puso cara a cara con la desigualdad y la pobreza del pueblo chileno, que en realidad estaba presente desde el principio pues era Violeta quien cantaba que “Chile limita al centro con la injusticia”. Entonces la NCC se involucró con el proceso de cambios sociales que vivía el país en esa época, a punto tal que  muchos de los grupos se volvieron militantes del gobierno de la Unidad Popular (UP).

“Son años de lucha / son años de hacer / la patria que espera volver a nacer”, cantaba Isabel Parra en su nostálgico recuerdo de Víctor Jara, asesinado por la dictadura. Sabían que el proyecto de la UP implicaba un cambio total de la sociedad y sí lo decía su himno: “Porque esta vez no se trata de cambiar un presidente / Será el pueblo quien construya un Chile bien diferente”.

Era grande, y muy romántica, la ilusión del socialismo democrático, :“¡Venceremos! Todos juntos haremos la historia / Socialista será el porvenir”, y total la confianza en que “El pueblo unido jamás será vencido”.

El gobierno de Allende enfrentó dificultades desde antes de empezar. Hoy se conocen los documentos de las conversaciones de Nixon y Kissinger en 1970 dando instrucciones a la CIA para que apoyaran a los militares para que no dejaran posesionar a Allende. No lo lograron, pero en los tres años siguientes desarrollaron, junto con los partidos de derecha, toda una estrategia de paros, bloqueos y asesinatos para desestabilizar al gobierno y provocar una guerra civil.

Los artistas vivían esta tensión y la plasmaban en sus obras. En el último libro que publicó antes de morir, el inmenso Neruda clamaba “Yo no quiero la patria dividida/ ni por siete cuchillos desangrada/ cabemos todos en la tierra mía”. Y Jara, además de musicalizar este poema, denunciaba con voz más fuerte la amenaza: “De nuevo quieren manchar/ la tierra con sangre obrera/ los que hablan de libertad y tienen las manos negras”.

Las premoniciones se cumplieron el fatídico 11 de septiembre. Pinochet y sus secuaces se tomaron el poder y comenzaron 19 años de sangrienta dictadura caracterizada por la represión contra los opositores, la violencia, los asesinatos y la tortura cometidos en nombre de la civilización cristiana para conjurar el peligro comunista.

Víctor Jara fue una de los primeras víctimas. Sus asesinos acaban de ser juzgados y condenados por este crimen. Otros como los Quilapas o los inti tuvieron la “suerte” de estar en gira de conciertos en Europa. Salvaron sus vidas pero sufrieron largos años de exilio, soportando el dolor por los compañeros muertos, la nostalgia por la patria y la constatación de que el proyecto era inviable.

Chile Herido era el lamento de los Inti: “El canto se hizo silencio/ cayó violenta la noche/ en Chile sangra una herida.”. Tal vez la mejor expresión de los sentimientos del exilio es la Luz Negra de los Quilapas: “habría que decir que en lo inmediato/ la vida se ha ido haciendo más difícil/ de rojo se mancharon nuestros sueños/ y todas las banderas que flamearon/ se han ido desgarrando con el viento “.

Canción nueva

No se rindieron y mantuvieron viva la esperanza, con la fuerza de “la noble llama solidaria/ de hombres que en todos los colores/ nos dan aliento de araucaria” que agradecía Isabel Parra. Por ejemplo, la ilusión con que Pablo Milanés cantaba “Yo pisaré las calles nuevamente/ de lo que fue Santiago ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada/ me detendré a llorar por los ausentes”.

Son innumerables las canciones producidas en el exilio que muestran esa esperanza, desde la ilusión de que la dictadura caería pronto con el Malembe: “Aquí traigo mi Malembe/ para darle duro y fuerte,/ a esos cuatro generales/ que causaron tanta muerte”, hasta la decantada certeza de que algún día se harían realidad las proféticas palabras de Allende: “Rojas banderas revivirán/ las anchas alamedas de la libertad”.

Y cuando cayó la dictadura:  “La vida triunfó, la patria vivió/ el pueblo por siempre venció/ y siempre vencerá”. Y volvieron como volvió Mario Benedetti a su Uruguay: “…rotos pero enteros./ Diezmados por perdones y resabios./ Un poco más gastados y más sabios./ Más viejos y sinceros”.

Después del golpe el movimiento de la NCC se vino a llamar “Canción Nueva”, que a pesar de los años sigue vigente, aunque el modelo socialista haya fracasado, porque como lo cantó Jara unos meses antes de su asesinato: “canto que ha sido valiente,/ siempre será Canción Nueva¨.
 

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