Mauricio Cabrera
3 Febrero 2024

Mauricio Cabrera

Banco República: muy tarde y muy poco

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Esta es la crítica más leve que se puede hacer a la reciente decisión de la Junta del Banco de la República de rebajar de 13 a 12,75 % su tasa de interés: ¡Se demoraron mucho en hacerlo, y la bajaron muy poco, solo 0,25 %!

Hay que recordar que la tasa de intervención (TIB) es la herramienta que utiliza el Banco para controlar la inflación y mantenerla en su meta de 3 % anual. Si la inflación sube por encima de esta meta (sin importar la causa), el Banco sube la TIB para enfriar la economía disminuyendo el consumo y la inversión. Cuando se estanca la actividad productiva y la inflación baja por debajo de la meta, el Banco baja la TIB para estimular la economía, como lo hizo con éxito en la pandemia, cuando la inflación y la TIB llegaron a mínimos históricos de 1,5 % y 1,75 % respectivamente.

Desde marzo de 2021 la inflación comenzó a acelerarse por las secuelas de los problemas de transporte y contenedores que dejó la pandemia, por la invasión rusa a Ucrania que elevó el precio de los energéticos y por la escasez de alimentos y materias primas, agravada en Colombia por factores climáticos y de infraestructura vial; así llegó a un máximo de 13,3 % dos años después.

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Sin importar que las causas del rebrote inflacionario eran principalmente choques de oferta,  la respuesta del Banco fue la tradicional de reducir la demanda para lo cual elevó la TIB en 13 ocasiones hasta llevarla a 13,25 % en mayo de 2023. 

Desde que el Banco empezó a aplicar su política con el enfoque de la “inflación objetivo” es la primera vez que eleva la TIB de una manera tan acelerada. El único episodio comparable seria lo ocurrido en 2014 y 2015, cuando la inflación pasó de 1,7 % a 8,6 en 30 meses, pero el Banco solo subió su tasa de 3,25 a 7,25%. 

Muy tarde 

La decisión del Banco es tardía por varias razones: primero, porque los dos últimos aumentos de la TIB se hicieron cuando la inflación ya había bajado en más de 1 %; segunda, porque mantuvo la TIB en su nivel máximo hasta diciembre del año pasado, es decir, durante ocho meses a pesar de que en ese período la inflación se redujo a cerca del 10 %. 

La última razón, y la más importante de todas, es que hace casi un año el Banco ya había logrado su objetivo de frenar el consumo y la inversión, y así enfriar la economía. En efecto, después de alcanzar un crecimiento del PIB de 7,3 % en 2022, para abril del año pasado el Dane reportaba una caída del 0,9 % en su indicador de crecimiento de la economía, y el año cerró con un mínimo crecimiento de alrededor del 1 %.

Es indiscutible el impacto de la subida de las tasas de interés sobre la actividad productiva. Por el encarecimiento de los créditos de consumo los hogares están usando menos las tarjetas de crédito y compran menos bienes y servicios; la caída en las ventas de vehículos también se debe en buena parte al mayor costo de los créditos, y en el caso de la vivienda, se han dado miles de desistimientos de compradores de proyectos en planos ante la imposibilidad de cubrir el mayor valor de las cuotas. Un indicador de esta caída de la demanda es el comportamiento de la cartera de créditos del sistema financiero. Descontando la inflación, la cartera comercial bajó 6 %, la de consumo 11 % y la de vivienda 3 %. También los deudores han dejado de pagarles a los bancos, de manera que la cartera vencida se disparó 32 % la comercial, 53 % la de consumo y 25 % la de vivienda.

Muy poco 

También es tímida e insuficiente la decisión de bajar solo 0,25 % la TIB. La diferencia con la tasa de inflación de enero será de 4,3 %, que es la máxima registrada desde el año 2000. Y como no habrá decisiones de la Junta sino hasta finales del mes de marzo, mientras que la inflación continuará descendiendo, esta diferencia se ampliará por encima del 5 %.

No se puede argumentar que los bancos centrales son cautelosos al momento de modificar sus tasa de interés. El Banco ha sido mucho más agresivo cuando se trata de subir la TIB. En los dos últimos años la subió de un golpe 1,5 % en dos oportunidades, y también 1 % en cinco ocasiones. Tampoco se compadece ese mínimo cambio con las expectativas de inflación de los analistas, que para 2024 se han reducido a 5,2 %.

 Lo grave de ir tan lento es que el crecimiento seguirá frenado, pues el impacto de las menores tasas sobre la actividad económica tiene un rezago de unos seis meses. Así las cosas, aún si el Banco acelerara la disminución de la TIB en los próximos meses, su efecto sobre las tasas de interés de la banca y, por lo tanto, sobre la reactivación del consumo y la inversión solo se sentirá al final del año.

El mismo Banco lo reconoce pues su estimativo de crecimiento del PIB para 2024 es de solo 0,8 %, lo cual es una profecía autocumplida pues en sus manos está estimularlo más si actua más rápido.

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