Juan Camilo Restrepo
10 Agosto 2023

Juan Camilo Restrepo

Como en las “exponsiones” del siglo XIX

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Las declaraciones de esta semana de Gabino, el alto jerarca del ELN, son muy claras: el ELN no está dispuesto en ninguna circunstancia a entregar las armas: ni ahora ni en el futuro.

Con lo cual los diálogos de paz con el ELN, cuyo cese al fuego se inició con gran despliegue mediático el pasado 3 de agosto, adolecen de una falla protuberante: cuando llegue el momento decisivo de entregar las armas no hay certeza de que ese elemento fundamental en un proceso de paz se dará.

A juzgar por la declaración de Gabino, el ELN preferiría llegar a una fase final del conflicto en la que el grupo alzado pase a una especie de “paz armada permanente”, pero no a una incorporación desarmada a la civilidad.

No solo esto se descubre en las declaraciones de Gabino: también se adivina en la manera tan ambigua como quedó redactada la cláusula de la entrega de armas en la agenda que con el ELN se acordó en México.

En efecto, en el punto 5.6 de la agenda común se lee el siguiente galimatías: “Con el propósito de construir acuerdos, se abordará lo siguiente… en el marco de las nuevas circunstancias generadas por este proceso, la construcción de un acuerdo sobre las armas del ELN, en sincronía con la estrategia para superar la violencia y neutralizar el armamentismo y belicismo”.

Esta redacción daría para que el ELN entregue las armas o para que no las entregue nunca. Siempre podrá encontrar una excusa argumentando que la “sincronía con la estrategia para superar la violencia y neutralizar el armamentismo y belicismo” no se ha cumplido; y entonces no habrá entrega de armas.

Esta cláusula, que no figuraba en las agendas anteriores que se habían acordado con el ELN, es uno de los muchos ejemplos de la improvisación como el Gobierno de Gustavo Petro está negociando con el ELN. O de la flojera que está mostrando en la mesa de negociación donde, hasta ahora, le ha entregado todo al ELN.

Claro que el momento para plantear la entrega de armas está aún lejano. El próximo año y medio se nos irá en múltiples foros previstos para auscultar la llamada opinión de la sociedad civil; proceso que solo terminará en mayo de 2025. Solo en ese momento –de acuerdo con el cronograma consignado en los protocolos divulgados– empezaría la negociación propiamente dicha sobre los demás puntos de la agenda. Uno de los cuales será el de la entrega de las armas. Y esto solo empezaría cuando al Gobierno de Petro apenas le falten 15 meses para concluir su mandato.

Las negociaciones con el ELN no hay pues certeza de que concluyan dentro del arco de tiempo de este Gobierno. Quizás eso es lo que quiere el ELN. Pero lo cierto es que la delegación gubernamental le ha dado gusto en la fijación de este calendario parsimonioso.

Las sorprendentes declaraciones de Gabino en el sentido de que jamás entregarán las armas (que no han sido desvirtuadas por los voceros gubernamentales), y la redacción ambigua y sibilina como quedó escrita en la agenda la cláusula sobre entrega de armas, hacen recordar las que en las guerras civiles del siglo XIX se denominaban “exponsiones”. Que no eran otra cosa que acuerdos a los que llegaban los jefes contendientes para darse un trato más amable en las confrontaciones: uno de los cuales era la dispensa al grupo alzado en armas de entregarlas.

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