Mauricio Cabrera
14 Abril 2023

Mauricio Cabrera

¿Crisis financiera o inflación?

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) –el banco en el puesto 16 por tamaño en USA– seguida dos días más tarde por el colapso del Signature Bank –en el puesto 29–, y la forma como fueron rescatados, ha puesto de presente un nuevo dilema que enfrentan las autoridades monetarias: ¿suben las tasas de interés para controlar la inflación o relajan la política monetaria para evitar una crisis financiera?

El dilema conocido de los bancos centrales era entre inflación y crecimiento/empleo, pues es sabido que elevar las tasas de interés –que es su instrumento principal para controlar la inflación–, frena el crecimiento y afecta el empleo. La quiebra de estos bancos ha mostrado en la práctica que las altas tasas de interés también afectan los balances de los bancos y pueden desatar una crisis financiera.

Los bancos centrales siempre han privilegiado el control de la inflación sobre el empleo, pero lo que ha demostrado este episodio es que, para evitar una crisis financiera, sí están dispuestos a hacer “lo que sea necesario”, incluyendo un aumento de la emisión monetaria.

Tasa de interés y estabilidad financiera

El aumento de la tasa de interés tiene un doble impacto negativo sobre el sistema financiero. El primero, es que al subir las tasas de manera inmediata se desvalorizan y bajan de precio los bonos y papeles financieros que tienen sus rendimientos a tasa fija. Esto les ocurre aun a activos con la mejor calificación y el menor riesgo crediticio, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Cuando esto sucede, de acuerdo con las normas contables, las entidades financieras deben registrar el menor valor de sus inversiones como una pérdida en su balance, lo que ocasiona de manera inmediata una caída en el precio de las acciones de la entidades afectadas. Si las pérdidas son demasiado grandes, los clientes pueden perder la confianza en el banco y empiezan a retirar sus depósitos, como le sucedió al SVB.

Se estima que por este concepto la banca norteamericana tiene pérdidas que no ha registrado por unos 620.000 millones de dólares. (el doble del PIB de Colombia). Por el contrario, hay que anotar que este riesgo es muy pequeño en Colombia, porque el monto de las inversiones de los bancos en papeles de tasa fija es reducido.

El segundo impacto negativo es el deterioro de la calidad de la cartera de los bancos, es decir, el aumento de los créditos vencidos que se produce por las dificultades de los deudores de pagar intereses más altos. De nuevo, al tener que hacer provisiones o castigar los créditos que no pueden cobrar, los bancos tienen que registrar pérdidas en sus balances, con las mismas consecuencias del caso anterior.

Hasta ahora no se ha presentado un deterioro significativo de la cartera de los bancos en USA, ni tampoco en Colombia. Pero el riesgo existe, y fue una de la causas de la gran crisis financiera de nuestro país en 1999, cuando la tasa del Upac llegó a niveles del 45 por ciento por el error de la Junta Directiva del Banco de la Republica de atarlo al DTF. Los créditos hipotecarios se hicieron impagables, los deudores perdieron sus viviendas, los constructores se quebraron y el sistema bancario colapsó.

Una crisis previsible

Para tratar de frenar una inflación producida por factores de oferta y costos, el Federal Reserve (FED) decidió reducir la demanda y en un año subió su tasa de referencia de 0 a 4,75 por ciento. Esta fue la chispa que desató la bancarrota del SVB, pero el incendio se produjo porque se conjugaron varios factores, entre ellos varias decisiones equivocadas.

Primer error, el SVB tenía el 40 por ciento de sus activos invertidos en bonos de tasa fija de manera que iba a presentar cuantiosas pérdidas. Cuando el mercado conoció estas pérdidas se produjo una corrida de depósitos, porque los ahorradores retiraron depósitos por 42.000 millones de dólares, que eran el 25 por ciento del total de los depósitos del banco. Esto fue posible por un error anterior que fue una flexibilización de la regulación bancaria en la época de Trump, que redujo las exigencias de control a bancos medianos, pero también por las redes sociales y las nuevas tecnologías que permitieron que ese masivo retiro de depósitos se hiciera en una tarde.

Ante la inminencia de una cesación de pagos por parte del banco y la posibilidad de que hubiera contagio, y a otros bancos les sucediera lo mismo, como ya le estaba sucediendo al Signature Bank, las autoridades monetarias intervinieron a los dos y los cerraron, pero tomaron medidas extraordinarias para mantener la confianza del público en el sistema bancario.

La primera fue extender el seguro de depósito a todos los depositantes. La Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), garantiza los depósitos hasta por  250.000 dólares, pero en el caso del SVB el 90 por ciento de los depósitos pertenecían a los grandes inversionistas tecnológicos y su valor individual era mucho mayor al tope asegurado. Para evitarles pérdidas, la FDIC decidió responder por la totalidad de los depósitos, lo cual le representa un costo estimado en 20.000 millones de dólares. Los que sí pierden todo su capital son los accionistas del banco.

La segunda fue adoptada por la FED para evitar que todos los bancos tuvieran que registrar pérdidas por la desvalorización de sus inversiones en bonos y, a la vez, tuvieran suficiente efectivo para responder ante una corrida de depósitos. Para ello, la FED abrió una ventanilla especial para comprar (con pacto de recompra) a todos los bancos los bonos al valor nominal, y no al precio de mercado que es inferior. Es una emisión monetaria pura y simple.

La rápida intervención de la FED y la FDIC evitó que la quiebra de estos dos bancos generara una corrida de depósitos en otros bancos y se llegara a una crisis generalizada. Pero también mostró que para estas autoridades el control monetario es menos importante que la estabilidad financiera.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas