Mauricio Cabrera
28 Julio 2023

Mauricio Cabrera

Deuda por naturaleza: Ecuador y Belice

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Se ha venido discutiendo en distintos foros internacionales el canje de deuda por naturaleza, es decir, la posibilidad de que los países en desarrollo puedan destinar a acciones contra el cambio climático recursos que hoy dedican al pago de su deuda externa. Ecuador y Belice son dos países que en el último año han realizado este tipo de canjes, en operaciones que se han considerado muy exitosas y que se citan como los ejemplos a seguir.

Para analizar la posibilidad de realizar operaciones similares en el caso de Colombia se presenta a continuación una breve descripción del mecanismo (cómo opera, quiénes son los actores involucrados y los requisitos para implementarlo) y luego el detalle de los casos de Ecuador y Belice  

Los mecanismos de canje de deuda

El canje de deuda por naturaleza es uno de los programas que se han utilizado para aliviar la situación de países que han incumplido sus pagos de deuda o están en grave riesgo de incumplirlos. En la crisis de la deuda latinoamericana, en los años 80 del siglo pasado, se hicieron muy populares los programas de conversión de deuda en capital (Debt for equity swaps), que fueron utilizados por países como México, Chile o Argentina entre otros.

La conversión de deuda en capital de empresas privadas es un mecanismo que se ha utilizado desde hace muchos años para fortalecer la estructura financiera de las empresas. En ese caso se trataba de una negociación directa entre los acreedores y el deudor, y así se ha utilizado en Colombia en el marco de las reestructuraciones de la Ley 550 (o ahora Ley 1116). En el caso de la deuda soberana la conversión en capital es diferente pues el deudor es el país y la inversión se realizaría en empresas privadas.

En los mismos años 80 se hicieron unas cuantas operaciones de canje de deuda por naturaleza, en las que el acreedor otorgaba un descuento sobre la deuda a cambio de compromisos del país para adelantar programas de conservación. Colombia hizo dos de estos en los años 90, pero no con acreedores comerciales sino con deuda bilateral con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos.

Un canje es útil para un país cuando le disminuye el valor de la deuda y por ende los recursos dedicados al servicio de la misma, de manera que los pueda usar en programas de conservación de la naturaleza. Para ello es necesario que los acreedores estén dispuestos a conceder un descuento significativo sobre el valor de sus créditos. Las entidades multilaterales rechazan por principio conceder descuento sobre el valor de sus créditos, y por eso no se han realizado canjes con ellas.

Cuando se trata de un canje de deuda con bancos comerciales o con tenedores de bonos emitidos en el mercado internacional es casi imposible que estos acreedores privados den ese tipo de descuentos de manera voluntaria, de manera que solo se pueden hacer cuando el mercado es el que impone el descuento, es decir cuando la percepción del riesgo de incumplimiento del deudor lleva a que haya acreedores dispuestos a vender sus créditos por un valor menor.

Belice: canje para proteger la biodiversidad 

Belice es un pequeño país sobreendeudado, con una deuda pública externa que equivale alrededor del 60 por ciento del PIB, que tiene dificultades fiscales para repagar capital e intereses; dos terceras partes de esa deuda son con entidades multilaterales y bilaterales, y el resto con banca comercial y tenedores de bonos. El riesgo de incumplimiento implica que sus bonos tuvieran una muy baja calificación y se cotizaran con descuento en el mercado. 

De otra parte, en su costa tiene 270 kilómetros de barrera coralina que es una de las reservas marinas de mayor biodiversidad en el mundo, pero también una de las más amenazadas por el cambio climático y por la excesiva pesca, las construcciones y un turismo depredador. Por su misma situación fiscal, Belice no tenía suficientes recursos para proteger este frágil ecosistema. 

Ante estas dos situaciones se abrió la posibilidad de un canje de deuda por naturaleza que promovió la ONG The Nature Conservancy (TNC), que se realizó en noviembre del año pasado así:

•    TNC emitió un nuevo “bono azul” por USD 364 millones, garantizado por una agencia del gobierno de Estados Unidos (International Development Finance Corporation - DFC), lo que permitió que el bono tuviera calificación de grado de inversión (Aa2).

•    Con estos recursos, TNC hizo un préstamo a Belice para que recomprara bonos por USD 553 millones (equivalentes al 10 por ciento del PIB) con un descuento del 45 por ciento, y con el saldo se cubrieron gastos de la transacción y se creó un fondo de USD 23.5 millones para financiar programas de conservación.

•    En el neto Belice obtuvo una reducción de la deuda de USD 189 millones, y con la reducción del servicio de la deuda, Belice se comprometió a invertir USD 84 millones en los próximos 20 años en la protección de la barrera coralina.

Mauricio Cabrera

Ecuador: la conservación de las islas Galápagos

El caso de Ecuador es similar, pero de mayores dimensiones. También se trata de un país con riesgo de incumplimiento en el servicio de la deuda externa, por lo cual los USD 17.657 millones de bonos que ha emitido se cotizan con descuento; de otra parte tiene la necesidad de proteger la reserva de las islas Galápagos, uno de los ecosistemas de mayor importancia en el mundo.

El canje de deuda se realizó el pasado mes de mayo en las siguientes condiciones:
•    El Gobierno ecuatoriano emitió unos nuevos “Bonos marinos de Galápagos” por valor de USD 656 millones, los cuales fueron comprados por una entidad creada en Irlanda con el respaldo del banco Credit Suisse (antes de que quebrara). 

•    El bono se emitió con una garantía del BID por USD 85 millones y además tuvo un seguro de riesgo político de la misma DFC por el valor total de la emisión.

•    Con estos recursos el Gobierno ecuatoriano recompró el 9.3 por ciento de sus bonos comerciales (USD 1.628 millones), con un descuento del 60 por ciento.

•    La reducción de la deuda externa ecuatoriana fue de USD 972 millones, y en compensación el Gobierno constituyó el Fondo de Vida de Galápagos con un aporte de USD 450 millones que se invertirán en los próximos 20 años para fortalecer las áreas protegidas de Galápagos priorizando labores de monitoreo, control y patrullaje, para asegurar la integridad de los ecosistemas marinos claves del archipiélago.  

Eu una próxima columna analizaré la posibilidad de realizar operaciones similares en Colombia, así como otras alternativas que tiene el país para obtener recursos para programas de protección ambiental.
 

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