Mis Propias Finanzas
¿Es mejor comprar vivienda para vivir o vivir en arriendo?

En Colombia, hablar de vivienda es tocar una fibra profunda. Muchos crecimos escuchando frases como: “el que paga arriendo, bota la plata”, “mejor tener techo propio que estar manteniendo al dueño” o mi abuela siempre decía “tener casa propia no es riqueza pero no tenerla es pobreza”. Esta narrativa ha sido tan poderosa que, para muchos, la vivienda propia se ha convertido en el símbolo definitivo de éxito y estabilidad.
Pero en algunos casos, comprar casa sin hacer bien la tarea y los números puede ser una decisión que ahogue tus finanzas personales.
Y no es porque esté en contra de la vivienda propia. Lo que pasa es que cuando se trata de tus finanzas personales, hay que mirar más allá de la emoción, más allá del qué dirán y más allá del sueño que nos vendieron. Hay que mirar los números, el contexto, los objetivos de vida y, sobre todo, el costo de oportunidad de cada decisión.
Este es una gran dilema. De hecho estoy convencida de que la compra de vivienda puede ser la mejor manera de entrar en el mundo de las inversiones. Financieramente hablando, en Mis Propias Finanzas hemos sido promotores de las inversiones sostenidas e ininterrumpidas en el tiempo. Para mí no hay mejor manera de hacerlo que comprando un inmueble que te obligue todos los meses a hacer aportes a tu inversión. No conozco a nadie que de manera sostenida invierta en acciones todos los meses durante 15 o 20 años sin parar. En cambio, conozco miles de colombianos que sin falta aportan a su cuota del crédito hipotecario y eso les ha permitido crear patrimonio en el tiempo.
El otro lado de la moneda. Comprar para vivir: ¿sueño o carga financiera?
Comprar una vivienda para vivir puede parecer una decisión responsable. Pero lo que muchos no ven es lo que hay detrás de esa compra: un crédito hipotecario a 15 o 20 años, intereses compuestos que se acumulan sin que te des cuenta, gastos notariales, escrituras, valorizaciones que no siempre se dan, impuestos prediales, seguros obligatorios, mantenimiento, administración y más.
El problema no es comprar, es comprar sin saber en qué te estás metiendo o sin hacer los números.
¿Y arrendar? ¿No es botar la plata?
Vivir en arriendo ha sido injustamente estigmatizado. La verdad es que puede ser una de las herramientas más potentes para construir tu patrimonio, si sabes usarla bien.
Piénsalo así: si puedes vivir en un buen apartamento arrendado y la diferencia entre el arriendo y la cuota mensual del crédito la inviertes todos los meses, puedes empezar a construir tu patrimonio por medio de las inversiones. Además, existe un costo de oportunidad ya que el dinero que tenías ahorrado para tu cuota inicial del apartamento también lo puedes invertir y diversificar para atomizar el riesgo y crecer tu patrimonio. No es magia. Es matemática financiera.
Entonces, ¿es malo comprar? ¿Debo vivir arrendando toda la vida?
No necesariamente. Comprar casa puede ser una buena decisión si se cumplen algunas condiciones:
- Ya tienes un capital sólido: no necesitas comprometer todos tus ahorros para la cuota inicial.
- Tus ingresos son estables y suficientes: puedes asumir la cuota sin sacrificar tu calidad de vida ni tu capacidad de ahorro.
- Tienes claridad de que esa compra no compromete tus otras metas financieras: retiro, educación, libertad.
- Sientes que si no lo haces no inviertes. A veces la única manera de garantizar la inversión es comprando vivienda. Muchas personas no tienen la disciplina de invertir constantemente y comprar vivienda y pagar la cuota mensual es la única forma de hacerlo.
Si ese es tu caso, adelante. Pero si aún estás construyendo patrimonio, si estás en tus 20s o 30s, si sueñas con emprender o quieres flexibilidad para moverte… vivir en arriendo puede ser el camino más sabio.
En Colombia, muchas decisiones financieras se toman desde el miedo, el deber o el qué dirán. Comprar vivienda no debe ser una decisión automática. Debe ser una estrategia alineada con tus metas, tu etapa de vida y tu situación financiera real.
La vivienda propia no es un premio, ni el arriendo es un castigo. Ambas son herramientas. Lo importante es saber cuándo y cómo usarlas.
No hay nada más poderoso que entender cómo funcionan tus finanzas. Porque cuando sabes tomar decisiones con cabeza fría, cuando entiendes el valor del dinero y el impacto de tus elecciones, vas a tomar decisiones más inteligentes que te ayuden a cumplir tus objetivos financieros.
