Juan Camilo Restrepo
14 Octubre 2023

Juan Camilo Restrepo

Gambeteando con la verdad

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Al gobierno Petro le está sucediendo algo similar a lo que se dice de Donald Trump: que nadie ha sido capaz de pescarlo en una sola verdad.

En los últimos días se está haciendo palmaria la manera habitual del actual gobierno de, o no decir la verdad, o esquivarla con circunloquios que llaman filosóficos. Esto, naturalmente, le resta enormes dosis de credibilidad a todo lo que propone y dice el gobierno Petro.

Quiero ilustrar lo dicho anteriormente con algunos ejemplos:

El jefe de Planeación anuncia que sería conveniente cambiar la regla fiscal para excluir los gastos de la transición energética y de la reforestación (fue los dos ejemplos que dio) del cálculo de la Regla Fiscal.

Inmediatamente vino la reacción de sorpresa de todos aquellos que siguen con atención esta abstrusa materia de la Regla Fiscal. Y entonces, tanto el jefe de Planeación como el Ministro de Hacienda se apresuraron a aclarar que era apenas un tema filosófico que proponían para un debate teórico. Pero que no estaba en los cálculo del gobierno ahora mismo cambiar el funcionamiento de la Regla Fiscal.

En cierta manera el mal quedó hecho, pues dio la impresión de que se estaba evidenciando una situación de las finanzas públicas mucho más grave de la que se ha revelado. De la que una propuesta teórica para cambiar la metodología no deja de ser un indicio.
 

La Regla Fiscal desde la nueva arquitectura que se le dio en la Ley 2155 del 2021 contempla lo que se conoce como “cláusulas de escape” que no son otra cosa que circunstancias especialísimas en las que se justifica suspender transitoriamente su funcionamiento. Tal fue el caso de la pandemia - y los inmensos endeudamientos públicos que requirió– lo que justificó la suspensión por dos años de la Regla Fiscal.

Pero en esta ocasión no estamos ante circunstancias extraordinarias, sino frente a una inquietud teórica del jefe de Planeación. Con igual lógica a la que el plantea como razón justificatoria para no tomar en cuenta los gastos de la transición energética o de la reforestación en el cálculo de la Regla Fiscal, podrían plantearse otro tipo de gastos dignos también de ser excluidos. Por ejemplo, todos los asociados al gasto social o a los que haya necesidad de hacer si se aprueban las reformas que el gobierno ha presentado al Congreso. La Regla Fiscal se convertiría entonces en un mero figurín de plastilina cuya forma iría cambiando al son de los caprichos gubernamentales, y perdiendo naturalmente su razón de ser como muralla de prudencia fiscal que es su credibilidad.

Otro ejemplo lo suministran las cada vez más frecuentes críticas de los altos jerarcas gubernamentales al Banco de la República. La última de ellas fue la amenaza del Ministro de Hacienda deslizada durante la rueda de prensa con que se cerró la más reciente reunión de la junta directiva del banco emisor según la cual era necesario cambiar las funciones del Banco de la República para que quedara expresa su obligación de cuidar el empleo tanto como la moneda sana.
 
Esta advertencia del ministro de Hacienda, que con toda probabilidad no verá su día, se enmarca sin embargo en la cruzada que se ha iniciado para urgir al Banco de la República para que baje las tasas de interés. El banco ha sido muy claro que empezará a reducirlas cuando se sienta cómodo y tranquilo de que la inflación comienza a bajar consistentemente, no antes, puesto que su función preeminente es combatir el alza del índice de precios que todavía esta muy alto.

Otros bancos centrales como es el caso de la FED en Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, han inclusive elevado las tasas de redescuento razonando en la misma dirección que el Banco de la República. O sea, que la lucha contra la inflación aún no está ganada.

Todos estos fogonazos verbales que no están llamados a prosperar de altos dignatarios económicos como el jefe de planeación y el ministro de Hacienda lo único que suscitan son incertidumbres adicionales a las muchas que ya existen sobre la salud de la política económica y fiscal del país.

Otro ejemplo de estas inexactitudes fue la que comenté en un artículo anterior en esta revista relacionada con las disparatadas acusaciones que el ministro de Minas y Energía viene haciendo a los eslabones privados de la cadena eléctrica del país, consistentes en sindicarlos de estarse “quedando” indebidamente con parte de los subsidios destinados a los estratos 1,2 y 3.

Esto, que desde luego no es cierto, resulta el peor de los alegatos – que viene repitiendo machaconamente el Ministro de Minas - de que todo lo que es privado es malo mientras que todo lo público es brillante y acertado.
 
Otro ejemplo de estos gambeteos con la verdad a los que tan aficionado se está mostrando del gobierno Petro, consistió en la explicación que se dio para suspender el ajuste mensual en el precio de la gasolina durante el mes de octubre. Se dijo que esta medida se tomaba dizque para darle un margen de tiempo a los ajustes aún pendientes para el pago de la compensación negociada con los taxistas.

Las cosas no son así evidentemente. La valerosa política que se había venido adelantando de hacer ajustes mensuales se suspendió simple y llanamente porque octubre es mes de elecciones y el gobierno consideró que no era oportuno hacerla en este mes, por razones políticas. Lo cual podría inclusive ser defensable, pero hubiera requerido que se diga con veracidad y no pretendiendo que la ciudadanía se vaya a comer el cuento de que los ajustes a la gasolina no se hacen en octubre porque aún se están haciendo papeleos con los taxistas. Que no nos crean tan ingenuos.

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