Juan Camilo Restrepo
19 Enero 2024

Juan Camilo Restrepo

Mensaje a la dirigencia cafetera

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

1. Se me ha pedido que dirija unas palabras en el día de hoy ante este comité. Cosa que hago con mucho gusto, teniendo además en cuenta los múltiples nexos afectivos y profesionales que me unen a la federación.

2. Mi exposición estará dividida en dos partes. La primera versa sobre algunos aspectos que deben tenerse en cuenta en la proyección de la economía colombiana durante 2024. El sector cafetero no es una ínsula y debe mirársele dentro del contexto de las principales variables de la economía colombiana. La segunda parte la dedicaré a hacer algunas reflexiones sobre política cafetera propiamente dicha y el manejo de la parafiscalidad cafetera que tiene su punto de concreción en el manejo concertado con el gobierno del Fondo Nacional del Café.

3. La inflación es una variable fundamental de la economía cafetera. No sólo tiene incidencias sobre los costos de producción del grano sino sobre las perspectivas de la cotización del dólar. La inflación cerró el año 2023 con un incremento del 9,28 por ciento en términos anuales. Es una cifra alta todavía pero buena en cuanto que mantiene la tendencia descendente que se ha visto en los últimos meses, y que seguramente le dará tranquilidad al Banco de la República para seguir bajando las tasas de interés. Para 2024 –salvo que haya hechos inesperados en el contexto nacional o mundial- debe seguir descendiendo este indicador para cerrar el año en niveles del 5% - 7%.

4. Las diversas circunstancias cambiarias y políticas hacen prever un año con una cotización del dólar que no se disparará, fluctuando entre 4.000 y 5.000 pesos por dólar. Esta es una noticia no muy espectacular para un sector básicamente exportador como el cafetero, que no debe esperar milagros vía tasa de cambio en su recuperación.

5. Las informaciones de que dispongo muestran que este año deben salir unas cosechas muy grandes en Brasil y en Vietnam. El consumo seguirá una trayectoria prácticamente inercial. Con lo cual el precio internacional tenderá más a la baja que al alza.

6. Quizás el mayor interrogante para el año 2024 va a ser la situación fiscal de país, que luce muy frágil y quizás más débil de lo que se ha revelado.

7. No creo que la nueva reforma tributaria que ha bosquejado el gobierno en estos primeros días del año vaya a ir a ninguna parte. Se trataría prácticamente de una contra reforma a un año escaso de haber sido aprobada la anterior. Ahora la tesis del gobierno es que hay que bajar las tarifas de las sociedades y elevar las de las personas naturales que ganen más de diez salarios mínimos. Esta iniciativa luce muy complicada: primero, porque la discusión derivará inmediatamente sobre si se trata o no de aumentar la carga tributaria de las clases medias, y segundo, porque aterrizaría en un Congreso con una agenda supremamente congestionada con las reformas sociales que está impulsando el gobierno (pensional, laboral, salud, servicios públicos y educación entre otras).

8. En cuanto a proyecciones sobre crecimiento económico en este año hay apreciaciones diferentes, pero todas coinciden en que tendremos un crecimiento muy pobre en 2024 (no solo en Colombia sino en el resto de la región y aún del mundo debe decirse). Los pronósticos fluctúan entre 1 y 1,8 por ciento del crecimiento en 2024.

9. Ante el bajo crecimiento de la economía se viene insistiendo desde hace ya bastante tiempo que es urgente poner en marcha un gran programa de políticas contra cíclicas que ayuden a reversar el desplome que muestra la economía en varios sectores. Sin embargo, esta es la hora que ese plan no se ha puesto en marcha, y quizás la razón principal es la incapacidad fiscal de las finanzas públicas para atender ese plan contra cíclico.

10. En términos generales los indicadores económicos son muy insatisfactorios: la construcción de vivienda y sus indicadores de venta siguen cayendo a términos interanuales más del 50 por ciento; la inversión está también desplomada; y en general las mediciones de confianza del sector privado para comprometerse en nuevos emprendimientos están en niveles insatisfactorios.

11. La recuperación de la economía no será cuestión solamente de que haya más inversión pública en determinados frentes (que como se ha dicho no hay recursos fiscales suficientes para financiar un nuevo programa ambicioso de gastos contra cíclicos que saquen a la economía adelante) sino que también es algo relacionado con el decaimiento de la confianza del sector privado empresarial que está muy resentido.

12. Es en mi entender urgente que el gobierno cambie el tono de su discurso que hasta el momento, a pesar de algunas reuniones con los grandes cacaos, no ha dejado de ser un discurso anti empresa privada y hostil para con el sector empresarial.

13. No hay que olvidar que el 80 por ciento de la economía colombiana lo forman emprendimientos privados (grandes, medianas y pequeñas empresas) al paso que el sector público en su conjunto no representa más del 20 por ciento de la economía nacional. Es entonces imposible pretender que el 20 por ciento haga bien lo que al 80 por ciento de la economía no le están dejando ejecutar con confianza y ánimo. Este a mi modo de ver es el gran tema social y político en el programa del Gobierno Petro.

14. Parte importante de la falta de sintonía y coordinación entre el sector público y el privado lo vemos en la incapacidad demostrada hasta ahora por el gobierno para concertar con el sector privado los grandes rasgos de las reformas que se está intentando presionar a como sean en el Congreso. No solo sus costos fiscales siguen siendo hasta el momento desconocidos, sino que el pronóstico de lo que pueda pasar a la postre con estas reformas si se insiste en pasarlas a punta de forceps y de mermelada es reservado, a mi modo de ver no sería imposible que –si así se tramitan en la Cámara de Representantes por donde andan dichas reformas– se terminarán cayendo ya sea en el Senado de la República o en la Corte Constitucional.

15. El gobierno debe aclarar también –aunque algunos ministros, debe reconocérseles, han intentado aclararlo– cuál es al fin la actitud del gobierno con los gremios económicos. ¿Los mira como aliados o como contradictores? ¿los mira como aliados de la vida económica y social o como sospechosos contradictores? Este es un punto abierto en la agenda nacional que ojalá se dilucide en 2024.

16. El gobierno habla con frecuencia de que se necesita “un gran acuerdo nacional”; pero a la hora de la verdad poco se ha trabajado para construirlo y mucho para falsear sus cimientos aún antes de que comience a construirse el edificio de la mutua confianza.

17. Ustedes tienen muy claro cuál es la agenda de los temas cafeteros para el año que comienza. Celebro que según tengo entendido el último comité nacional con el gobierno fue muy provechoso, y se logró avanzar en temas cruciales como los proyectos de inversión con recursos del Fondo Nacional del Café así como la aprobación del presupuesto del fondo para este año. Ojalá se continúe en esa vía.

18. Como una pequeña sugerencia adicional a las tareas de política cafetera pendientes quisiera mencionar la urgencia de redoblar esfuerzos para que el consumo interno de Colombia levante cabeza. Sigue muy postrado. No deja de ser envidiable que el Brasil es el segundo cliente del propio Brasil cuando de consumo de café se trata hacia allá debemos apuntar: no sólo por razones estratégicas sino porque un consumo domestico robusto es una de las murallas más útiles que un país puede tener para momentos de depresión en mercado internacional.

19. Conozco muy bien la preocupación de ustedes de que los costos de producción están próximos o ya han alcanzado los niveles en los que la venta del grano no es suficiente para cubrirlos. Este es un aspecto fundamental que exige permanente esfuerzos de la Federación para seguir analizando donde y cuando se puede mejorar los márgenes precarios con los que hoy se trabaja.

20. En vísperas del pasado congreso cafetero me permití escribir en los medios de comunicación un artículo que titulé “Carta al Congreso Cafetero”. Creo que no puede haber mejor escenario que este para volver a leer dicho texto:

En primer lugar, envío un cordial saludo a los participantes en el congreso cafetero de este año, es una de las épocas más cruciales de la historia cafetera de Colombia cuando se reúne la máxima autoridad de la institucionalidad cafetera.

Tienen ustedes por delante muchas cosas para definir a fin de mejorar la caficultura del futuro: pero quizás son mayores aun las que exigen de ustedes una férrea defensa en estos recios momentos en los que la institucionalidad está amenazada por infinidad de malquerientes. Comienzo por estas últimas.

Es indispensable que ustedes defiendan con voz audible y sonora que quienes participan en este congreso y quienes los eligieron para que los representaran en esta asamblea, o sea los comités departamentales y municipales, son los voceros legítimos de los cafeteros en Colombia. Los que han sido elegidos por el voto democrático de todos aquellos caficultores que cuentan con una cédula cafetera; y, en fin, por quienes concurren a las periódicas elecciones del gremio en las que se registran índices de participación democrática altísimos del 55% y 60% con relación al padrón electoral.

Nadie en Colombia: ni los parlamentarios, ni los diputados a las asambleas departamentales, ni el mismo presidente de la república, pueden alegar que hayan sido elegidos con índices de participación democrática tan altos como acontece en las elecciones cafeteras de donde ha salido el mandato que ustedes ostentan.

Esto les otorga a ustedes una legitimidad inmensa, pero también una gran responsabilidad: la de recordarle al país- y por supuesto al mismo gobierno nacional si es necesario- que ustedes son los voceros de la auténtica caficultura colombiana. Que a quienes ustedes representan en este congreso son las verdaderas “bases” que no pueden sustituirse por “bases espurias”, escogidas a dedo sin que hayan pasado por el crisol de la elección democrática.

También debe recordarse que ustedes son la contraparte del gobierno para acordar con él, y él con ustedes, la que se conoce como “concertación cafetera”, que no es otra cosa que la manera como hace casi ya un siglo se desenvuelven las relaciones gobierno y cafeteros. Donde no caben imposiciones ni tratos descomedidos. Y donde los mejores intereses del país cafetero siempre se encuentran en la practica de la “concertación” desde cuando en 1927 se fundó la Federación de cafeteros. Y no fuera de ella.

También deben estar ustedes dispuestos a defender con voz firme la “parafiscalidad cafetera” creada desde cuando se organizó el Fondo Nacional del café en 1940, y refrendada de manera rotunda en la Constitución del 91 así como en los contratos vigentes para su administración, que no pueden ser desconocidos ni por el gobierno de turno ni por los malquerientes del fondo (FNC).

Los recursos parafiscales de los que se nutre el Fondo Nacional del café son públicos: pero no del gobierno. Se manejan de común acuerdo entre cafeteros y gobierno, observando los mecanismos y contratos de la institucionalidad gremial y dentro del clima de la concertación que les corresponde. Pero no puede pretender que se manejen desde la casa de Nariño.

Ni los que se originan en las contribuciones de los cafeteros ni los que tienen su origen en el esfuerzo de otros agricultore que tienen sus propias parafiscalidades en quince fondos parafiscales agropecuarios que existen. Se trata de recursos públicos, pero no son de disposición arbitraria por el gobierno nacional. Están afectos exclusivamente al bienestar y progreso de los gremios que los hacen posible con las contribuciones obligatorias de los afiliados al gremio.

La misma institucionalidad gremial hay que defenderla a capa y espada. Por supuesto, hay muchas cosas y áreas donde se puede mejorar. Pero nunca al costo de dejarse avasallar por el gobierno de turno.

El dirigente gremial cafetero siempre se ha interesado por los mejores intereses del país. Así lo hizo múltiples veces en el pasado. Pero conservando siempre una voz recia e independiente que no se deja amilanar por los maltratos gubernamentales. Esa voz recia e independiente es la que hizo grande y respetable al gremio en el pasado; y es la misma que debe seguir manteniendo la dirigencia actual.

Vienen tiempos difíciles. Las inmensas cosechas que se vislumbran En Brasil y Vietnam harán que los precios internacionales no vayan a ser tan holgados en el futuro inmediato como lo han sido hasta ahora; el fondo de sustentación que se creó hace algún tiempo no tiene el músculo financiero todavía como sería deseable para estar en condiciones realmente de estabilizar el precio interno por encima de los costos de producción como sería deseable; la garantía de compra que es acaso el activo más valioso que ofrece la institucionalidad cafetera a los agremiados hay que defenderla a toda costa; los esfuerzos para mejorar la productividad de la industria, el consumo interno que todavía deja mucho que desear, y el seguir avanzando cada vez más en los cafés especiales y con mayor valor agregado, son tareas en marcha pero que requieren el permanente cuidado de ustedes mano a mano con el gobierno y las directivas de la federación.

Pero todos estos empeños requieren de un ingrediente ineludible: que a ustedes los respeten y que ustedes se hagan respetar como voceros legítimos de la caficultura colombiana.

 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas