Mauricio Cabrera
1 Abril 2023

Mauricio Cabrera

Proyectos para la Orinoquía

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¿Cómo desarrollar una región como la Orinoquía, con 254.000 Km2 de los cuales solo el 4 % está cultivado y el 40 % dedicado a ganadería extensiva y de baja productividad? ¿Cómo superar todos los obstáculos y falencias que han impedido que se convierta en la gran despensa agrícola de Colombia, a pesar de las declaraciones de todos los gobiernos desde hace décadas? 

Un tarea de tal magnitud requiere el esfuerzo mancomunado del sector público y el privado, pero sabiendo que a su vez cada uno de ellos incluye una multiplicidad de actores. En el caso del sector público debe coordinarse la acción de varios ministerios del nivel nacional con las entidades territoriales de la región; en cuanto a los privados, deben estar presentes tanto las grandes empresas agroindustriales como los emprendedores y los pequeños y medianos productores, pero también organizaciones de la sociedad civil junto con la academia y centros de investigación.  

La estrella polar

Un prerrequisito para que la acción conjunta de tantos actores sea eficaz, es que se defina un gran objetivo común alrededor del cual se articulen los aportes y actividades de cada uno de ellos. Como dicen los expertos en planeación, es la estrella polar que debe orientar el accionar de todos los involucrados.

Hay cierto grado de consenso en lo que se debe buscar en la Orinoquía y muchas formas de escribirlo o expresarlo. La Asociación Empresarial para el Desarrollo de la Orinoquía (Asorinoquia), una entidad privada sin ánimo de lucro cuyo objetivo es “contribuir al desarrollo equitativo, sostenible y sostenido del territorio”, en su propuesta para la Misión Orinoquía lo ha planteado así: 

“Para 2030, convertir la Orinoquía en la gran despensa alimentaria de Colombia, con producción agrícola y pecuaria sostenible que proteja el medio ambiente, integrando a las empresas agroindustriales con modelos asociativos que fortalezcan la economía campesina, generen inclusión social y mejoren la calidad de vida de la población”.

Un planteamiento de este estilo puede quedarse en una formulación bonita, grabada en pergamino y letra de estilo como dicen las condecoraciones, si no se tiene, entre otros elementos indispensables, un plan de acción con prioridades bien definidas, cronograma y metas específicas, dolientes y medición de resultados. Para ello se necesita desgranar y concretar el gran objetivo en proyectos bien definidos y estructurados, que a su vez tengan sus propios objetivos y metas.

De nuevo en la propuesta de Asorinoquia se han planteado doce proyectos concretos, algunos liderados por una entidad del sector público y otros por entidades del sector privado, aunque en todos se requiere la participación de ambos. Algunos de ellos se enumeran a continuación.

Proyectos para la Orinoquía

Los proyectos que requieren del liderazgo del sector público son aquellos cuyo objetivo es la provisión de bienes públicos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes: uno, el aseguramiento del bienestar de la población, que requiere oferta de educación pertinente y de calidad, servicios de salud para todos los habitantes y vivienda digna que incluye agua potable, energía y conectividad.

Dos, el fortalecimiento de la economía campesina e indígena, mediante proyectos productivos y esquemas asociativos que generen empleo e ingresos a las familias campesinas; tres, la seguridad ciudadana en el contexto de la paz total; cuatro, el ordenamiento del territorio que dé solución al problema de la titulación de la tierra para pequeños, medianos y grandes propietarios; cuatro la dotación de infraestructura de vías y comunicaciones, tanto en la región como para su conexión con el Pacífico.

En cuanto al sector privado también debe asumir el liderazgo de difundir y expandir proyectos que ya han desarrollado, tales como el aumento de la productividad agrícola mediante el desarrollo y difusión de paquetes tecnológicos adaptados a las condiciones de la región, la expansión de la ganadería sostenible y regenerativa que permite una utilización más eficiente de la tierra o la extensión de la cadena de proteína animal que empieza con la producción de soya y maíz y culmina en la comercialización de carnes.

Otras áreas donde se deben estructurar proyectos son los clústeres forestales que permitan el doble propósito de combatir el cambio climático y producir madera para su uso comercial o para la generación de energía con biomasa. Así mismo, la promoción del ecoturismo con zonas de conservación de flora y fauna que atraigan visitantes nacionales y extranjeros.

Denominador común de todos estos proyectos no debe ser solo el aumento de la producción agropecuaria para lograr la soberanía alimentaria nacional, sino también para generar excedentes de exportación que, por supuesto, requieren la creación de canales de comercialización eficientes, apertura de nuevos mercados externos y procesos productivos que garanticen los requisitos de trazabilidad exigidos por los mercados internacionales.

Esta simple enumeración de algunos de los proyectos necesarios para el desarrollo de la Orinoquía muestra la complejidad del reto que se enfrenta para hacerlos realidad. Si se mira el lado del sector público, por ejemplo, se requiere la participación de varios ministerios: Agricultura, Industria y Comercio, Infraestructura, Medio Ambiente, Ciencia y Tecnología, Vivienda, Educación, Salud, entre otros. 

Para lograr la coordinación institucional entre tantas entidades públicas es indispensable una gerencia de alto nivel que además sea interlocutor de las empresas y entidades privadas que deben participar en el proceso. Solo así se logrará que en esta ocasión otro plan de desarrollo de la Orinoquía o se quede en documentos que duerman en las bibliotecas. 

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