Mauricio Cabrera
13 Enero 2024

Mauricio Cabrera

¿Reforma tributaria en 2024?

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Frente a la propuesta del presidente Petro de realizar otra reforma tributaria para bajar los impuestos a las empresas, aumentando los de las personas naturales, surgen varios interrogantes tales como: ¿Se necesita una nueva reforma tributaria? ¿De qué tipo? ¿Quiénes deben pagar más impuestos para compensar la rebaja a las empresas? y, el más complejo, ¿Es posible que una reforma de este tipo sea aprobada este año en el Congreso?

Estas preguntas son más relevantes si se recuerda que desde 1990 se han hecho nada menos que 22 reformas tributarias, en promedio una cada 18 meses, y se suponía que la de 2022 era la única que iba a tramitar este gobierno.

¿Se necesita una nueva reforma tributaria? 

La respuesta a esta pregunta es claramente afirmativa, por dos razones: la primera para lograr el objetivo planeado por el presidente, que es un cambio a la estructura tributaria del país que ha sido recomendado por expertos nacionales e internacionales, pues Colombia tiene una de las tarifas de impuesto corporativo más altas de la región y de la Ocde, y una de las participaciones más bajas de las personas naturales en los ingresos fiscales. 

En la discusión de la reforma del ministro Ocampo se planteó la posibilidad de reducir progresivamente la tarifa corporativa, que había sido aumentada en 5 puntos en la última reforma del Gobierno Duque, pero al final primó la necesidad de garantizar un aumento de los ingresos fiscales para financiar los programas sociales del gobierno.

La segunda razón es que se necesita aumentar el recaudo tributario para compensar los menores ingresos generados por las sentencias judiciales (como aceptar la deducibilidad de las regalías) y el menor crecimiento económico, así como para cubrir el mayor costo del servicio de la deuda en los próximos años. 

En otras palabras, a pesar de que el ministro de Hacienda ha dicho que la reforma debe ser neutra, es decir que no buscaría aumentar los ingresos fiscales sino solo recomponer las cargas entre las empresas y las personas, la realidad es que sí se necesitan más ingresos

¿Quiénes deben pagar más impuestos? 

Si las empresas van a pagar menos, y se necesitan ingresos adicionales, ¿de dónde va a salir la plata?, o para ser más precisos, ¿quiénes van a pagar más? Ante todo hay que descartar la manida fórmula del simple aumento de tarifas a quienes ya pagan; en particular los nuevos tributos no deben recaer sobre los asalariados y trabajadores independientes de altos ingresos, que ya verán un significativo aumento en los impuestos que deben pagar este año.

El ministro ha planteado una gestión administrativa de la Dian para reducir la elusión con mayores controles a las empresas familiares que asumen los costos y gastos de sus accionistas -hasta el mercado, ha dicho-. Es una medida conveniente y necesaria, pero no se sabe todavía si daría el monto necesario de recursos nuevos. Además podría complementarse con una tarifa más alta para aquellas empresas familiares que no tengan actividades productivas.

Para lograr un verdadero cambio en la estructura tributaria del país se deben plantear propuestas diferentes y retomar algunas que ya han sido negadas en el Congreso por el cabildeo de los afectados. Para suscitar el debate se mencionan algunas:

  • Hacer progresivo el impuesto de renta a las empresas estableciendo un tope de unos $500 millones a la devolución del IVA a las compras anuales de bienes de capital de todas las empresas. Las pymes que inviertan hasta $2.500 millones anuales recibirían el 100 % del IVA, y empresas más grandes con mayores inversiones recibirían un porcentaje menor.
  • Eliminar la exención del impuesto de timbre a las escrituras de compraventa de bienes inmuebles de valor superior a 10.000 UVT, con una escala progresiva de acuerdo al valor del inmueble. Este es un tributo de fácil recaudo que es utilizado en muchos países del mundo con tarifas hasta del 10 % o más. 
  • Incluir a todas las iglesias dentro del régimen especial para las entidades sin ánimo de lucro.
  • Ampliar el impuesto al consumo de bienes de lujo (Luxury tax), que de alguna forma ya se aplica, por ejemplo, a vehículos de alta gama.
  • Establecer regalías variables para minerales como el carbón o el oro que aumenten de acuerdo a las variaciones de sus precios internacionales.

¿Pasará el Congreso una nueva reforma? 

En las circunstancias actuales la respuesta inicial a esta pregunta sería negativa. La agenda legislativa está muy congestionada con el trámite de las reformas pensional, laboral y a la salud, además de que las relaciones del Gobierno con el Congreso no pasan por su mejor momento. 

Sin embargo, todo depende de la prioridad que le asigne el Gobierno a esta necesaria modificación del régimen tributario. Si queda en la cola detrás de las otras reformas, entonces 2024 no será el año de una nueva reforma tributaria, y habrá que esperar otro momento.

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